Paloma Sánchez-Garnica, premio Planeta 2024, y Beatriz Serrano, finalista
OAXACA, Oax. 1 de febrero de 2021.- El maestro Rodolfo Morales destacó que el artista que dedicó su vida a expresar su humanidad se vuelve más inhumano que nunca cuando llega la fama, porque los endiosan, les borran su esencia humana.
Al recordarlo en su 20 aniversario luctuoso el pasado 31 de enero, sus palabras siguen aconsejando a quienes eligen el camino de las artes plásticas, de la pintura, “…y la obra, el trabajo, debe lograr conservar ese sentido, esa inocencia inicial de sus colores”.
Oriundo de Ocotlán de Morelos, nació el 8 de mayo, y es considerado uno de los artistas más importantes en la plástica mexicana y del mundo del siglo 20, y con la generosidad que lo distinguió dejó un importante legado en su pueblo natal.
Debido a la emergencia sanitaria, este año no se pudieron realizar los festejos que anualmente convocan a un gran número de personas quienes visitan admirados las obras que permanecen en Ocotlán debido a su incansable labor para impulsar todas las ramas del arte.
Aunque siempre consideró a la pintura un oficio, trabajó incansablemente para encontrar el significado de la palabra arte, “un pintor es aquel que puede hacer trazos precisos, pero un artista, ¡ah, eso es algo muy diferente! Un artista es aquel que además de pintar puede expresarse con perfección”.
En 1992 creó la Fundación Cultural Rodolfo Morales A. C. mediante la cual dedicó buena parte de sus empeños a restaurar monumentos históricos, promover el arte popular, preservar y mantener vivas las tradiciones así como apoyar a obras sociales.
Aún en tiempos de la pandemia su obra y legado continúan generando emociones entre quienes admiran y conocen su obra y quienes entran en su mundo por primera vez.
Como lo dijo en una de sus últimas entrevistas: “Uno no sabe cuándo se va a terminar el camino, por eso es importante llenarlo de color, de texturas, de una magia y una mitología propia, porque eso es lo único que nos llevamos…”