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Como prueba de su visita nos dejó cubierta de rosas, su imagen estampada sobre la tilma de ayate de Juan Diego.
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de diciembre de 2018.- Era el solsticio de invierno a finales de 1531, entre los días 9 y 12de diciembre, cuando en el cerro del Tepeyac, sitio de un antiguo santuario dedicado a Tonantzin Cihuacóatl, diosa madre de los mexicas, se apareció rodeada del sol, vestida de estrellas y color de jade, con la luna menguante a sus pies, una dulce, joven y bonita señora de facciones europeas y la tez morena.
Testigo ocular de este fenómeno sobrenatural fue el indígena macehual tepaneca de 57 años de edad, originariode Cuautitlán, de nombre Juan Diego Cuauhtlatóatzin, águila que habla.
La señora del cielo hablo en lengua mexicana y dijo ser la siempre Inmaculada María, madre del nelly teótl, del dios verdadero. Le pidió a Juan Diego hablar con el Arzobispo Juan de Zumárragapara que se le construyera en ese sitio una casa sagrada en su nombre, donde ella pudiera escuchar y dar consuelo a todos sus hijos de estas tierras mexicanas.
Como prueba de su visita nos dejó cubierta de rosas, su imagen estampada sobre la tilma de ayate de Juan Diego.
Este breve relato del acontecimiento guadalupano, nos es dado a conocer en lengua mexicana finamente escrita, en el documento que se conoce como: Nican Mopohua cuyo significado corresponde con las primeras palabras de su primer versículo: aquí se cuenta. Nos dice el historiador Miguel León Portilla, que inicialmente fue escrito por el noble y letrado indígena nahua Antonio Valeriano en 1580, quien fuera alumno y profesor del colegioSanta Cruz de Tlatelolco. Posteriormente se publico en el año de 1649 como el libro: Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli SantaMaría Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácaco El Gran Suceso: Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl, cerro de Mexico, allí donde llaman Tepeyacac.
La Virgen de Guadalupe llego aMéxico para quedarse y los mexicanos la acogieron de tal manera que a través dela historia y un ferviente culto, la fuerte personalidad que distingue al mexicano la convierte en su abanderada libertaria, su reina, su virgen mexicana y finalmente su imagen colectiva por excelencia. Es una relación de madre e hijo, una historia de amor que nace en el cerro del Tepeyac y surge del diálogo amoroso que se establece entre la Virgen y el mexicano autóctono en la primera mitad del siglo 16.
Con la caída de la imperial ciudad de Tenochtítlan el 13 de agosto de 1521, el pueblo del sol, elegido deHuitzilopochtli, sus dioses y su cultura cuidadosamente construida durante siglos, quedan sepultados bajo las ruinas de sus templos arrasados. Uno de tantos templos destruidos por la tropa del Capitán Gonzalo de Sandoval, fue precisamente el dedicado a Tonantzin, diosa Madre de los mexicas, en elTepeyac. Ante el panorama de su imperio en ruinas, Cuauhtémoc, último emperador mexica quien debió sentirse desolado, no tiene otra alternativa que rendirse y comunicar la derrota a su pueblo: Llorad, amigos mios, tened entendido que con estos hechos, hemos perdido la nación mexicana.
El trauma y desesperanza general, se expresa en la parte final del poema publicado alrededor de1528, el desgarrador icnocuícatl o canto triste anónimo, obra de los cuicapique o poetasnahuas postcortesianos, que a continuación nos da una idea de la visión de los vencidos:
“En los caminos yacen dardos rotos, los cabellos están esparcidos. Destechadas están las casas.
Gusanos pululan por calles y plazas, yen las paredes están salpicados los sesos. Rojas están las aguas, están como teñidas.
Y cuando las bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, y era nuestra heredad un red de agujeros. Con los escudos fue su resguardo, pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad.
Hemos comido palos de colorín, hemos masticadograma salitrosa, piedras de adobe, lagartijas, ratones, tierra en polvo, gusanos.
Comimos la carne que apenas sobre el fuego estaba puesta. Cuando estaba cocida la carne, De allí mismo la arrebataba.
En el fuego mismo la comían. Se nos puso precio.Precio del joven, del sacerdote, del niño y de la doncella.
Basta: de un pobre era el precio sólo dos puñados de maíz,Sólo diez tortas de mosco; Sólo era nuestro precio veinte tortas de grama salitrosa.
Oro, jades, mantas ricas, plumajes de quetzal, Todo lo que es precioso, En nada fue estimado.”
Cuando las lanzas y las flechas se rindieron y el fuego de la guerra de conquista se había transformado encenizas, los vencidos y vencedores vivían el desarticulado comienzo de una nueva sociedad, un nuevo orden.
Todo cambiaria, la religión, la moral y la raza. Este es el panorama que se vivía a diez anos de la conquista.Allí en la Villa del Tepeyac, al norte de la Ciudad de México-Tenochtítlan reciéntomada por el capitán Hernán Cortés, sus soldados y aliados indígenas, inicia una relación íntima y dulce entre la Virgen de Guadalupe y el mexicano, relación que se da en el contexto del profundo dolor que en esos momentos sufren los mexicanos despojados de sus tierras y sus creencias.
Si el encuentro con Guadalupe se dio principalmente por las noticias de su aparición y primeros milagros, basto con los que si la vieron, aquéllos indígenas que en ella encontraron una madre y entablaron un primer encuentro. Quienes aún no la habían visto, tan solo por la descripción en voz viva de sus hermanos, pudieron visualizar la forma de golpe, y comprender el contenido o mensaje divino del cual es portadora la Virgen María de Guadalupe.
Al fin creador de una enorme producción escultórica en Mesoamérica, el mexicano es visualmente sensible, sabio, y enterado, sabe considerar forma y contenido con igual importancia y por ende, su visión es integradora.
En mi visión tilmista por así llamarla, se reconoce que no hay un solo aspecto dentro del discurso guadalupano que no se inicie y regrese a la imagen de la tilma, la queconsidero como Sol del universo guadalupano y la que, en términos del filosofo italiano Humberto Ecco, veo como obra abierta, abierta al encuentro y al dialogo creativo.
Los mexicanos, cuyos dioses se representaban con el sol, la luna, la lluvia y el viento, dejan de ser hijos de Tonantzin-Cihuacoátl para convertirse en hijos de Guadalupe-Tonantzin.
La Virgen vino a reclamar y dar abrigo a sus hijos y éstos la hacen suya, en Ella se reconocen.
El indígena, huérfano de sus dioses, ve a su madre Tonantzin, la continuidad de su prole. El criollo, que ni es indio ni español legítim, ve en Ella la legitimidad para saber quién es, ve su sueño de nación. El mestizo, despreciado por el indígena y por el español, encuentra que al igual que él, Guadalupe está hecha de sustancias europeas y amerindias. Su imagen esta al lado del Tloque Nahuaque, el cerca y el junto, representa el ámbito donde coexisten las fuerzas distintas del pensamiento occidental y las del México profundo de cosmogonías milenarias. En Ella estamos todos, los sabios y humildes, ricos y pobres, poderosos y desposeídos, hasta aquellos que se dicen ateos, en seguida se declaran guadalupanos. En su singular libro El guadalupanismo mexicano, Francisco de la Maza, visionario de la historiografía colonialista, acierta al decirnos que el guadalupanismo empieza con una dulce e inocente historia que con el tiempo y en dado momento alcanza proporciones inesperadas hasta convertirse en estandarte de nación. El lugar es el altiplano de la patria y el momento es el grito de Independencia devengado por el cura Don.Miguel Hidalgo y Costilla.
Por designio divino, México es escogido para ser custodio de la imagen de la Virgen María en Guadalupe, que salvo en el caso del pueblo de Abraham, también escogido de Dios, no se concentro antecedente Non fecit talliter omni nationi.
Guadalupe es central en la cultura de México, central en la evangelización que transforma profundamente a los mexicanos, su historia se entreteje estrechamente con la historia de México.Como bandera de la Independencia, se convierte en símbolo de libertad, Zapatala enarbola como estandarte a su entrada en la ciudad de México y elneo-zapatismo de la segunda mitad del siglo 20, también identifica su lucha con la imagen guadalupana y para ¡ los mexicanos del otro México, representa su identidad, la raza. Al finalizar el segundo milenio, Roma designa al santuario del Tepeyac como centro de la nueva evangelización para América con la exhortación apostólica Ecclessia in América, en enero de 1999. El Papa JuanPablo II pone el futuro de la Iglesia en América en las manos de nuestra Virgenmorena, bajo su dulce mirada y la de millones de mexicanos.
La respuesta del pueblo no se hizo esperar, el Pueblo fiel, que sabe gritar, pues hasta en sus momentos tristes ha sabido tener voz propia, sencillamente adoptó a Juan Pablo II como unos de nosotros, proclamándolo Papa Mexicano.
Guadalupe se multiplica como ninguna otra imagen, y a través de millones de copias litográficas encuentra su morada en los hogares de los mexicanos, dentro y fuera de territorio nacional.Como estampa, es testigo en nuestras fiestas y ceremonias. En su papel de mediadores poderoso cohesionante que aglutina a todos los mexicanos en términos de una sociedad pluricultural, un pueblo ante el mundo. En las tumultuosas peregrinaciones que llega al santuario del Tepeyac, en especial las del 12 de diciembre, se puede observar la manifestación más fiel de la religiosidad mexicana. A partir del siglo 16, de una generación a otra, ha sido reproducida con insistencia por las manos creativas de los mexicanos. En el acto mismo de representación artística, los artistas y artesanos realizan un ejercicio espiritual, cumplen con un sentimiento de continuidad, un sentido de memoria colectiva, un encuentro con el ser mexicano.
Para el comienzo del milenio, la devoción a la Virgen de Guadalupe rebasa fronteras y se extiende a muchas partes del mundo.
El historiador Jaime Cuadriello califica al santuario de la Villa del Tepeyac, que recibe a diario aproximadamente a 1200 visitantes, como el sitio desde donde se puede tomar, en su estatura moral, el pulso del pueblo mexicano, Es en la Tilma del Tepeyac, estampada con la sola imagen de la Virgen rodeada de rayos solares en un rompimiento de nubes, donde los mexicanos depositan sus oraciones y su esperanza, sus tristezas y alegrías.
Su imagen es sagrada, es real, contiene la inmensa fe inquebrantable y el amor de nuestro pueblo, además de ser de tanexquisita belleza y dulce consuelo ante las innumerables dolencias que continuamente acosan a sus hijos predilectos.
Se manifiesta en cada encuentro con ella, en cada milagro que concede, en cada lagrima que le derramamos, en cada alegría y cada plegaria que le depositamos, en cada serenata que le llevamos, en los concheros que le bailan y en cada obra de arte que le creamos.Vive en el corazón y en el pensamiento de cada mexicano y con el, emigra a otras tierras, su historia es la historia de México, es una historia de amor que viven la Virgen de Guadalupe y los mexicanos.
“No recuerdo el momento preciso cuando entablé mi propio diálogo con Guadalupe. Sería de muy niña cuando me consagraron a ella, o seria en una de las rituales visitas a la Villa. Seria las veladoras de mi madrina Lupita las que alumbraron mi camino a Guadalupe cuando aún no había visto la luz. O, será que desde siempre sostuve un diálogo con la Virgen del Tepeyac.” Lo cierto es que es mi adoración y en mi morada, su imagen colectiva siempre tiene su lugar. La pinto como la siento, mi madre divina y de noble linaje, sensual en sus misterios de diosa y de mujer, en el cerca y el junto, en su morada de rojo tezontle, en la de rojo Mitla, compartiendo espacios con las abuelas viejas y sabias, con la diosa Cihuacóatl, la Tonantzin, la Coatlicue de la falda de serpientes y el corazón en las manos, junto al amarillo birushi’ y el ocre cempasúchil, junto a la milpa y el jade azulado de los grandes agaves de mi tierra.”
En este tu día, te deseamos felicidades, nantzin y patrona Santa María de Guadalupe!!!