Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de marzo de 2019.- Por lo visto en el deslucido festejo de los 90 años de vida del PRI, al otrora partidote le hacen falta muchas cosas para volver a los primeros planos electorales, pero lo mero principal que le hace falta, es abrirse a la gente.
Es que, la verdad, al PRI mucha gente le tiene fe y no hablamos solamente de los 9 millones de hombres y mujeres que votaron por José Antonio Meade el 1 de julio pasado.
Mucha gente quisiera estar cerca de los dirigentes, de los gobernantes, de los diputados, de los senadores y hasta de los presidentes municipales que todavía tienen la divisa tricolor en el pecho.
Pero no hay forma, esos personajes siente que andan en las nubes, no se han dado cuenta de que apenas lo dejaron subirse a un ladrillo, y que de ninguna manera están hechos a mano.
Ayer, para no ir muy lejos, topamos con un grupo de priísta a la entrada del enrejado que bordea el edificio sede del Revolucionario Institucional, gritaban consignas contra los celosos guardianes que no los dejaron entrar porque no llevaban invitación.
“Son ordenes de nosequien, que únicamente entrarían a los festejos con invitación en mano”, repetían los porteros.
Pensamos que el auditorio Plutarco Elías Calles estaría lleno, que no habría lugar para albergar a los que no llevaran la invitación, es decir, como el viejo tiempo en donde hasta cachetadas había para conseguir un lugar en las graderías.
Sin embargo, cuando llegamos al lugar, encontramos con que estaba semi vacío, con muchos huecos y hasta silenciosos, pues los matraqueros de siempre, no llegaron y las porras tampoco.
Sería buen o que alguien propusiera a los que van a disputar la presidencia del PRI, que lo primero que tienen que hacer es mandar a quitar las rejas, abrir las puertas, dejar que la gente los vea, al fin que ya no tienen nada que ocultar ¿O sí?
EL PULSO.- Por cierto, los dirigentes priístas actuales y los que vienen, deberían de darse cuenta que por el camino que van, no van a conseguir más que desparecer al otrora partido invencible, pues está bien que estén en crisis económica, pero por lo menos deberían darles facilidades a los representantes de los medios de conminación masiva, para que hagan su trabajo de difundir las actividades que ahí se desarrollan. Es que no les ha caído el veinte de que ya nadie los pela.
En la Cámara de Diputados siguen corriendo gente de confianza. Hasta ahora ya cambiaron a todos los que mandos desde secretarios, hasta jefes de oficina, y ya se anuncia que ahora van por otros 400 cargos de menor monta y monto, porque los “morenos” que están en la imaginaría para agarrar su plaza, aún son muchos.
Por cierto, la que se fue feliz, con su cargamento, fue la ex directora general de Recursos Humanos, Abril Aguayo Buentello. Quien el 28 de febrero dejo el cargo. Es que la ingeniera titulada nada más cobro cuatro liquidaciones en la Cámara de Diputados y una más en la Sedatu, gracias a la estrecha relación con el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, quien la tuvo como asesora cuando fue vice coordinador de la bancada del PRI y luego como presidente de la Mesa Directiva, en la anterior legislatura.
La coloco cobrando sin hacer nada en un área administrativa y finalmente la puso como directora de Recursos Humanos. Claro, antes se la llevo como directora en la Sedatu. Y todo por una estrecha amistad, aunque el sospechosísimo que hay algo de más fondo o como dijera el clásico, hay gato encerrado.