
Noticia a burócratas: ni un centavo más para el ISSSTE
Se asienta en algunos textos que el primer acarreo registrado en México se dio cuando los franceses entraron a la ciudad después de la pírrica victoria de las fuerzas armadas de México en Puebla en que el encargado francés del asunto notificó a su gobierno que tuvo que pagar tres centavos y un litro de pulque a los cientos de campesinos pobres que se vieron obligados a vitorear al ejército invasor lejos de cualquier convencimiento o apoyo salvo la miseria, la pobreza y la necesidad que sufrían y hoy siguen sufriendo en este México que lejos de las cuentas alegres y de los “otros datos” aumenta cada vez más la pobreza que eufemísticamente ahora clasifican en pobreza extrema y pobreza a secas. Esta práctica que lejos de erradicarse sin importar el partido o fuerza política que los promueve o ser rechazada por quienes reciben las dádivas y favores sobre todo insisto por su condición de pobreza, se ha agudizado sobre todo en los tiempos en que ha administrado el bien común el viejo partido único que durante más de ochenta años estuvo en el poder, el partido que se promovió y se sigue promoviendo como la alternativa y que en dos sexenios no logró y ahora el partido unipersonal que cada día se apropia de los otros poderes y de una buena parte del control de la vida nacional.
Como herencia entre otros aspectos de las prácticas instituidas durante los regímenes priistas así como los extenuantes y multitudinarias concentraciones en la Habana de una buena parte del siglo pasado, ahora se han vuelto una especie de validación de la imagen del líder, de la “aprobación” a mano alzada de asuntos delicados y prioritarios en la plaza pública y sobre todo para el afianzamiento de la nacionalismo revolucionario en que el sentimiento “masiosare” es promovido y adoptado como patente de corzo para enemigos imaginarios, creados a propósito y sobre todo para alimentar el populismo en la masa ante las amenazas, decisiones y medidas impositivas que eufemísticamente tirios y troyanos llaman unilaterales del “bad hombre” naranja, sin que surta mayor efecto que bordar una imagen de buen mandato sobre todo para la tribuna y consumos internos. Para llenar la plaza y mostrar el “apoyo popular” se movilizan a miles de personas con las viejas y nuevas prácticas, ahora son de quinientos a mil pesos por persona, una torta y el infaltable frutsi, asignaciones de lotes y terrenos generalmente invadidos o tomados a la fuerza y amenazas de quitárselos si no acuden a los eventostrasladándolos en camiones no pocas veces pagados con recursos públicos de la mejor manera disfrazados en los encargos que líderes, actores políticos, diputados y senadores del partido en el poder realizan sin chistar y sobre todo para ganarse la simpatía de quienes toman las decisiones para sus aspiraciones y ambiciones futuras.
Desde la más alta investidura hasta los gobiernos locales en un discurso y argumentos bastante sobados previo el monto en cólera, achacan a los enemigos del régimen actual, a los “neo liberales”, a la reacción y a la prensa amarillista los señalamientos arguyendo que eso ya se acabó y que las personas que acuden a las concentraciones lo hacen por voluntad propia y para apoyar el actuar de los actuales gobernantes sin mayor argumento que su palabra y como si desconocieran las prácticas y personajes que se encargan de ellas. No puede negarse tampoco que algunos de los que asisten lo hagan por decisión personal ya sea “para conocer y distraerse gratis un rato” o por coincidir con los gobiernos en turno independientemente de sus razones o argumentos, aunque los registros sobre todo periodísticos y políticos sustente que la mayoría lo hacen en el acarreo y obligados.
Como por desgracia en no pocas ocasiones sucede, en la última concentración realizada para “festejar” que el energúmeno presidente del imperio vecino no dio ¡un mes más de gracia para no imponer algunos aranceles! porque otros más ya están vigentes a pesar del silencio y ocultamiento de información del gobierno en turno, una buena cantidad de gentes fueron llevadas en este modelo a la Ciudad de México y al regreso uno de los vehículos alquilados a través de una organización regional del Istmo Oaxaqueño, sufrió un accidente en el cual hasta el momento de escribir esta colaboración, ha dejado 19 fallecidos entre mujeres, hombres y niños y más de una veintena de heridos de los cuales según la información oficial última al menos ocho permanecen hospitalizados y dos de ellos requieren traslado a hospitales especializados por la gravedad de sus lesiones. No se puede ocultar o minimizar y menos normalizar como otras atrocidades cometidas por el crimen organizado este hecho terrible y lamentable, es necesario y urgente tomar medidas judiciales para responsabilizar a quienes son los autores materiales e intelectuales de ello y legislar para acotar y reglamentar este tipo de eventos.
Gerardo Garfias Ruiz