
Nuun Espacio de Arte presenta Baby Boomers de Última Generación
OAXACA, Oax. 22 de abril de 2025.- En 2013, como parte del proyecto Oaxaca en México, la Gaceta editada entonces por la Representación del Gobierno del Estado de Oaxaca en la Ciudad de México, entrevisté a Aurora Clavel, oriunda de Pinotepa Nacional, y una mujer que, desde abajo, construyó su propia historia en el cine y la televisión mexicanos, en los que se convirtió en Primera actriz después de décadas de trabajo y constancia.
Como un homenaje póstumo, después de su lamentable deceso el pasado 19 de mayo, y para recordarla con su característica alegría, compartimos la entrevista a través de Quadratín:
Bruno Torres: ¿A qué vino a la capital del país Aurora Clavel?
Aurora Clavel: Me trajo una hermana para salvarme, porque yo tenía 16 años, era jovencita y resulta que allá mi papá y mi madre se separaron. A él se le alborotó “el monocoyo” como decía Pedro Armendáriz. Yo chamaca, ni novio llegué a tener en Pinotepa; antes era diferente. Había un señor que se llamaba Tincajero.
En la casita que rentaba mi mamá, había tres señoras sentadas, una negra negra y le decían doña Blanca Nieves, fíjate (risas). –Venimos de parte de don Tincajero a pedir la mano de Lolita. Yo no entendía que era pedir la mano de Lolita, era ingenua. Entonces mi mamá se molestó y le dijo un poco brusca. —Dígale a este señor que yo terminé mi relación con Julio Clavel, pero no necesito darle mis hijas a ningún rico. Yo salgo adelante con mis hijitos sola. Luego mi mamá me agarró y me dijo: —¡Lola, ven para acá! ¿Qué te ha dicho —nada de qué te ha hecho eh (risas)— ese viejo desgraciado? Y yo: —Nada mamacita, nada. Ni los buenos días me daba ese señor, pero su ojito clínico ya me veía. Y mi mamá llamó a un hermano: —Tráeme unos bejucos… Y que me da una paliza.
BT: Y se vio obligada a salir de su casa…
AC: Yo tenía en México un hermano de nombre Salomón que se vino de conscripto y una hermana Luci que fue torera. Venimos de Pinotepa Nacional a través de Puebla y yo llorando toda la noche en el camión. Yo quería mi pueblo, quería estar en mi tierra, pero me trajeron aquí. Allá quería que me invitaran a los cuadros de la escuela, pero como era hija de matrimonio separado en condiciones económicas adversas no me invitaban y yo sufría. Y me decía: pero algún día lo voy a lograr. Ya traía el gusanito. Me cuenta mi mamá que llegó una feria a Pinotepa y de chamaca, para ir a ganar tres pesos, fueron a pedirme. Era un salón donde había una viborita que bailaba y ahí estaba yo de locutora: — ¡Pasen, pasen, a ver la viborita que baila! Y ya desde entonces me gustaba el aplauso.
BT: Y la gran ciudad fue el despegue de ese sueño…
AC: Sí, sí. Llegué aquí, mi hermano Salomón tenía un taller mecánico en Avenida Mazaryk, en Polanco. Ahí llegaba un ejecutivo de Televisa y oía que decía: ¡Oye, coño, que Televisa, que la novela y no sé qué!… era español. Y lo abordé a escondidas de mi hermano. Yo quiero ser actriz le confesé, recomiéndeme pero que no lo sepa mi hermano. Y me dijo:—Yo tengo un amigo, el Armengol, que es director de teatro, yo te voy a dar una carta. Ve a verlo que está ensayando una obra de teatro en la Zona Rosa. Entonces fui y vi que decía Aurora Bautista en la marquesina. ¡Qué bonito!, pensé. Y si llegara el día que dijera Aurora Clavel… y me gustó, y entonces iba a ver los ensayos. Simón Armengol me decía que la mejor escuela son los ensayos. Este señor hablaba maravillosamente, de teatro, de grandes figuras, de escritores como García Lorca y Benavente. Era un hombre sabio. Moraleja: sin que él se diera cuenta, yo costeña, empecé a enamorarme de este señor.
BT: Y a partir de ahí hizo una gran carrera…
AC: De repente, me llevaba a Polanco. Y una vez en el parque de los venaditos, estábamos sentados, agarrados de la mano y que pasa una hermana que va de chismosa con mi hermano. Y éste me dio una tranquiza salvaje. Entonces, me mandó a estudiar taquimecanografía en la calle Venezuela. Pero yo no iba porque me enteré de una escuela que se llamaba Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, ahí iba a tomar mis clases de actuación. Ellos creían que iba a lo otro. Por entonces me convencí de que no me quedaba otro camino que hacerle como hacen las muchachas de mi tierra: me voy a huir, pensé.
BT: Entonces se fue siguiendo la vocación y también el amor.
AC: Una tarde agarré la camita de latón que tenía y me la llevé en una camionetita de redilas. Le caí al señor Armengol en la calle Bucareli 11, donde trabajaba en la Agencia Francesa de Prensa. Le dije, fíjese Simón que yo me voy con usted. Allá están mis cosas abajo. Ahí le caí, pues, o sea que yo me lo rapté (risas).
BT: Muy voluntariosa como es la mujer de la Costa…
AC: Sí, ¡al fin costeña! Le dije, yo no regreso a mi casa porque me van a matar. Me fue a depositar con una productora en la calle Luis Moya 19. Desde ahí yo ya quería que ese hombre me hiciera mujer. Mis hermanas me andaban buscando, que porque era menor de edad. Pero él se hizo responsable de mí y me educó; me enseñó qué era el arte. Él mepresentó con grandes personalidades, como Roberto Gavaldón y Gabriel Figueroa, uno de los grandes fotógrafos, que hacía las películas con Emilio “El Indio” Fernández, Dolores del Río y María Félix. Él le pidió a Gabriel Figueroa — en ese momento estaban haciendo la Rosa Blanca de Bruno Traven— que mirara mi tipo, que es muy bonito, y me fotografiara. Él me educó.
BT: Viendo la vida en retrospectiva, ¿cuáles considera que han sido los papeles más emblemáticos que ha interpretado?
AC: Antes que filmara “La rosa blanca” yo ya vivía con mi marido, no estaba casada pero yo era feliz, y un muchacho austriaco andaba buscando una actriz para un cortometraje. Me contrató para una película que considero la mejor que he hecho: “La Huasteca”, con José Carlos Ruiz, un actorazo. Después, viene mi película importante con Luis Alcoriza, un alumno de Luis Buñuel. En una cena, yo sentía que el director me veía el perfil, y de repente le dice a mi marido: Fíjate Armengol, que yo tengo la película de tu mujer,“Tarahumara”, que la estaba escribiendo. Me dan mi primer estelar. Luego, ¡el gran descubrimiento!, que Aurora Clavel puede ser la nueva Dolores del Río, porque“Tarahumara” viene a cubrir un espacio vacío de 20 años en que el cine mexicano no hacía películas de calidad que nos representaran dignamente en el extranjero. Estuvimos filmando casi ocho meses una película que fue una joya de la cinematografía mexicana. Los protagonistas éramos Ignacio López Tarso, Jaime Fernández y yo. Esa película la pasaron aquí en el cine Roma y fue invitada al Festival Internacional de Cine en Cannes,Francia, donde México no se presentaba hacía años porque no había películas de calidad.
BT: ¿Cuáles considera que fueron las claves del éxito para usted?
AC: Fui disciplinada y soy muy disciplinada. Cuando llego al departamento de mi hermana, que era teniente escribiente de primera, ella iba a entrenar a la Fuerza Aérea Mexicana. Entonces, a las cinco de la mañana tenía que estar en el campo militar porque ahí entrenaban las muchachas de la FAM y yo recogía la pelota que se les iba. Luego me metió al equipo de basquetbol; me llevaban porque yo era la que hacía los tantos. Era una disciplina increíble. No aguanté la subordinación, pero también fui soldadito. Y la disciplina me sirvió para el arte. Lo gracioso es que después llegaba al foro saludando con la mano en la frente: —¡Señor director, buenos días! Me sirvió mucho para adquirir esa disciplina necesaria para salir adelante en el hermoso sendero del arte.
BT: Doña Aurora, ¿qué significa para usted Oaxaca?
AC: Yo amo a Oaxaca, a pesar de que yo no conocía Oaxaca cuando salí de Pinotepa Nacional. Ahora mis tiempos libres los dedico a la labor social y tengo el proyecto de fundar en mi pueblo una escuela de arte dramático porque es lo que a mí me gusta. Yo siento en el alma la cultura nuestra.