Una manera de autocuidado es nombrar lo que sentimos: Iveth Luna Flores
OAXACA, Oax. 17 de abril de 2021.- La huella que dejó Sor Juana Inés de la Cruz no solo en la literatura sino en otros ámbitos, marcó para siempre la historia de México.
Este 17 de abril se conmemora el 326 aniversario luctuoso de la mujer que con inteligencia y capacidad intelectual causó asombro en la entonces Nueva España.
A manera de homenaje, el 12 de noviembre de 1980 se instauró por decreto presidencial el Día Nacional del Libro en homenaje a la fecha de nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz, férrea defensora del derecho a la educación y la lectura.
Juana Inés de Asbaje Ramírez nació en 1648 en San Miguel Nepantla, hoy Estado de México, fue una niña precoz de una inteligencia extraordinaria que a los tres años de edad aprendió a leer.
Su madre la envió a la ciudad de México para que continuara su aprendizaje de forma particular pues en esa época las mujeres estaban relegadas a las labores del hogar o la vida religiosa en un convento; a los 8 años escribe y declama su primer poema, Loa del Santísimo Sacramento.
Su don poético fue tan notorio que incluso ingresó a la corte de los recién llegado virreyes en 1680, donde a pesar de tener una cómoda situación no se le permite desarrollar su capacidad creativa ya que todo lo tiene que escribir por encargo.
Ahí se registró uno de los primeros escándalos por parte de quienes ven con malos ojos que una mujer sea la poeta oficial de la corte pero sobre todo ante el éxito de su poema Neptuno Alegórico, que da la bienvenida a los Virreyes.
Sor Juana respondió con una carta en la que defendió la igualdad de inteligencia entre hombres y mujeres y su derecho a desarrollarse como poeta: “Dios me inclinó a eso, y no me pareció que era contra su ley, ni contra la obligación de mi estado. Yo tengo este genio. Nací con él y con él he de morir”.
Por este escrito, hay especialistas que la ubican como la pionera de la liberación femenina en el mundo de habla hispana.
Debido a la difícil situación para una mujer desinteresada en el matrimonio y con un interés enorme por el conocimiento, la convencen de incorporarse en la vida religiosa.
Fue en el convento de San Jerónimo donde toma el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz y entabla una relación intelectual con Carlos de Sigüenza y Góngora.
En medio de toda esta presión que vive por la estricta vida religiosa crea su obra maestra, el poema ‘Primero sueño’.
Después de una severa depresión por todas las adversidades que enfrenta para poder escribir sin que sea por encargo, deja la literatura en 1963; dos años después al estar cuidando a enfermos de tifoidea durante una epidemia contrae la peste y fallece, dejando un enorme vacío en las letras no solo de nuestro país, sino de todo el mundo.
A continuación un fragmento de su poema Primero sueño:
En la quietud contenta
de imperio silencioso,
sumisas sólo voces consentía
de las oscuras aves,
tan oscuras, tan graves,
que aun el silencio no se interrumpía…