Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de agosto de 2018.- La polémica generada esta semana por la postura que tomará finalmente el nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), deja entrever lo complejo que le resultará fijar un claro planteamiento acerca de las gasolinas. Aquí es donde salta la duda frente la próxima entrada de los legisladores ¿Sufrirá el sector gasolinero?
Conversando con Guadalupe Covarrubias, senadora electa por Morena, ella detallaba con evidente emoción del cómo su padre vivió el proceso de nacionalización de la industria petrolera nacional -cuando él trabajaba en una internacional- en los tiempos de Lázaro Cárdenas; por su edad, la nueva legisladora no vivió esos momentos con claridad que dan las cosas, es decir, es evidente que la profesora jubilada relata muy vívidamente una tradición oral familiar. Todavía sentencia al final de su comentario ‘No vamos a permitir que se vuelvan a apoderar del país y de nuestro petróleo’.
En mi consideración es muy válida la postura de la senadora electa por Morena, que se alinea con la mayoría de los nuevos representantes elegidos por ese partido en la pasada contienda. Caso contrario, pero también igual de válido su planteamiento, platicando con Salvador Rosas Quintanilla, diputado federal electo por el Partido Acción Nacional (PAN), fue muy claro que todo el tema referido al sector energético y en particular con respecto al gasolinero, será en pleno consenso con su líder moral estatal Francisco Javier Cabeza de Vaca, a quién se le identifica como un político que conoce de primera mano las ventajas que ofrece la apertura del mercado que brinda la reforma, además que continua impulsando todos los rubros de energía.
En el humor social del mexicano está arraigado al gasolinero como un empresario malo, por vender gasolinas caras, litros que no son de litros, además de tener en malas condiciones hasta los baños públicos en las estaciones de servicio. Este estigma que sufre el sector es porque poco sabe el consumidor que en el tiempo del paternalismo gracias a los subsidios del gobierno federal, justo cuando en realidad se vivían los gasolinazos (antes de 2016), las ganancias al inversionista privado eran muy pequeñísimas; estaba limitado y ahora que hay apertura del mercado para la libre competencia, tiene que hacer otra fuerte inversión para atraer marcas que ofrecen más oportunidades al consumidor, lo que se traduce que todavía no tiene recuperación lo que están inyectando.
Empieza a desaparecer el despachador de gasolinas tradicional sin darse cuenta el consumidor final, ahora está más capacitado e incluso hasta en algunas de las nuevas marcas ya no solo se limitan al ofertar hidrocarburos y aditivos para el vehículo, pues hay desde servicios de café exprés al coche, hasta venta de llantas a precios promocionales. Esto significó un esfuerzo al empresario, ahora como sí fuera poco tendrán que invertir recursos para alinear el cabildeo con los nuevos legisladores para que no sufra un revés el avance que se tiene actualmente con la apertura comercial. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
—
David Dorantes
Periodista especializado en el sector energético y consultor en comunicación política. Premio Nacional de Periodismo como Mejor Corresponsal del Año (2011), Premio Trayectoria en Comunicación (2016) por el Senado de la República de México, Becario del Departamento de Estado (International Exchange Alumni) en Estados Unidos y cobertura en Washington de las elecciones de Barack Obama (2012).
www.daviddorantes.mx
https://www.facebook.com/DavidDorantes.mx/
https://www.linkedin.com/in/ddorantes/