Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
ESPRESSO COMPOL
Cuando las y los niños se peleaban en la escuela y terminaban enojados aplicaban la “ley del hielo”, es decir no hablarle a esa persona con la que se enojó e ignorarla por completo.
Eso era en los tiempos previos al Internet y a las redes sociales, los cuales consumen prácticamente toda interacción social en niños, niñas, adolescentes y adultos de cualquier generación.
Todas y todos queremos ser vistos, por eso somos usuarios de las redes sociales; queremos notoriedad y reconocimiento, además de popularidad. Muchos quieren estas tres cosas para monetizar y vivir una vida de lujos; otras personas las quieren para ganarse la confianza y el voto del electorado; otros para posicionar o visibilizar causas, informar o hay quienes buscan ganar influencia para ser imitados y tema de conversación simplemente.
Las redes sociales son el lugar para compartir de todo: desde lo más superficial hasta lo más profundo. Es un mar infinito de posibilidades.
Los contenidos que la mayoría compartimos son de índole personal. Hay contactos nuestros en las redes sociales que han ganado notoriedad y popularidad con sus reseñas de restaurantes, bares y cafeterías que publican en Facebook, Instagram o Titktok.
Muchas de esas personas que hoy son “influencers” comenzaron haciéndolo de manera orgánica como millones de personas lo hacen diaramiente.
En las redes podemos encontrar la jornada diaria de miles de millones de personas; por sus perfiles podemos conocerlas de pies a cabeza, sin necesidad de tener contacto físico alguno; se puede decir que la interacción por redes sustituye la interacción social (la pandemia nos dio un contundente ejemplo).
Las amistades y todo tipo de relaciones personales hoy crecen más por las redes sociales que por la interacción personal. Prueba de ello es que, actualmente, la temida “ley del hielo” se ha transformado en el horroroso “te voy a bloquear”.
Ambas son una forma de violencia para cualquier persona.
Según psicólogos, “la ley del hielo constituye, efectivamente, una forma de violencia psicológica. Se trata de un método punitivo y manipulador empleado con la intención de castigar o controlar a otra persona, evidenciando una clara falta de respeto por sus sentimientos y necesidades”.
Este “castigo” que una persona le hace a otra por lo que (se supone) alguien hecho mal, tienen como objetivo esperar a que se pidan disculpas y evidencia de que su “error” ha sido enmendado.
Más allá de las relaciones de pareja, lo vemos en niñas, niños, adolescentes, amistades, familiares, entre otros y es cada vez más común: “si haces esto o aquello, te voy a bloquear”, las amenazantes palabras que nadie quiere escuchar o leer en sus conversaciones de WhatsApp.
Repruebo este tipo de conductas, pero creo que podemos encontrar una oportunidad en ese “te voy a bloquear”. Si bien, las redes son extraordinarias herramientas, también nos están consumiendo tiempo valioso para estar con los abuelos, madre, padre, hermanos, amigos, pareja.
Si alguien te bloquea de sus redes sociales, es una buena oportunidad para reencontrar con la otra persona “a la antigua”, es decir a través del contacto personal o devolviéndole al teléfono la más inteligente de sus funciones: hablar para tener una conversación.
Estoy convencido de que si le quitamos valor personal a las redes sociales y se lo devolvemos a la clásica reunión, tomar café, platicar por teléfono, entonces el “te voy a bloquear” tendrá cada vez menos valor.
ESPRESSO COMPOL
Las redes sociales no deben de ser utilizadas como herramientas para ejercer violencia contra ninguna persona.
Seamos responsables y pongámosle el ejemplo a las y los políticos que nos llenan las pantallas de violencia electoral.