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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de abril de 2021.- En Día de la Madre Tierra y cuando se desarrollaba la cumbre sobre el cambio climático, nos enteramos, aunque se avizoraba desde hace tiempo, que el glaciar que cubría de nieve al volcán Iztaccíhuatl, La mujer blanca, desapareció por efecto de ese cambio. Ahora podrá ser llamada La mujer morena ¿Habrá despertado la mujer dormida que emanaba poesía para los amantes de los volcanes? nos preguntamos muchos ¿Será el calor de la hermosa que dormía la que fundió las nieves que cubrieron su cuerpo por siglos? Pero la triste realidad era otra. El desenfrenado uso de la naturaleza, las motorizaciones, las empresas contaminantes, el abuso de los recursos químicos, fueron la causa de que se terminaran esas nieves que brillaban desde el amanecer. Como epitafio expertos de Geofísica de la UNAM, montañistas. vulcanólogos y personal de cultura de la casa de estudios, subieron 4 mil 626 metros sobre el nivel del mar, para colocar una placa que reconoce el fracaso ante la devastación que ha producido el ser humano. Los demás glaciares mexicanos no tardarán en desaparecer, informan. Ya las grandes montañas de hielo se derrumban en varias partes del mundo y los mares congelados empiezan a mostrar su nivel líquido.
LA PLACA EN EL VOLCÁN, AVIZORA LA LÁPIDA QUE NOS ESTAMOS CONSTRUYENDO
La redacción del epitafio que en forma de placa de acero colocaron los expertos en el cuerpo del volcán, dice así en aviso terrible: “A las generaciones futuras: aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas los glaciares mexicanos se extinguirán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Solo ustedes sabrán si lo hicimos”. El efecto de la desaparición de glaciares se expresa en la disminución del agua que fluye desde sus alturas, el frescor que daban a la zona, el impacto en la flora y la fauna. El informe sobre el fenómeno paulatino del calor que fue destruyendo al Ayoloco, circulaba en México cuando los líderes del mundo, los que con sus industrias han lapidado al orbe, hacían promesas que ya se han escuchado en otros momentos como cuando se firmó el Acuerdo de París en 2015. Los 40 líderes mundiales entre los que se encontraba el de México, ofrecieron porcentajes de disminución de los contaminantes y de suspensión bajo diferentes medidas, El nuestro, Andrés Manuel López 0brador, ofreció su proyecto Sembrando vida, no solo para ayudar al desarrollo de Centroamérica sino para estimular el medio del ambiente. Como siempre sucede cuando se reacciona tardíamente, en el caso de nuestro país la placa acusadora ya reposaba en las faldas del volcán que tanto fotografiaron, pintaron y describieron los artistas.
POPOCATÉPETL E IZTACCÍHUATL, AMOR VOLCÁNICO. ELLA AHORA SERÁ MORENA
La leyenda sobre los amores de la princesa Iztaccíhuatl y el guerrero Popocatépetl, daban vueltas en los recorridos turísticos durante décadas y en el caso de los ríos y lagos, en las trajineras y balsas deslizantes, se contaba la historia de como los volcanes eran en realidad, dos seres que se habían amado. De acuerdo a esa leyenda que se puede leer en las bibliotecas digitales o en las mismas investigaciones de la vida ancestral, los tlaxcaltecas enfrentados a los mexicas, libraban una querella fuerte. Entonces aquellos consultaron a la diosa Xochiquétzal para que los ayudara. Esta les propuso a un guerrero Popocatépetl y acordó que le daría en casamiento a su hija, la princesa Iztaccíhuatl. Con dificultades, tras larga guerra los tlaxcaltecas vencieron a los mexicas y cuando Popocatépetl regresó encontró a la princesa moribunda de tristeza y prometida a otro hombre antes de morir. El guerrero intervino, desalojó al pretendiente y se casó con la bella Iztaccíhuatl que murió en sus brazos. Según el diccionario Náhuatl (Dependencia editorial, autor Carlos Montemayor 2019), Iztaccíhuatl significa mujer blanca, por la nieve que cubría su cuerpo y ha sido la imagen que todos conocemos. Según los expertos, ahora tiene solo un color terroso. Su nombre. entonces, tendrá que cambiar en náhuatl. Es el tercer volcán más alto de México con 5 mil 215 metros sobre el nivel del mar, seguido arriba por el segundo volcán más alto, el Popocatépetl, que mide 5 mil 426 metros. Los dos volcanes se encuentran a 55 kilómetros de la ciudad de México en límites de Puebla y el Estado de México. Desde ahora, la mujer dormida no será conocida como la mujer blanca, sino como la mujer morena.