Trump, Google y Golfo en disputa: ¿afecta a México el cambio de nombre?
La conversación pública está centrada en los aranceles que Estados Unidos impondrá a México, si se sostiene la amenaza del presidente Donald Trump, de gravar con 25 % a productos que les exporta nuestro país, calculados en 500 mil millones de dólares anuales. Trump, quien persiste en lastimar a sus principales socios comerciales y otras naciones del mundo, se distingue por atacar a pueblos y gobiernos que su retorcida mente expansionista considera han causado déficits en su economía, pérdida de empleos, ante la “invasión” depersonas inmigrantes y el alto consumo de drogas duras como el fentanilo, sinónimo de ladecadencia de su sociedad, hechos que no los quiere cobrar declarando como “terroristas” a cárteles del narcotráfico. Pretexto para realizar operaciones punitivas con agentes antidrogas en nuestro territorio.
En el fondo, mediante estas y otras medidas y argumentos, como la presencia de China en los productos que se mueven para explotar los beneficios del Tratado de Comercio México-Estados Unidos y Canadá, que éste quiere muerto, la derecha estadounidense pretende someter a un gobierno de izquierda. Sin embargo, por sus antecedentes en la lucha social y la gran legitimidad del 80 por ciento que tiene a su favor, la presidenta Sheinbaum no se va a arredrar ni atemorizar. Pero será necesario acendrar la unidad nacional, la defensa de nuestra soberanía y solidaridad de las naciones. Y persistir en el diálogo permanente con el vecino del norte y otros países, así como diversificar nuestras exportaciones y sustituir importaciones a mediano plazo, para resistir, en alianza con el mundo empresarial y los trabajadores.
Ahora veremos la capacidad de respuesta del movimiento fundado por el presidente López Obrador, así como del partido y los poderes nacionales, al igual que otros sectores que se manifiesten, con movilizaciones si es necesario, para enfrentar con seriedad y firmeza éste, que se presenta como el embate más peligroso de las administraciones estadounidenses.
La defensa de la patria, la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo no es cosa menor, pues para ello se requieren acciones y posturas que cuenten con un gran consenso colectivo, mismo que está más que vivo en diversos poderes de legitimación universales, contenidos en el Estado, pero también en la llamada sociedad civil como pueden ser sindicatos y organizaciones sociales, empresariales, religiosas, universidades, medios de comunicación y emprendimientos mediáticos como las páginas y los llamados influencers que también alimentan la discusión pública; y, por supuesto, los intelectuales y científicos, las comunidades campesinas e indígenas, municipios, etcétera.
Poco se sabe sobre la actitud que tomarían, al igual que la oposición partidista, ciertos sectores que se nuclean en las llamadas ONG y colectivos ambientalistas e indigenistas. En momentos de definición, vamos a observar de qué lado están quienes, por diversos temas y motivos, pero particularmente ideológicos, mantienen una narrativa de rechazo a todo lo que huela a gobierno, a pesar de los indiscutibles programas sociales. Nuestro régimen de libertades permite, sin embargo, que cada uno exprese su posición y sus razones.
En esta coyuntura histórica es fundamental que los gobiernos morenistas en los estados no hayan dilapidado el gran apoyo popular con que llegaron, gracias al movimiento de AMLO, pero no por sus lindas figuras. Si algún gobernante es altamente repudiado por la gente, como empiezan a darse algunos casos en el país, no tendrá recursos morales, éticosni políticos para mover la resistencia nacional.
Por ello es crucial que no se acendre el enojo social, a causa del desgaste en el ejercicio del poder y el nepotismo, emblema este último que está pegando, de manera salvaje, algobierno de Salomón Jara, como se observó en la pasada gira de Claudia Sheinbaum donde lanzaron agrios “ajos y cebollas” (como en Villa Putla de Guerrero) difundidos en medios que igual retomaron la protesta, en pleno acto presidencial, de María Elena Ríos, mujer atacada con ácido, presuntamente por indicaciones de un exdiputado priista. Si Juan Antonio Vera Carrizal seguía preso o no, fue lo que menos importó en ese momento. El golpazo mediático, convertido en trending topic nacional fue tal que animó al periódico La Jornada, a dedicarle un severo artículo de Luis Hernández Navarro, con el demoledor encabezado de: “Primavera marchita”.
La legitimidad estatal no está en duda, a menos de tres años del gobierno jarista, pero, así como están dolidos ciudadanos reprimidos por reclamar el avance de la gentrificación en la capital oaxaqueña, puede despertar el tigre dormido que está por allí, en la imaginación colectiva, si no se toman medidas urgentes para regenerar – todavía es tiempo- la vida pública oaxaqueña, y recomponer nuestro tejido social.
@ernestoreyes14