La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de septiembre de 2017.- Lo más preocupante de las negociaciones del tratado de comercio libre no es comenzar a percibir que la ineficacia del equipo negociador mexicano llevará a mayores concesiones a Estados Unidos sino tener evidencias que, en términos de estrategia de Estado, modelo de desarrollo y sistema productivo, después del tratado solo está el vacío.
El TCL —siglas reales de la traducción del inglés— fue el eje del modelo de desarrollo y proyecto nacional que definió Carlos Salinas de Gortari en 1979-1993 para sustituir al modelo y proyecto de la Revolución Mexicana. La crisis 1973-1976 destruyó las bases del desarrollo 1917-1973. La redefinición del Estado productivo tuvo como eje el tratado globalizador de la economía 1991-1993.
Si el tratado se cae el modelo de desarrollo salinista también dejará de funcionar. Y el regreso al proteccionismo arancelario y la desarticulación de cadenas internacionales productivas se encontrará con una destruida planta industrial y agropecuaria mexicana. El dato revelador del investigador Arnulfo R. Gómez, de la Universidad Anáhuac, indica el fracaso mexicano en el aprovechamiento del tratado: la aportación nacional a las exportaciones cayó de 59% en 1993 a 39% en 2016.
Sin el tratado la economía mexicana tendría que regresar a un Estado inexistente, a un pensamiento económico estatista desaparecido y a políticas de Estado inimaginables. En este dato se localiza el peor de los augurios: con tal de aferrarse al mercado estadunidense, México va a ceder todo lo que pidan los negociadores de EU.
Ausencias
El otro dato asociado a las negociaciones del tratado es el del enfilamiento del PRI hacia una definición del candidato presidencial en el escenario del tratado.
Es decir, que el candidato tendría que ser un economista articulado al tratado y a sus políticas económicas y de desarrollo. Ahí es donde se puede acomodar el indicio de la XXII Asamblea Nacional del PRI al abrirle los candados estatutarios al no priista José Antonio Meade Kuribreña, actual secretario de Hacienda, antes secretario de Desarrollo Social y secretario de Hacienda del gobierno panista de Felipe Calderón.
La ausencia de una alternativa de modelo de desarrollo-proyecto nacional estaría condenando a México a aceptar las presiones de Donald Trump. Lo peor es que tampoco se trata de regresar al populismo priista y hoy lopezobradorista, sino de tener el talento de Estado para definir un nuevo modelo de desarrollo-proyecto nacional no estatista ni populista pero tampoco neoliberal de mercado.
Pase lo que pase con el tratado en las negociaciones con Trump, el hecho real es que está llegando a su fin el modelo de desarrollo-proyecto nacional-pensamiento económico de Carlos Salinas de Gortari. Y que este escenario se proyecta en el espacio de las decisiones de candidaturas presidenciales y elecciones de 2018 en propuestas ineficaces: el neoliberalismo teceliano del PRI y el pospopulismo de López Obrador.
Y el tema se agrava en un escenario nacional de falta de reflexión, de ausencia de búsqueda de nuevas opciones y de escaso pensamiento prospectivo sobre las nuevas opciones que se debe plantear el país. Gane el neoliberalismo o el pospopulismo el futuro de México será el mismo de ahora: desarrollo desigual, marginación y pobreza, democracia controlada y sobre todo dependencia de EU.
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