Llora, el país amado…
OAXACA, Oax. 13 de febrero de 2017.- Los días 27 y 28 de enero , en dos entregas sucesivas a Noticias (La encrucijada de la UABJO) , Porfirio Santibáñez pasó revista a la crisis que hoy vive nuestra Casa de Estudios subrayando como un factor fundamental en esta crisis el factor económico que, desde su punto de vista, “todavía no llega a niveles críticos”, como sí ocurre en otras universidades públicas como los casos de la UAEM y la Universidad Juárez de Tabasco.
Y, en efecto, la UABJO arrastra desde las dos últimas administraciones un fuerte déficit financiero provocado lo mismo por la insuficiencia de los subsidios federal y estatal que anualmente se le asignan, que por los bajos montos que reciben por vía de los programas extraordinarios, sujetos fundamentalmente al rendimiento académico de sus institutos y facultades.
Sin embargo, este déficit también se ha originado por un conjunto de irregularidades y presuntos actos de corrupción que se agudizaron en las dos administraciones que precedieron a la del rector Eduardo Bautista.
Desde la rectoría se auspició o toleró la existencia de nóminas apócrifas para alimentar el clientelismo y el porrismo, institucionalizar el tráfico de influencias en las actividades académicas y en las asignaciones de la obra universitaria, desvío de recursos del fondo de pensiones y, a partir de la administración del ex rector Eduardo Martínez Helmes, una fuerte sangría al presupuesto universitario en el pago de salarios por la vía del outsourcing, situación que motivó que en el 2015 la SHCP realizara observaciones al irregular manejo financiero de la UABJO por casi 63 millones de pesos.
A todo lo anterior habrá que sumarle todo las erogaciones extraordinarias que representan las revisiones salariales y contractuales que cada año se pactan con los cinco sindicatos de la UABJO, recursos que, en su mayor parte, han sido cubiertas directamente por el gobierno del estado.
Pero el déficit financiero de nuestra Casa de Estudios es solo una parte del problema, porque la crisis que hoy toca fondo viene de más atrás y tiene relación directa con un modelo académico , administrativo y político (patrimonialista y clientelar) que se quedó anclado en el pasado.
Su Ley Orgánica es fiel reflejo de esos rezagos y, sin embargo, es la parte que ni la administración de Eduardo Bautista ni las que le precedieron se han atrevido a poner a debate y, en su caso, proceder a un reforma universitaria que se constituya en el pivote de todos los cambios que le urgen a la UABJO.
Es cierto que los gobiernos federal y estatal deben y están obligados a apoyar a nuestra Casa de Estudios, pero también es cierto que si el rector y los directores de escuelas, facultades e institutos (y líderes sindicales) no demuestran y envían señales claras de comprometerse a modificar el viejo orden universitario, que de manera preponderante incluye el respeto a la Ley Orgánica, poco o nada podrán esperar de sus interlocutores.
Por lo pronto, y a propósito del respeto a la legalidad, ya se le está haciendo tarde al rector Eduardo Bautista convocar a la renovación del Consejo Universitario para procesar todos los temas pendientes que tiene en agenda, entre estos el aval de este cuerpo colegiado a su Plan Institucional de Desarrollo.
Twitter: @YescasIsidoro