
Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
OAXACA, Oax., 21 de febrero de 2017.- Si las palabras fueran todas números, el mundo tendrá poca probabilidad de errar, entonces no habrían fronteras, tampoco muros.
No habría conflictos ni guerras, tampoco habrían conquistadores ni conquistados, colonizadores ni colonizados. El mundo sería aritmético, sería la fórmula perfecta.
Si los números fueran todos palabras, habría equidad o por lo menos, poca desigualdad, entonces encontraríamos fórmulas perfectas, aunque no exactas como el Pi. No habría tanta miseria, tampoco habrían tantos locos, ganadores ni vencidos. El mundo sería equitativo y razonable.
Si la comunicación humana se basara en la lógica matemática, las palabras serían fórmulas cuánticas y los humanos seriamos más ecuánimes. Si todo el conocimiento científico se basara en los principios matemáticos, la ciencia sería objetiva y no subjetiva, -esta afirmación no es un error-, porque solo así encontraríamos la esencia de nuestra creación y origen.
Si las palabras fueran como los números, los extremos positivos y negativos no se rechazarían para generar violencia, sino generarían fuerza y energía para la transformación de las cosas a la infinitésima potencia y no creando potencias para la dominación del mundo.
Lo cierto es que, los números en cualquier idioma que fuere pronunciado su factor, el producto nunca cambiaría, entonces, ¿porque la humanidad cambia? Si al igual que los distintos tipos de números fuera concebida la igualdad entre humanos, no existirían las diferencias de clases, de religión, de género, de etnia, ni de cualquier otro tipo; tampoco habría mayorías ni minorías, sino seriamos iguales y libres, como por naturaleza somos.
Si todas las palabras fueran números y si los números fueran todos palabras, entenderíamos que vivimos en un mundo regido por las leyes de las matemáticas y no por la política ni por los distintos regímenes establecidos, aunque aspiran a ser democráticos, siempre fallan en sus cálculos políticos.
Si pensáramos desde la lógica de las matemáticas, comprenderíamos por qué nos formamos de 46 cromosomas, por qué la tierra gira en 24 horas sobre su propio eje, así como por qué la luna se sincroniza con la tierra y la tierra con el universo mismo.
Si todas las palabras fueran números y si los números fueran todos palabras, las lenguas no desaparecerían y tendrían igual valor.
Si todas las palabras fueran números y si los números fueran todos palabras, otra alternativa de vida tendríamos.