Economía en sentido contrario: Banamex
Indicador Político
NUEVA YORK., 4 de enero de 2017.- A pesar de todo, el presidente Barack Obama rumbo ya a la salida del poder parece ser el único que entiende la dimensión del desafío que representa Donald Trump, pero hasta para él ya es demasiado tarde. Más que desmantelar el legado liberal de ocho años de Obama, Trump viene por la construcción de un nuevo establishment de poder.
Demasiado tarde entendió Obama la lógica ideológica de Trump. Después de las elecciones y hasta cerrar el año, Obama buscó fijarle a su sucesor un nuevo piso de compromisos liberales, pero el presidente electo ha aprovechado su estilo atrabancado de hacer política por twitter y no por los viejos canales de la política para desdeñar los esfuerzos desesperados de Obama.
En el fondo, los estadunidenses están más preocupados por el terrorismo tolerado por la forma pasiva de entender el radicalismo musulmán por parte de Obama que por el futuro, por ejemplo, del Obamacare. Al estadunidense medio le ha llegado a tocar más cerca la forma en que Trump está exigiendo que las empresas se queden dentro de los EE.UU. que la ideología de la globalización que rompió el papel de estabilización social de empleos remunerados rumbo a jubilaciones.
El gabinete no ha causado sorpresas, salvo en los medios liberales que combatieron a Trump y que están desgastando sus credibilidades en combatir decisiones ya consolidadas. El desafío que ha planteado Trump al análisis político radica en la falta de temor ciudadano a decisiones de Trump en materia de seguridad nacional y de política exterior. A lo largo de ocho años, Obama declinó el poderío estadunidense en aras de una estabilidad que nunca llegó y que representó a los estadunidenses más acciones de terrorismo dentro del país.
El liberalismo light del Partido Demócrata sigue pensando que Trump representa al país de las catacumbas, cuando en realidad se trata de un paquete de valores sociales y familiares que el liberalismo destruyó con su política de nuevos derechos sin nuevas obligaciones sociales. La campaña de Hillary Clinton supuso la existencia de una mayoría liberal que no apareció en las estructuras de poder. A los estadunidenses no les preocupó que Hillary ganara el voto popular porque saben que el poder se ejerce desde la mayoría de colegios electorales.
Obama y Hillary esperaban una insurrección social contra la victoria de Trump, pero la caída del voto demócrata en el congreso y en las gubernaturas envió al Partido Demócrata a una zona preocupante de crisis. Lo peor que le puede pasar al Partido Demócrata es que carezca de fuerza y legitimidad para contrarrestar o cuando menos balancear el conservadurismo de Trump.
La estrategia de Trump desde la victoria del 8 de noviembre ha sido la de imponer nuevos liderazgos políticos en la misma estructura de poder que estaba en manos de los demócratas. El gabinete de Trump sigue sin ser entendido en los medios liberales y por eso enfatizan más la formación conservadora que la forma en que estarían representando intereses sociales en estructuras de poder que estaban en manos de liberales desde los sesenta.
En su lucha contra Trump, Obama aparece solo, sin aliados, con una Hillary derrotada y en pasividad rumiando su derrota y culpando a los demás, con congresistas con sus propias agendas. Y los peor: en espacios demócratas se percibe la decisión de impedir que Obama aparezca como el líder de la oposición que tendrá que pactar con Trump.
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Política para dummies: La política es un juego de poder, no un confesionario para arrepentirse de los pecados.
Sólo para sus ojos:
• Le falló la jugada a Obama: obligar a Putin a endurecerse por la expulsión de 35 funcionarios soviéticos en los EE.UU. pero el ruso lo bateó porque Obama es un pato cojo y ya se va. Trump se hizo a un lado porque era la agenda de Obama.
• Como nunca antes, grande la presencia hispana en Florida y Nueva York, a pesar de las amenazas de deportaciones de Trump. Y lo más interesante es que en estas zonas no hay temor por hablar en español, como en otras zonas que lo evitan para no llamar la atención migratoria. Y en Nueva York ha crecido la población de origen puertorriqueño, el protectorado estadunidense.
• El principal impacto inflacionario por alzas de precios de gasolinas será en el poder adquisitivo del salario. Y si se agrega la baja en poder de compra por devaluaciones, resulta que el nivel de vida de los mexicanos seguirá deteriorándose por la política económica.
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