Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax., 01 de enero de 2017.- En algunos de los apuntes en trabajos anteriores hemos dicho del carácter patrimonialista y prebendario del gobierno de la Alianza con Gabino Cué Monteagudo a la cabeza. Siguiendo el análisis por su forma de integración.
Es de aclararse que los medios de administración del Estado en el mundo moderno pertenecen al pueblo, si se quiere a la nación, sirven para la utilidad pública. Los gobernantes se sirven de estos medios para beneficio común de acuerdo a las leyes.
Por tanto, ningún gobernante y sus cuadros administrativos pueden utilizar estos recursos para beneficio propio, hacerlo así se está ante un régimen patrimonialista y prebendario. Esto es lo que hicieron los integrantes del gobierno de la Alianza. Cada secretario de Estado y cada director general utilizaron el recurso público para su provecho. No se tiene memoria de un periodo gubernamental patrimonialista en la historia oaxaqueña.
No se puede negar que en gobiernos anteriores existieron algunos funcionarios que actuaron con el criterio patrimonialista y aceptar como prebenda algún puesto para su disfrute, pero no fue un comportamiento general o universal tal como lo fue el gobierno de la Alianza.
En algún tiempo en nuestro país el cargo público fue patrimonio y prebenda de algún personaje de la política, como por ejemplo, en tiempos de la colonia se vendían los cargos públicos, hoy esos cargos públicos se venden a quien aporta dinero en las elecciones.
Por su tipo de relación entre los poderes institucionales y los partidos políticos de la Alianza, se puede definir el gobierno de Gabino Cué Monteagudo como una dictadura. La dictadura, invento romano, fue el gobierno por comisión por excelencia. El Senado romano determinaba este tipo de gobierno ante una grave crisis o situación de peligro de la sociedad y gobierno. Se facultaba a algún Cónsul todos los poderes y facultades para enfrentar la situación y salvar al pueblo romano.
El estudioso de la dictadura, Carl Schmitt, nos esclarece bien el concepto y nos dice que: “la dictadura es una sabia invención de la República Romana, el dictador un magistrado romano extraordinario, que fue introducido después de la expulsión de los reyes, para que en tiempos de peligro hubiera un imperium fuerte, que no estuviera obstaculizado, como el poder de los cónsules, por la colegialidad, por el derecho de veto de los tribunos de la plebe y la apelación al pueblo”(Schmitt, Carl. La Dictadura. Edit. Revista de Occidente, Madrid. 1968, p, 33).
Utilizando la definición se puede hacer la analogía con la dictadura del gobierno de la Alianza de la siguiente manera: el dictador oaxaqueño es la persona que ha cumplido con el requisito de ser votado por mayoría de los ciudadanos; ser miembro del estamento dominante; fue introducido después de la derrota del PRI y del ejercicio bonapartista del poder; para reconstruir el Estado oaxaqueño después del desastroso gobierno del PRI; para tener un gobierno fuerte para encarar la dolorosa situación del pueblo; que no tuviera ningún tipo de obstáculos para cumplir con su cometido, tales como de los miembros del estamento gobernante, la Cámara de Diputados, los límites de la ley o apelación a los deseos del pueblo.
Este fue, al principio el proyecto de la Alianza. Los partidos y sus principales jefes, así como los aliados de Gabino Cué Monteagudo, entre ellos, el líder nacional del Movimiento de Regeneración Nacional Andrés Manuel López Obrador, determinaron el gobierno por Comisión, la Dictadura.
Para salvar a Oaxaca de la grave situación que lo habían dejado los gobiernos priístas, la corrupción y el autoritarismo priísta había que acabarlo, erradicarlo de las tierras del “Dios Nunca Muere”. Comisionaron a Gabino Cué Monteagudo a tan importante tarea.
Le otorgaron todos los poderes, le aumentaron el presupuesto, le otorgaron todos los medios para alcanzar tan noble objetivo. En su toma de posesión el dictador fue claro que la corrupción, el autoritarismo, la ineficiencia, la falta de transparencia de los recursos públicos se había terminado, el mandar obedeciendo era la devisa. La dictadura que es todo orden, disciplina, apego a las normas dictadas por el gobernador, crecimiento económico y paz social se terminó en tremenda anarquía, si se quiere ser más suave, en desorden.
Al final, el dictador se volvió en un ser pusilánime, que los ciudadanos procuraban no tratar. Los que lo impulsaron renegaron en público y en privado de él, sean personajes o partidos políticos. La misión fue un fracaso, el dinosaurio al que había que acabar regresó con nuevos bríos, incluso renovado. Al final es difícil catalogar este periodo como dictatorial, más bien fue la caricatura del bonapartismo priísta, su expresión bizarra.
A decir verdad, la expresión clasista de la sociedad oaxaqueña no se ha dado a plenitud, los resabios feudales, los gobierno de señoríos es una realidad, la masa de siervos, para ser más correctos, de encomendados está a la vista, es la gran mayoría, las tres cuartas partes de su población vive en estas condiciones, algunos los llaman indígenas, otros pueblos originarios, otros más indios, lo más correcto es llamarlos como ellos se identifican, los bene gualash, los bene xun, los bene yell, por citar algunos pueblos de raíz zapoteca.
El grupo gobernante siempre ha sido el mismo, desde la colonia ha ejercido su dominación ante los pueblos y comunidades oaxaqueñas, expoliar y aliviar ha sido la fórmula de dominio y administración de este grupo dominante.
Antes se cubrió con el manto de español nacido en América; después de liberal sujeto a las ideas de la ilustración que han sido veneno para los pueblos de Oaxaca; después de revolucionario, pero que impidió que las ideas revolucionarias contaminaran su dominio; después se cubrió con el manto de modernizador, renegó del Oaxaca tradicional, sin entender que la tradición es la expresión del nuevo rostro de la colonización, que se propuso subsumir a los pueblos oaxaqueños; hoy se cubre con el manto de demócrata asignándole a los pueblos oaxaqueños el simple papel de masa electoral.
Como todo este régimen gira alrededor del gobernador, cuya existencia se debe al acuerdo de este cuerpo dominante, cuyo más poder o menos poder se debe a la cercanía o lejanía del “Senior Gobernador,”a este grupo se le puede denominar estamento.
Así, este estamento se compone de los políticos profesionales, de los miembros dirigentes de los partidos políticos, de los dirigentes de las organizaciones empresariales, comerciales y financieras, de los dirigentes de sindicatos y de dirigentes de colegios de profesionales, de dirigentes de las diversas iglesias, de los dirigentes de las organizaciones sociales, de los integrantes de los poderes del Estado. Estos son los gobernantes de Oaxaca.
Por esta razón, su cuerpo dirigente, los que tienen a su mando el gobierno en turno, no usaron el poder público para lastimar a su cuerpo estamental. Su estilo de gobierno puede cambiar, pero sólo será el estilo, no así el contenido.
No permitirán jamás que los pueblos de Oaxaca, los encomendados, los que viven en colonialidad, alentada por el estamento, gobiernen, tomen el poder político. Podrán ascender a uno que otro miembro de los pueblos, pero será considerado ya como “senior” o como renegado.
Por esta razón, no habrá alternancia, sino que simplemente el gobierno por turno. De acuerdo a los politólogos americanos, habrá y hay circulación de la élite, simple y llanamente. Al transcurrir de los tiempos, el estamento se nutre de nuevos elementos y sujetos, se va calificando y nutriendo cada vez más, habrá cambios generacionales, los tradicionalistas serán sustituidos por los modernizadores, pero nada más.
El gobierno de la Alianza fue un gobierno adhesivo, porque fue capaz de adherirse a cualquier tipo de organización, pasando por las más diversas expresiones ideológicas, no importaba el fin, importaba la adhesión al régimen para garantizar la gobernabilidad a costa del gasto de inmensos recursos de todo tipo. Vincularse con cualquier tipo de organización, desde los enfermos de la izquierda hasta los fascistas de la derecha le fue necesaria su capacidad de adhesividad. Esta adhesividad del gobierno se basó en la utilización del dinero público, al final, la crisis financiera del gobierno fue uno de los resultados por este tipo de gobierno.