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Frente al primer informe sexenal de la presidenta Claudia Sheinbaum, el gobierno desplegó una docena de spots promocionales de los logros y avances de la administración federal. Estos anuncios siempre representan una síntesis discursiva tanto de identidad, sentido y trascendencia del gobierno en turno; o al menos revelan parte de la autopercepción y las lógicas de propaganda de sus dirigentes.
Por ejemplo, López Obrador hizo sus spots en primera persona, totémico y pletórico; de hecho en los comerciales de su primer año literalmente dice: “No es para presumir pero soy un hombre de palabra”. Peña Nieto también divulgó sus primeros spots presidenciales en clave de prohombre: “Como presidente voy a hacer lo que me corresponde”. Sheinbaum, por el contrario, optó por la primera persona del plural que aspira a ser inclusivo frente al primer informe presidencial de la primera mujer en portar la investidura federal en México (‘somos’, ‘gobernamos’, ‘llegamos’, etc.).
El estudio de los spots presidenciales en la historia también revela la progresión técnica, narrativa, lingüística y estética al servicio de una propaganda política que enmarca y simplifica ideas complejas (como la identidad nacional o el contexto político-económico) en un delicado balance entre el realismo esperanzado, el optimismo ingenuo y la mentira descarada.
Por ejemplo, los spots de Sheinbaum se enfocan en doce ejes temáticos: identidad cultural, educación, salud, programas sociales, vivencia, seguridad, infraestructura, trenes de pasajeros, acceso al agua, energía, feminismo y desarrollo social. Pero de manera transversal hay varios elementos que se mantienen en todos: el eslógan (‘La transformación avanza’), los atuendos de la mandataria estilizados con tejidos y bordados artesanales de motivos indígenas mexicanos, la presencia relevante de gente en cámara (adultos mayores, jóvenes, padres e hijos, agentes de seguridad, obreros, ciudadanos, todos felices) y un filtro de jovialidad entusiasta.
Más allá de las cifras alegres que presenta la mandataria (una constante histórica de estos spots en prácticamente todas las democracias institucionalizadas) merece la pena enfocarse en aquellos comerciales que hablan de la identidad y el sentido nacional; porque, aunque utiliza la fraseología del movimiento político lopezobradorista (transformación, amor al pueblo, primero los pobres), parece desdibujar la línea del proyecto político para integrarlo en la cultura y en la historia patria.
De hecho, es tan sutil, que el spot sobre la misión de su administración (“Somos un gobierno…con principios y causas…para disminuir la pobreza con prosperidad compartida”) es el mismo spot de la identidad nacional donde se comparte “una herencia cultural, una historia y una convicción política”. Pero además, el espacio donde Sheinbaum dice esto es subiendo las escalinatas del sitio arqueológico de Calakmul, cuya traducción del maya significa literalmente “las dos pirámides adyacentes”.
Es decir, en este primer informe presidencial se establece –no sin temeridad– que la identidad cultural del pueblo es la identidad del movimiento político, que en su historia fundacional y perenne (como en las dos pirámides de Ox Te’ Tuun) se revela parte del sentido político de la nueva etapa nacional sustentada en los dos gobiernos adyacentes de la cuarta transformación.
Hay que tomar en cuenta que, desde hace décadas, no vivíamos un fenómeno parecido de continuidad ideológica, política y gremial al inicio del sexenio. Como en muchas instituciones, los cambios gerenciales en cada sexenio federal habían implicado desechar y denostar todo lo previo al mandato regente, mientras se prometían maravillas por la mera función de la transición. Así, la idea del “cambio” se utilizó no sólo como sinónimo de “mejora” sino como cúspide de la “perfección”. De hecho, aún hoy se sigue usando en niveles muy primarios de la propaganda política opositora.
Pero este informe de Sheinbaum no puede sujetarse a la apología del cambio sino a la defensa de la continuidad. La pregunta es: ¿Completa continuidad?
Los spots de Sheinbaum revelan que algunas cosas no pertenecen al continuismo administrativo. Por ejemplo, de la idea de “abrazos y no balazos” en materia de seguridad pública, la mandataria ahora propone “abrazando a los jóvenes y con cero impunidad”; y del proteccionismo precedente para “no extraer más de lo indispensable” ante la demanda energética, ahora Sheinbaum adelanta el consumo y producción de “energía suficiente para atender las necesidades del desarrollo”.
A nivel mediático y propagandístico, los spots del informe de la mandataria hablan de unificar el sentido nacional y ciertas búsquedas colectivas; dibujan cierta identidad patria y la entretejen a la identidad política de un solo movimiento político. Y eso puede ser riesgoso. No sólo porque las cuentas alegres de esta administración encontrarán análisis menos optimistas y más críticos; o porque ´bajo los principios de austeridad y medianía republicana serán justificados privilegios millonarios y nepóticos (como ya ocurre); sino porque incluso las dos majestuosas pirámides adyacentes serán sólo ruinas de un régimen desaparecido.
Ante la propaganda institucional, siempre será imperante el análisis puntual, concreto y sin especulaciones; porque de la historia, ya hablarán otros en el futuro.
*Director VCNoticias.com
@monroyfelipe