La Constitución de 1854 y la crisis de México
El IGAE (Indicador Global de Actividad Económica, que mide el tamaño de la economía mensualmente) al mes de septiembre del 2021 muestra un retroceso de manera generalizado, tanto en el resultado final como en el desempeño de los tres sectores de la economía, el campo, la industria y el comercio y los servicios.
El PIB del tercer trimestre del año también muestra una contracción más profunda de lo que en la primera lectura se obtuvo del indicador. El retroceso fue de -0.4%.
El proceso de recuperación se interrumpe, a plomo, en el noveno mes del 2021.
Una muestra más de la errática política económica.
Lo más probable es que la reactivación se recupere en el último trimestre, pero a partir de ahí nos alejemos de la probabilidad de que los números de la economía sean reflejo de una actividad económica vigorosa.
Entraremos en un ritmo acostumbrado de la mediocridad con tasas inferiores a las que México se acostumbró crecer a lo largo de cuatro décadas previas al 2019.
Ciertamente es imposible omitir que en el resultado ha influido de manera relevante el proceso de la pandemia que sigue su curso y que servirá de argumento principal para explicar el triste resultado que ofrece el actual gobierno en el desempeño económico nacional que quizá en el mejor de los casos, mejor de los casos, repito, pudiera presentar como promedio de crecimiento económico anual durante el periodo una tasa menor a 0.60%, entre el 2019 y el 2024.
Desde el triunfo electoral de AMLO en julio del 2018 al mes de septiembre del 2021 han transcurrido 39 meses de los cuales 17 han sido con resultados positivos en el comportamiento económico.
En tres meses no ha habido ni crecimiento o retroceso (es decir, se tiene un crecimiento de cero) y en 19 meses el resultado ha sido negativos.
Los 17 meses con signo de más no solo son menores en cantidad respecto a los negativos, sino éstos resultaron más vigorosos que los positivos.
Ciertamente un gobierno que decidió no invertir en apoyar a su estructura económica y al empleo formal durante el curso de la pandemia y que también decidió no hacerlo para apoyar la recuperación no puede aspirar a mejores tasas de desempeño económico, respecto a naciones que si lo hicieron.
Los países que invirtieron en proteger el empleo durante 2020 y que en 2021 pusieron recursos fiscales o monetarios para facilitar la recuperación ahora pagan una factura de menor monto respecto al otro grupo de países que prefirieron ver que las cosas pasaran y luego se acomodaran solas.
Del segundo grupo de naciones, México es uno de los más destacados.
Al cierre de la columna, el mundo ha presentado un verdadero viernes negro por el temor de que la nueva variante del Covid, Ómicron, exija nuevos parámetros de confinamiento social y nuevos escenarios de un detente económico.
Temprano para saberlo en firme, la sola sospecha generó caída de divisas, desplome de los mercados, caída brutal del precio de los petróleos y renovó ola de pesimismos respecto a la economía mundial.
En un escenario tan complejo, México enfrenta retos propios además de los que de la pandemia derivan:
La inflación promete mantenerse firme y crecer mientras que en el Banco de México pudiera imponerse a una Gobernadora que sin desconocer que es una persona preparada, honesta y mujer, no reúne los requisitos que la Ley del Banco de México impone para el puesto más importante dentro de la Junta de Gobierno del Banco Central del país.
Victoria Rodríguez Ceja será la quinta Gobernadora del Banco de México y la primera mujer.
No tiene experiencia probaba en materia monetaria ni ha ocupado por cinco años anteriores posiciones relevantes en materia financiera, pero eso no importa. Es leal al Presidente y ello era para AMLO un requisito indispensable.
Lamentablemente, la lealtad no es un activo relevante en el sector financiero mundial o al menos no aparece en los requisitos que marca la Ley del Banco de México.
Debiera de incluirse para que Rodríguez Ceja cumpla al menos uno de los “debes” para encabezar los destinos de Banxico. Y, estudiosa como es, tendrá que ponerse a trabajar duro para llenar un hueco de conocimiento que es el distintivo más importante con el que ingresa al Banco Central que es uno de los tres más importantes del mundo de habla hispana, by the way como dicen en Estados Unidos.