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Fondo, fondo, fondo…
OAXACA, Oax., 11 de septiembre de 2016.- Existe el consenso universal que cada vez más los Estados requieren de eficaces gobiernos, fundamentalmente para atender los siguientes problemas: La pobreza de la gente, la gobernabilidad en los regímenes políticos, el crimen organizado y el terrorismo, la inserción de los Estados nacionales al mercado mundial, las migraciones, la ampliación de los derechos de grupos humanos especiales, como mujeres e indígenas, los rezagos educativos y los de salud. Luego entonces, todo ejercicio de gobierno es complicado y complejo.
Para atender tales problemas se requiere de gobernantes bien formados, preparados, capacitados teórica y técnicamente, con alto grado de sensibilidad y astucia. El propósito de estos gobernantes debe ser nutrir las fuerzas del Estado para enfrentar con eficacia tales retos. Es el Estado y no el mercado el instrumento más idóneo para lograr la paz con justicia y democracia.
Esto que parece obvio, para los ideólogos del imperio del mercado es simplemente palabrería. Al contrario, abogan por la extinción del Estado para el éxito del neoliberalismo, que es el medio por excelencia para concentrar la riqueza en unas cuantas manos.
Para nutrir las fuerzas del Estado, para que usted y yo seamos libres y no sujetos de la violencia social, principalmente, del crimen organizado, se necesita de nuevas estrategias y de nuevas formas de organización de los poderes públicos para enfrentar a los problemas planteados.
Para el caso particular de Oaxaca y de cara al ascenso de un nuevo gobierno, no es posible contentarse de la sustitución de un gobierno por otro, de funcionarios por otros, de un plan de desarrollo por otro, cuanto más por la sustitución de algunas dependencias por otras o del cambio de algunos organismos, es decir, sustituir lo que no sirvió por otras instituciones que se espera que sirvan, tanto al pueblo como al nuevo gobernante.
En lo particular no me entusiasma conocer a los nuevos cuadros administrativos del nuevo gobierno, espero que sean competentes, me entusiasma más conocer de las nuevas estrategias, principios, tácticas, acciones y metodologías del nuevo gobierno, si no lo ha pensado el nuevo gobernador, aún tiene cierto tiempo para sentarse con su equipo y hacer los diseños adecuados y necesarios.
Un primer problema que tiene que abordar el nuevo gobierno es el de la gobernabilidad del Estado. Sin la solución de la ingobernabilidad que se padece en el Estado hoy, no será posible el logro de los demás objetivos de gobierno. Por la pérdida de la capacidad de conducción del Estado a buen puerto, por el gobierno de la Alianza, el día de hoy Oaxaca se debate a la simple sobrevivencia, el sentimiento de orfandad es general en la población, la incertidumbre campea en todas las clases sociales. Esperan con esperanza al nuevo gobernante.
Para el logro de la paz social que implica la gobernabilidad, es necesario realizar una cirugía mayor del modo de gobernar de los últimos años. Así, el problema fundamental de nuestro gobierno es la falta de control de la demanda de los ciudadanos, autoridades, organizaciones sociales y partidos políticos, la demanda, supera en mucho, a la oferta del gobierno. No hay dinero que alcance. Entonces: ¿Qué hacer?.
Las instituciones de gobierno se conciben de control o no son nada. Las instituciones de gobierno que no controlen a la demanda y las administren, simplemente no están sirviendo para legitimar su existencia. Todas las instituciones de gobierno son para la gobernabilidad o simplemente no sirven, son inútiles y costosas. Es cruel afirmarlo pero siendo objetivos, las instituciones del Estado se crean para administrar los problemas no para resolverlos, sólo anulando la existencia de las clases se resuelven los problemas humanos: “La administración de los hombres será sustituida por la administración de las cosas”(Proudhon).
Así, la institucionalización de una Secretaría del Trabajo no será para emancipar al obrero sino para mantenerlo como obrero, alienarlo en términos marxistas. O una Secretaría más cercana a nosotros, la Secretaría de Asuntos Indígenas, no se creó para emancipar a los pueblos indígenas sino para que sus demandas no rebasen a la capacidad del gobierno para controlarlos. “La impotencia es la naturaleza de la administración pública”(Marx).
Volvemos a insistir, sin gobernabilidad no hay desarrollo, crecimiento, inversiones, en suma, calidad de vida. En medio del desorden afloran los vicios más perniciosos para las comunidades y la sociedad.
Veamos algunos ejemplos de instituciones de gobierno del Estado oaxaqueño que no están sirviendo de instrumentos de control y de administración de la demanda social y están originando demasiados problemas a los gobiernos. Ya no son útiles para la gobernabilidad y si son ya problema de ingobernabilidad.
El municipio. Tal como está organizado y constituido hoy, esta institución ya no sirve como mecanismo de gobernabilidad, tampoco sirve como está la división territorial de Oaxaca con 570 cabeceras municipales, más de 6 mil comunidades autónomas, principalmente indígenas, esta división territorial no nos está sirviendo como mecanismo de control de la demanda, por el contrario, los presidentes municipales se han convertido en promotores de la demanda hacia el gobierno federal y estatal e inútiles ante las demandas de las comunidades.
Esta institución es más demandante que vehículo de solución de los problemas. Los municipios ya no son la institución primaria para la solución de problemas básicos de sus gobernados. En el siglo XIX, en lo general, los municipios y las comunidades resolvían sus problemas básicos, incluso apoyaban al gobierno estatal en la solución de los problemas, a manera de ejemplo, el municipio de Zoochila le aportó al gobierno del Estado la cantidad de mil pesos para apoyo al combate a los invasores franceses.
El municipio es una enorme carga al erario público, el erario es tirado a la basura por esta institución, es improductiva en lo político, en lo económico, en lo social y en lo ideológico. Esta creación de la humanidad para la defensa de lo local ha sido enajenada por los poderes estatales y nacionales.
Al otorgarle la Constitución como instancia de gobierno y no solamente como organismo descentralizado por región, se buscó hacerlo eficaz como institución de control pero ha sido un fracaso.
La manera en que está también organizado el municipio en los grandes centros urbanos es también ineficaz, costosa, inútil, improductiva y poco gobernable. En estos municipios los presidentes hacen malabares para poder conducir a esta institución a buen puerto.
¿Qué hacer? Es necesario hacer un esfuerzo enorme de reordenamiento territorial, cuya base debe ser la comunidad, delimitando fronteras, propiedades comunales, ejidos y pequeñas propiedades, reformulando comunidades y municipios.
El municipio debe ser el gobierno de las comunidades, en donde la autoridad se integre con los representantes de las comunidades y de los ciudadanos, si se está en ciudades. Un tercer nivel puede estar el gobierno regional o como se quiera llamar para no violar la Constitución, con los representantes de los municipios y del gobierno estatal y federal. Así, estaríamos recuperando al municipio. (Seguiremos con el tema).