Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de marzo de 2018.- Aunque posee un doctorado en letras, Mario Vargas Llosa siempre ha confundido las ideas con las opiniones. En septiembre de 1990, durante un encuentro de la revista Vuelta a propósito del desmoronamiento comunista en 1989-1990, el poeta Octavio Paz corrigió-mejor: regañó- a Vargas Llosa por tergiversar categorías políticas.
El ahora marqués de Vargas Llosa de la monarquía española -por el Decreto 134/2011 del rey Juan Carlos I- y miembro del Cuerpo de la Nobleza de Asturias había dicho en ese encuentro que México era una “dictadura perfecta” porque incluía hasta sus críticos. Paz, molesto, le dijo que “lo de México no es una dictadura; es un sistema hegemónico de dominación, donde no han existido dictaduras militares; hemos padecido la dominación hegemónica de un partido; no se puede hablar de dictaduras, no es una dictadura militar… ni una dicta blanda ni una dicta dura”. Molesto, Vargas Llosa abandonó el país horas después.
La advertencia del marqués de Vargas Llosa sobre la “democracia populista” que podría votarse en México forma no debiera sorprender ni molestar porque su lenguaje del fin del mundo responde a sus oscilaciones ideológicas y políticas:
1.- Hoy Vargas Llosa anda en su fase liberal. Primero fue comunista, luego estalinista, siguió socialista democrático, más tarde neoliberal fondomonetarista, también liberal monárquico y ahora liberal absolutista. Este tránsito ideológico tiene una estación final: el intelectual fascista.
2.- El marqués de Vargas Llosa no es liberal ideológico porque este perfil tiene dos características: la honestidad moral y la justicia social. El liberalismo que pregona es de mercado frente al avance del Estado.
3.- En las elecciones del Perú de 1990, Vargas Llosa decidió ser candidato presidencial para defender el mercado ante las decisiones estatistas del presidente saliente Alan García. El Frente Democrático del escritor unió a los partidos de derecha. En la primer a vuelta sacó 32.6% de los votos, contra 29.1% del independiente Alberto Fujimori. En la segunda vuelta la izquierda se alió a Fujimori para ganar el 62.4% de los votos, contra 37.6% de Vargas Llosa. El mensaje populista de Estado logró el voto de la sociedad marginada, en tanto que la propuesta neoliberal, de mercado, del FMI y de los empresarios fue aplastada casi 2 a 1.
4.- Las novelas de corte político que le dieron fama a Vargas Llosa las escribió durante su fase castrista-guevarista: La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1966) y Conversación en La Catedral (1969). Luego de la ruptura con Fidel Castro en 1971, la novelística de Vargas Llosa se extravió en temas no políticos ni sociales.
La crítica del marqués de Vargas Llosa al populismo parte del neoliberalismo ideológico de mercado del Fondo Monetario Internacional -más Milton Friedman que Friedrich von Hayek- y ajeno el liberalismo político moderno -de Locke a Tocqueville-. El populismo según Vargas Llosa se desprende de la propuesta analítica de Karl Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte: un lumpenproletariado, descasado, de masas resentidas construyendo un caudillismo bonapartista, justo su enfoque sobre Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
El problema de la crítica de Vargas Llosa radica en que descalifica al populismo, pero magnifica el mercado especulador, concentrador de la riqueza y promotor del empobrecimiento, creando un estado de irritación en las masas que las conduce al populismo.
Política para dummies: La crítica a la política debe ser como el espejo de Stendhal: sólo mostrar la realidad.
Solo para sus ojos:
Recuerde consultar todos los días el sitio www.seguridasdydefensa.mx.
La crisis de seguridad en CU de la UNAM sólo amplió la observación social sobre el grave problema, porque las autoridades universitarias no quieren o no pueden hacer nada. Algunos estudiantes han comenzado a señalar abiertamente a los delincuentes y han sido amenazados. Si no hay medidas de fondo habrá enfrentamientos y el rector Enrique Graue habrá de pagar los costos políticos.
La renuncia de la embajadora estadunidense en México, Roberta Jacobson, fue apresurada desde la Casa Blanca porque sospechan que estaba ayudando al canciller mexicano Luis Videgaray a ponerle trampas al yerno Jared Kushner. En el Departamento de Estado tenían datos de que la embajadora no se preocupaba por la agenda de Trump.
No tarda en haber un acto delincuencial contra alguna personalidad en Ciudad de México.
Famosas últimas palabras: “¡Hijos de puta!”: Diego Fernández de Cevallos a funcionarios de las PGR que persiguen judicialmente al candidato del PAN-PRD-MC a la presidencia.
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