
Desaparición Forzada
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de abril de 2020.- Por el agobio del activismo de bandas, cárteles y delincuentes al menudeo, se ha quedado la percepción de que la seguridad del Estado radica en los bajos índices de delincuencia. La seguridad pública, en todo caso, sería una variable de las acciones del Estado para mantener la estabilidad de la república.
Ahora mismo, en medio de una crisis sanitaria por el agobio del Covid 19 procedente de China, se dio la autorización a niveles de gobierno para utilizar en salud muchos de los recursos asignados a la seguridad pública. En palabras sencillas, se descobija la seguridad para cobijar la salud.
En la realidad no se puede tapar un hoyo a costa de destapar otro. Descuidar el ritmo de seguridad que había sentado las bases de la tranquilidad sin delincuencia no haría sino mandar mensajes a los grupos delictivos de que el Estado carece de fondos para enfrentar dos crisis graves al mismo tiempo.
En este contexto se deben entender las imágenes con sentido de relaciones públicas de ciudadanos del noreste de la república recibiendo despensas del Cártel Jalisco Nueva Generación y del Cártel del Golfo. No es la primera vez que ocurre, pero sí la primera que se potencia la imagen de grupos delictivos criminales y promotores del narcotráfico y la adicción viéndose como los buenos en situaciones en las que el Estado nacional y las autoridades locales carecen de fondos para distribuir despensas entre la población rural necesitada.
Las fotografías aparecen también como una provocación al gobierno estadunidense, cuya área de seguridad nacional está en plena ofensiva dentro de EU y en México y en Colombia contra los organismos criminales transnacionales. Si los cárteles aparecen distribuyendo despensas con el resguardo de comandos armados con armas largas, entonces el mensaje no es otro que el de sentar la percepción de que el crimen organizado está saliendo de sus cuevas y guaridas para operar a población abierta, Y, de modo natural, queda también el mensaje de que los grupos delictivos dedicados al narco y al crimen organizado cuentan con el apoyo de la población.
Por si fuera poco, esas imágenes de distribución de narco-despensas revelan el aflojamiento de los patrullajes y vigilancias de la Guardia Nacional y de las policías locales y por tanto refuerza la idea de que el crimen organizado regresó a posicionarse de territorios físicos de la soberanía del Estado.
El uso de dinero de seguridad para labores de salud en momentos de la emergencia pandémica del coronavirus también indica que el tema de seguridad habría pasado a un segundo plano, cuando estas semanas de confinamiento humano en sus hogares y de disminución del comercio de drogas en las calles sería el tiempo ideal para lanzar operativos direccionados contra cárteles desorientados por el virus.
El gobierno del presidente López Obrador tenía quince meses sosteniendo la estrategia de reorganización de las fuerzas de seguridad y de rescate de espacios territoriales antes dominados por los cárteles, pero ahora deja indicios de que la prioridad de salud carece de fondos y por ello sacrifica los de seguridad.
Si se da una mayor relajación de la seguridad en aras de fortalecer la lucha contra los efectos nocivos del Covid 19, los grupos criminales regresar a tomar posesión de sus viejos espacios. Y cando pase la crisis, entonces en seguridad habrá de comenzar otra vez desde el principio.
Ley de la Omertá
Si los cárteles del crimen organizado comenzaron formalmente sus actividades con el asesinato del columnista Manuel Buendía en 1984 y el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar en 1985, las primeras acciones oficiales se dieron más o menos de 1990 a 1995.
En 1990 la Procuraduría General de la República, al mando de Ignacio Morales Lechiga, trajo a México al famoso fiscal italiano Giovanni Falcone, el encargado de destruir a la mafia por la vía penal para presentar su libro La lucha contra el crimen organizado. La experiencia de Giovanni Falcone y ofrecer nada menos que tres conferencias magistrales con sesiones de preguntas. El libro se reeditó en 1995 por el procurador zedillista de origen panista Antonio Lozano Gracia, lo que hablaba, cuando menos, de una continuidad de acciones.
Falcone, asesinado en 1992 por la mafia, logró demostrar que sí se podía combatir, desarticular, enjuiciar de manera legal, encarcelar y liquidar las organizaciones criminales de las mafias, pues existían otras dos: la Camorra y Andrangheta.
El mensaje central de Falcone tuvo tres piezas: la existencia de cuadros policiales ajenos a la corrupción mafiosa, la existencia de un Estado fuerte ajeno a las complicidades criminales y un sistema judicial blindado a la corrupción y a las amenazas de muerte de los grupos de delincuentes.
Falcone lo logró. En México el proceso de descomposición del Estado, de los cuadros judiciales y de las agrupaciones policiacas prohijaron un conjunto de cárteles que se apropiaron de zonas territoriales del Estado.
Zona Zero
El confinamiento humano para romper las cadenas contagio del coronavirus no logró disminuir las actividades criminales que ha provocado homicidios dolosos, aunque sí consiguió que hubiera menos gente en calles y transporte y así disminuyeran los datos de los delitos al menudeo. Ello no quiere decir que la baja será respuesta a la estrategia de seguridad, sino tan solo que los delincuentes regresaron a sus madrigueras a la espera de la actividad económica regularizada.
Los grandes cárteles están en problemas porque no tienen actividades delictivas que mantengan ocupados a sus efectivos en ls calles. Y como no hay circulación de gentes, el confinamiento podría reventar conflictos internos en las bandas delictivas porque al no haber actividad criminal no hay ingresos. Si se ha notado baja en el huachicoleo, no debe pensarse en efectividad policiaca, sino en que la baja de precio de gasolina por baja del precio de petróleo ha impactado el mercado ilegal a la baja.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
www.seguridadydefensa.mx