Diferencias entre un estúpido y un idiota
Indicador Político
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de septiembre de 2016.- Si se mira con frialdad, la invitación del presidente Peña Nieto a los candidatos presidenciales estadunidenses a Los Pinos fue una muy audaz estrategia de geopolítica y diplomacia activa. Los errores cometidos fueron de política de comunicación social (medios y redes cibernéticas) y de política de comunicación política (estructura de gobierno).
El envoltorio de la visitas estadunidenses es otra de las herencias del modelo de integración comercial y social de Carlos Salinas de Gortari: percibir a los EE.UU. como un socio dominante, no como una instancia comercial. México se asumió como el pariente pobre que debía levantar cosechas, lavar platos y limpiar albercas en los EE.UU. El tratado comercial fue una cesión de soberanía.
La intención de la visita de Trump no se supo explicar. El escenario electoral estadunidense está dando sorpresas: después de su caída luego de las convenciones, Trump sí tiene posibilidades de ganar; el tracking diario de Los Angeles Times registró el dato de que en cuatro últimos días Trump se puso por encima de Hillary. Y el seguimiento diario de Nate Silver sobre delegados seguros –los que en realidad nombran al presidente– dice que Trump ha sumado los veinticinco que ha perdido Hillary y que la demócrata ha perdido diez puntos porcentuales en la oportunidad de ganar. Hillary pierde posibilidades en cada escándalo de corrupción que se le descubre.
Del anuncio el martes en la tarde sobre la visita de Trump a Los Pinos a su arribo a la casa presidencial en el simbólico Chapultepec de la batalla de 1847, las políticas de comunicación social y de comunicación política quedaron pasmadas; nadie salió a explicar, a manipular a favor, a contener. En esas veinticuatro horas las redes se engolosinaron con las críticas. Y luego de la reunión, el silencio de la estructura presidencial mexicana fue más ruidoso en tanto que el resultado no fue el esperado por México. Y en diplomacia como un ejercicio del poder el silencio es derrota.
El fracaso de las políticas de comunicación social y de comunicación política hundió la credibilidad presidencial: nadie filtró, nadie explicó, nadie dio datos, nadie interpretó, nadie ocupó el vacío político en redes. Si los primeros minutos del anuncio dieron los indicios estridentes de que las redes iban a reventar el espacio social, el equipo digital presidencial seguramente estaba difundiendo fotos de su directora Alejandra Lagunes haciendo ejercicio y no atendiendo el linchamiento en las redes.
Si algún momento se puede percibir al presidente Peña como “el gran solitario de Palacio” –título de la sobresaliente novela de René Avilés Fabila que se ha incorporado a las categorías de interpretación del presidencialismo– fue en las cuarenta y ocho horas del anuncio, visita y evaluación de Trump en México. El dato mayor radica en que el hervor en las redes fue miles de veces superior a la desangelada protesta en el Ángel de la Independencia, frente a la embajada estadunidense.
Las crisis estallan o se fabrican con errores de ejercicio del gobierno.
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The White House 2016: La prensa estadunidense anti Trump utilizó la visita del candidato a México para llevar agua a su molino… En los EE.UU. ven posibilidad de victoria del republicano por los errores de Hillary Clinton y por el voto de los desencantados de las expectativas de Obama… Las posibilidades de victoria de Trump se han visto en las encuestas desde hace una semana…
Política para dummies: La política es el ejercicio de la comunicación para luchar contra las percepciones porque las percepciones son globos que flotan o piedras que hunden.
Sólo para sus ojos:
• Demasiado abismo entre las pasiones nacionalistas desatadas en las redes y la cobertura y análisis en los medios escritos. Lo malo es que las redes imponen sin explicar y los medios analizan sin convencer. El principal factor de la carga negativa es el repudio al presidente Peña Nieto en las redes cibernéticas. Y van cinco años sin que el equipo digital de Los Pinos se preocupe por atender esa deficiencia.
• Quieren vestir a Dilma Rousseff como víctima de un “golpe de Estado” pero el proceso de destitución fue impecable en términos legales; la expresidenta violó la ley y su antecesor Lula cometió actos de corrupción. Si los dos son héroes de la izquierda regional, entonces esa izquierda no merece llegar el poder. A Dilma la echaron con la ley en la mano.
• Si alguien ha visto por ahí a Carolina Monroy, la aún secretaria general del PRI, díganle que en Los Pinos necesitan que defienda al presidente como ella lo anuncio a gritos. Porque su silencio llama la atención.
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