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HUAJUAPAN DE LEÓN, Oax. 24 de julio de 2025.- Las calles de Huajuapan se transformaron en un tapiz de corazones, flores y colores vivos para acompañar al Cristo moreno durante su recorrido solemne.
La festividad del Señor de los Corazones, una de las más entrañables del pueblo mixteco, volvió a reunir a familias, artistas y fieles en una manifestación de fe, historia y belleza.
Desde muy temprano, vecinas y vecinos colocaron alfombras de aserrín teñido, pétalos frescos y diseños geométricos sobre más de cinco kilómetros de calles.
Los tapetes, elaborados con esmero durante toda la noche, dieron forma a corazones rojos, girasoles, tulipanes, grecas y símbolos de devoción. Cada diseño fue una ofrenda colectiva para recibir a la venerada imagen.
A las 8 de la mañana inició la procesión.
El Señor de los Corazones —una talla en madera de caoba, morena y milagrosa— salió en andas, cubierto de flores y rodeado por cientos de fieles que caminaron con él entre cantos, rezos, lágrimas y gratitud.
Hombres de todas las edades cargaron con solemnidad la figura desde el Santuario hasta la Capilla del Sagrario, en un acto de fe que lleva más de dos siglos repitiéndose.
La celebración tiene su origen en 1812, durante la Guerra de Independencia, cuando Huajuapan resistía el sitio impuesto por fuerzas realistas.
Después de un novenario al Cristo de los Corazones, el 23 de julio llegó José María Morelos con refuerzos, rompiendo el cerco. Desde entonces, la ciudad lo adoptó como su protector.
Durante nueve días previos se realizaron misas, rezos, procesiones internas y actividades culturales. Esta festividad no solo une a creyentes, sino también a quienes encuentran en la alfombra una forma de expresión artística y comunitaria.
El Señor de los Corazones no solo es símbolo religioso; es identidad viva de Huajuapan.
Su paso marca el ritmo del pueblo, conecta generaciones y fortalece el tejido comunitario.
Y como cada año, al verlo avanzar sobre flores y aserrín, cientos de personas volvieron a creer, a agradecer y a recordar por qué late con fuerza el corazón de la Mixteca.