
¿Fracasarán los esfuerzos parta el cambio climático?
En México el derecho a ejercer el voto para elegir a los miembros de los poderes ejecutivo y legislativo y este primero de junio a los del poder judicial no tiene sanción legal en el caso que no se ejerza y queda al arbitrio, voluntad, decisión o manipulación de los electores registrados en el padrón electoral vigente que lo hayan hecho o no, tienen también al menos en los dos primeros casos, formas legales para impugnar y aun quitar la representación de las personas que en su momento fueron electas de acuerdo a las reglas y normas electorales vigentes que para el caso de los que serán electos en el poder judicial, existe un procedimiento que sobre todo consiste en ir de funcionario en funcionario hasta llegar en caso de proceder ante la suprema corte para invalidar una resolución que se considere adversa a sus intereses y en pocos casos hasta ahora, proceder a la remoción de los juzgadores por su accionar ilegal.
A mi regreso al terruño añorado entre otras cosas ejemplificantes de este procedimiento al menos y de manera significativa para elegir a los representantes electos por el voto de la mayoría, supe de una persona que por ser suplente de quien iba a competir para presidir el poder ejecutivo y pedir licencia como propietario en funciones, la suplente ocupó el trascendental cargo en el Senado siendo la líder de mayor incidencia de los mercados públicos de la ciudad de Oaxaca, con casi nula preparación educativa mínima y ni se diga de las leyes y funciones vigentes de un senador: Los votos que podía ganar por su liderazgo por sobre cualquier asomo de manejo de los delicados y trascendentes asuntos que implican la representación popular. Salvo muy contadas excepciones en la actualidad, las personas que son electas para las diferentes cámaras del poder legislativo carecen de igual manera de la mínima preparación y perfiles necesarios y es la popularidad, la mediatización de los votos y también las viejas y modernas prácticas tramposas de obtener los sufragios así como las mayorías legislativas sin reunir los requisitos establecidos lo que configuran congresos espurios, de mayorías impuestas que resuelven a favor del partido mayoritario que representan y sobre todo de las decisiones unipersonales, emocionales y de maneras de cobrar venganzas y facturas del ejecutivo en turno.
Sin dejar de lado aspectos importantes para el accionar de los que ocupan los encargos ejecutivoscomo una vez que ejercen el poder que les da el voto gobernar para todos y no para sus partidarios, simpatizantes y favoritos, administrar el bien común de manera honesta y transparente sin ocurrencias ni nepotismo o corrupción, es necesario y urgente que para que sean postulados y sobre todo ejercer el encargo en caso de obtener el triunfo, llenar un perfil mínimo, pasar un examen sicológico y conductual que de certeza a los electores que están en sus cabales y que pueden ejercer el cargo con objetividad, pluralidad y tolerancia. Para el caso de los poderes legislativo y ahora judicial es necesario y fundamental que los aspirantes conozcan fehacientemente de las leyes, de cómo legislar para diputados y senadores y de procurar y administrar la justicia en el caso del judicial más que concitar a mayorías de votantes y dejar de gastar cantidades estratosféricas de recursos en una cauda de asesores y que dejen de improvisar y de dar pena ajena como aquella ministra hija favorita del régimen que como una de sus mejores ofertas no solo para repetir en el encargo que ya posee sino para incluso presidir la suprema corte, asegura que si votan por ella y gana establecerá el cuerpo de defensores de oficio federales: ¡Hágame usted el refravón cabor!
Convencido estoy que hay otras vías y procedimientos para contar con un poder judicial honesto, transparente y que procure y administre la justicia para todos sin distingos, fobias ni filias, apegados a las leyes vigentes y con una preparación y conocimientos suficientes que sin quebrantar las leyes vigentes tengan la sensibilidad, el conocimiento y la preparación para entender y resolver también a partir de las características de la población a la que juzgan en tanto que somos un conglomerado humano diverso y plural que requiere la comprensión y ejercicio del pluralismo jurídico en toda su dimensión. Elegir ahora a los integrantes del poder judicial por popularidad o por la orientación del sufragio no solo no terminará con los vicios y prácticas nocivas para aplicar la justicia ni mucho menos resolverá el gran valladar que hasta ahora representa la deficiente y mala actuación de los ministerios públicos que son el inicio de la cadena de errores y pifias que castigan y recluyen a inocentes y que permiten resoluciones judiciales erradas: No votar o expresar su desacuerdo no hace a la gente de derecha o neoliberales, solo ejercen su decisión que la ley les permite.
Gerardo Garfias Ruiz