Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
SAN MATEO DEL MAR, Oax. 31 de octubre de 2016.- Los papalotes, elaborados con papel y plástico, vuelan sobre el cielo de la comunidad Ikoots de San Mateo del Mar para traer las ánimas de los fieles difuntos y guiarlos a casa, para convivir con los vivos en la celebración del Día de Muertos.
De acuerdo con la creencia de los indígenas Ikoots, los papalotes deben volar y surcar los cielos de la comunidad para encontrarse con las almas que vienen de regreso en la víspera de Todos Santos.
Los papalotes vuelan desde temprana hora para recibir a las almas y por las tardes bajan ya con el espíritu de los fieles difuntos.
“Los fieles difuntos usan el papalote como transporte y se baja lentamente, porque se pueden caer”, dijo Francisco Avendaño Figueroa, habitante de la comunidad.
Esta tradición heredada por los ancestros, aún se conserva en San Mateo del Mar por las nuevas generaciones.
Anteriormente, eran los mayores que volaban los papalotes, pero actualmente, son los niños y jóvenes los que lo hacen, para no dejar morir esta tradición.
Según la creencia Ikoots, los papalotes vuelan el 31 de octubre para traer el alma de los niños que hayan muerto para que estén con sus familiares. Mientras que el día 1 de noviembre, los papalotes traen las ánimas de los adultos fallecidos.
“Volamos los papalotes para que los difuntos lo utilicen como un medio de transporte para bajar, es una forma de ayudarlos en su viaje, porque el viaje es largo”, explicó Berenice Ballarte Terrazas, una joven de preparatoria que preserva la tradición.
Francisco Avendaño Figueroa, profesor de nivel bachillerato, dijo que para los ikoosts, todo es sagrado, principalmente “el aire” donde se puede enviar mensajes a los ancestros y en este caso, utilizarlo para volar los papalotes.
“El papalote es un instrumento de recepción o un transporte para nuestros ancestros, para el espíritu de nuestros familiares. La intención es ayudar a los que nos vienen a visitar a que no hagan el largo trayecto y no se cansen mucho, lo que implica es darles el transporte, bajar el papalote en la tarde para que bajen los espíritus”.
Una vez que las almas hayan bajado, están con sus familiares hasta el 2 de noviembre. En las casas, se elaboran altares adornados con flores, veladoras y alimentos que en vida fuera del gusto del difunto.
“Les ofrecemos alimento y agua porque seguramente vienen cansados y con hambre”, dijo Berenice Ballarte.
Al culminar la celebración del Día de Muertos, se acude a la tumba a depositar una ofrenda floral, se levanta el alimento del altar y se termina con un Rosario.
Algunas familias vuelven a volar el papalote el 2 de noviembre para llevar a las almas de regreso.