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Oaxaca, invitado de honor en la FIL de Palacio de Minería
Nallely Sánchez Rivas
En el corazón de Xochimilco, donde la historia y la naturaleza han tejido una relación ancestral, un espacio dedicado a la preservación del conocimiento herbolario florece con fuerza: el Jardín Xochitlalyocan, ubicado en el Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco, el cual representa un puente entre el pasado y el futuro, donde la sabiduría de la medicina tradicional mexicana se conserva y se expande.
Ahora, su historia y riqueza botánica han quedado plasmadas en el libro El jardín de plantas medicinales y aromáticas Xochitlalyocan, que es un testimonio de una década de trabajo, investigación y compromiso con la biodiversidad y el saber ancestral.
Durante la presentación en la 46 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), Aída Marisa Osuna Fernández, coordinadora de la obra, recordó que la mayoría de los jardines botánicos se encuentra en zonas templadas del hemisferio norte y, a pesar de la limitada biodiversidad de dichas áreas, la concepción de jardines botánicos es mayor en comparación con las regiones tropicales como México, que albergan la mayor diversidad biológica del país.
Uno de los múltiples problemas científicos que afecta la biodiversidad vegetal es que hasta dos tercios del orden vegetal están amenazados en su hábitat natural, por lo que aumentar su protección es de vital relevancia para la salud de los ecosistemas y el bienestar humano.
Así también, sostuvo la maestra, es primordial promover la construcción de colecciones de plantas como los jardines botánicos, que juegan un papel esencial en la conservación de especies silvestres y en los programas de restauración y reproducción vegetal.
“Es fundamental recuperar toda la información posible sobre plantas medicinales de México antes de que un uso irracional ponga en peligro su supervivencia”, dado que gran parte de la población nacional recurre a ellas para tratar sus problemas de salud. Además, la precariedad botánica se encuentra en riesgo de perderse por factores como la globalización y la distribución de las poblaciones de los grupos étnicos.
Por ello, la construcción de un jardín botánico implica la interacción de especialistas en áreas como fisiología vegetal, taxonomía botánica, agronomía, arquitectura del paisaje y diseño y comunicación gráfica de la información, entre muchos otros, para que pueda cumplir adecuadamente con las labores sustantivas de la Universidad: investigación, docencia y difusión, añadió.
Esta obra tiene la intención de conservar información histórica esencial que permita, tanto a la UAM como a cualquier persona interesada en desarrollar un proyecto similar, conocer los aspectos clave para fomentar la creación de más sitios de investigación y divulgación del conocimiento sobre las plantas medicinales y aromáticas.
Por su parte, Abigail Aguilar Contreras, autora del prólogo de este libro, destacó que “es una obra maravillosa que solo puede consultarse por medio electrónico”. Al conocer sobre el jardín Xochitlalyocan “me recordó al de Nezahualcóyotl, en Texcoco, y el de Moctezuma, en Chapultepec, ambos con colecciones de plantas de distintas regiones”.
También mencionó el acervo de plantas medicinales del Hospital de Jesús, creado por Hernán Cortés. Actualmente, existen más de 60 jardines botánicos en México, pero este es el primero en la UAM, ubicado en el CIBAC de la Unidad Xochimilco.
Este jardín cuenta con innovaciones importantes que lo distinguen de otros, como cédulas de cada planta con códigos QR y señalética que facilita la clasificación de cada ejemplar. Asimismo, su diseño armónico hace referencia a las trajineras de Xochimilco y las bellísimas ilustraciones en el libro reflejan su historia, apuntó.
Helia Reyna Osuna Fernández, profesora del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencia de la UNAM, indicó que esta obra resume 10 años de trabajo, investigación y vinculación con la sociedad. En 2011, la maestra Marisa inició el proyecto con sus estudiantes de la UAM, consiguiendo recursos mediante convocatorias.
Inicialmente abierto solo a la comunidad UAM, con el tiempo creció y en 2017 se inauguró para el público general, recibiendo apoyo de los vecinos de Xochimilco. Desde 2014, dijo la doctora, el jardín se ha beneficiado del trabajo de voluntarios y estudiantes, quienes participan en actividades el último sábado de cada mes, con charlas y trabajo en el jardín. Esta dinámica ha sido enriquecedora, permitiendo la participación de familias enteras en su desarrollo.
A su vez, Paulette Morales Lomelí, del Departamento de Métodos y Sistemas de la Unidad Xochimilco de la UAM, especializada en cementerios, mencionó que este trabajo fue novedoso para su carrera. Su experiencia en ilustración botánica la enfrentó a retos en la representación y nomenclatura de las plantas.
«Mi trayectoria en este proyecto fue muy enriquecedora. Si bien había pintado plantas antes, este trabajo me permitió entender mejor su importancia más allá de la arquitectura. Muchos creen que los arquitectos solo trabajamos con cemento, pero la arquitectura también abarca fuentes, jardines y elementos que embellecen y sanan el espacio y a las personas», precisó.
Con esta perspectiva, enfatizó la importancia de integrar la naturaleza en el diseño urbano y académico, reconociendo que la arquitectura y la botánica pueden coexistir para mejorar el entorno y la calidad de vida.
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