
De la misma manada
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de enero de 2020.- ¿Cuántos años lleva Quintana Roo instalado en la deuda, pide y pide dinero, gastando y gastando quién sabe en qué?
Y, también, sin dinero ni para la gasolina de las patrullas.
Los suficientes para que la Secretaría de Hacienda hubiese volteado a mirar. Los doce años de los gobiernos priistas de Félix y de Borge el Estado vio como crecía exponencialmente su deuda. Y fue cayendo en el peor de los hoyos, sin dinero, empobrecido, sin espacio para poder hacer obra pública, debiendo a todos, convirtiendo a los quintanarroenses en limosneros del gobierno, bastante frustrados, además.
Mientras esto sucedía, en la Ciudad de México, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no hubo sino silencio.
Al actual gobernador le tocó esta herencia maldita. Y ha sido una pesadilla bien llevada porque nombro a la doctora Yohanet Torres, una persona con el más cuidadoso, escrupuloso manejo de los dineros. No solamente puso orden, sino que estableció el ordenamiento del orden. Un cambio preciso y precioso, de primer mundo.
Esto lidiando con el pago de la deuda heredada, de unos intereses leoninos, que se chupan todo el dinero que llega a sus arcas. Que, además, no es el porcentaje justo. Porque Quintana Roo recibe cada día a miles de visitantes que demandan servicios, que requieren carreteras, calles, luz, agua, seguridad.
Lo que el gobierno debe satisfacer con el mismo gasto, con idéntica repartición del presupuesto federal. Es como si a la casa llegasen diez invitados y se pretendiese darles de comer con la misma cantidad de dinero que para la familia. Sin contar con los primos que ya están viviendo ahí, porque el Estado recibe migrantes de todo el mundo y su población no para de crecer.
Yohanet vive en la discreción. Es amable. Es puntual. Es accesible. Es dura cuando debe serlo, muy dura. Sabe de números, sabe de qué lado masca la iguana implacable de la realidad del presupuesto. No busca reflectores, no hace otra cosa que dedicarse a cumplir con su chamba, y tampoco es corrupta. Lo que, en el Estado, con lo que hemos vivido, es excepcional.
Por un lado, el Presidente ha expresado que comprende la realidad de los gobernadores que se han endeudado, y por el otro la SHCP de Arturo Herrera lanza una advertencia sobre cinco entidades federativas, entre ellas Quintana Roo, “advierte de riesgos”, lo que equivale a avisar a los bancos que casi seguro no van a poder pagar.
No es la realidad de Quintana Roo.
Y tal vez ya sea tiempo de que desde el Centro del país dejen de pontificar. Y de fustigar. Simplemente, nunca había existido tanto orden en las finanzas públicas. ¿O eso es lo que molesta en los escritorios de Palacio Nacional, del lado de Herrera?
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