Los márgenes de la independencia editorial
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de septiembre de 2019.- En los días finales del próximo mes de noviembre, el partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena, tendrá que realizar la elección de un nuevo dirigente nacional.
Según lo dicho por el presidente de México, los estatutos de Morena contemplan dos métodos de selección:
Uno sería la celebración de una asamblea nacional a la que serían convocados quienes estén acreditados como consejeros. O a través de una encuesta.
Esta última opción, la de la encuesta, es la que al parecer será la que Morena utilizará para elegir su nueva dirigencia.
Después del abrumador triunfo de López Obrador en las elecciones celebradas en julio de 2018, asumió la presidencia de Morena la muy controvertida Yeidckol Polevnsky, cuyo verdadero nombre es Citlali Camacho, y desde entonces el partido en el poder ha venido sufriendo divisiones y rupturas tanto en las entidades federativas como en las bancada de las cámaras de Diputados y Senadores.
Yeidckol solamente ha trabajado para un grupo que le garantice sus intereses políticos y económicos.
Ello quedó demostrado en el proceso de selección de candidato a gobernador en Puebla.
El senador Alejandro Armenta compitió con Miguel Barbosa, y en la encuesta más confiable lo superó ampliamente.
La trágica muerte de la gobernadora Martha Ericka Alonso de Moreno Valle, dejó entre los poblanos el amargo sentimiento de que la caída del helicóptero en el que viajaba el matrimonio fue algo provocado y señalaban como un sospechoso natural a Barbosa Huerta.
Pero Yeidckol defendió a capa y espada la postulación de Barbosa y se impuso a toda la crítica nacional.
Desde luego con el natural desgaste tanto de Morena como del propio presidente López Obrador.
Yeidckol no atendió para nada el proceso en Baja California y hoy Javier Bonilla, que insiste en ampliar su mandato a cinco años, se maneja con total independencia de la dirigente nacional de su partido.
Igual que en Puebla, el descuido de Yeidckol le ha costado muchas críticas al primer mandatario.
En el 2021, habrá elecciones intermedias que renovarán la Camara de Diputados, varios importantes congresos locales, decenas de alcaldías y doce gubernaturas.
Y ante ese reto formidable, Yeidckol tiene a su partido sin una estructura que le garantice repetir el triunfo logrado por López Obrador en el 2018.
Morena tendrá que optar por el método de selección de candidatos por la vía de las encuestas toda vez que Yeidckol no se ha preocupado por formar un verdadero partido político de alcance nacional.
Sin el nombre de AMLO en las boletas del 2021, Morena perderá votos como ocurrió en las pasadas elecciones de Puebla y Baja California.
Las señales indican que el favorito de la cátedra para ser el nuevo dirigente de Morena es el colimense Mario Delgado.
Bertha Luján no cuajó y Alejandro Rojas Diaz Durán ha realizado un trabajo agotador digno de mejor causa pero tampoco se ha consolidado como un elemento con el respaldo suficiente entre la militancia.
Yeidckol destrozó a Morena con sus conocidas ambiciones.
Y quien la suceda como presidente nacional del partido tendrá que realizar un trabajo de recomposición de cuadros y de operación cicatriz con una sensibilidad y un oficio político que simplemente a Yeidckol no se le ha dado.
Y por su carácter obsesivo, ni se le dará.
Así está Morena apenas a unas semanas de celebrar su renovación de dirigentes.