Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 31 de diciembre de 2019.- El gran historiador y novelista español de las legiones romanas, Santiago Posteguillo, autor de la trilogía Africanus, también escribió un libro extraordinario sobre una mujer extranjera y mal vista en la alcurnia de Roma, Julia (que era siria), que con su inteligencia y sangre fría condujo a su marido, Septimio Severo, a convertirse en emperador y fundó una dinastía. Les dejo algunos párrafos que subrayé de Yo, Julia, premio Planeta 2018.
“En ocasiones la supervivencia está en no conseguir más poder, sino en rechazarlo”.
Escribe en su diario Galeno, médico del emperador Cómodo y luego pieza clave en el plan de Julia: “Yo he hecho tanto por la medicina como el emperador Trajano por el Imperio cuando construyó puentes y caminos por toda Italia. Soy yo y solo yo el que ha revelado la verdadera senda de la medicina. Hay que admitir que Hipócrates ya atisbó esta senda y preparó el camino, pero yo lo he hecho transitable”.
“Septimio Severo se dejó llevar de la mano de su esposa, de la mano de la Historia”…
Aurelio Pompeyano le explica a su ambicioso hijo, Claudio Pompeyano, por qué la guerra civil la va a ganar Septimio Severo, y que se equivoca al trabajar en Roma para el poderoso gobernador de las legiones del norte, Albino. Por la importancia de Julia, la mujer de Severo, de la cual el gobernador de Panonia estaba profundamente enamorado:
Augusto respetaba a Livia (su esposa). A Livia sólo le interesaba que Augusto nombrara César, su heredo, a uno de los dos hijos de su anterior matrimonio: Tiberio.
“Luego Tito tendría un gran amor, Berenice, peto fue su concubina, una princesa hermosa también de origen oriental, judía en este caso… Si continuamos al divino Trajano lo sucede Adriano, también homosexual, pero en este caso un emperador que no respetó a su emperatriz…”
“No es correcto en el mundo romano aceptar un nombramiento de esa entidad sin rechazarlo una o dos veces. Julio César también lo hizo –continuó Julia, dirigiéndose a los niños- Cuando se le ofreció una corona real la rechazó varias veces. De hecho, nunca la aceptó…”.
El hijo de Pompeyano le reprocha a su padre: “Nadie habrá nunca en la historia que haya rechazado tres veces ser investido emperador de Roma (se lo propuso Marco Aurelio, el Senado y Juliano)…”
“Muchacho, yo estoy hecho con la madera con que se forja la supervivencia. Es un material escaso y que no todos aprecian”.
Pompeyano se refería a la política, no a la guerra, donde derrochó coraje.
“Su valor, pericia y eficacia en los campos de batalla, ya fuera contra los partos, marcómanos, germanos, le valió el afecto del divino Marco Aurelio hasta el punto de que éste le ofreció casarse con Lucila, su hija, hermana de Cómodo”.
“Todos sabían, por experiencia, que en combate no era necesario diseñar una estrategia retorcida o muy compleja, sino disponer de una táctica sencilla pero valiente, que aportara la iniciativa en la batalla, y combinar ese plan con disciplina y resistencia en el cruento combate cuerpo a cuerpo…”.
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Séptimio Severo le promete al jefe militar derrotado, pero que luchó con valor luego de ser abandonado por su general, como 527 años antes Darío III abandonó a los suyos frente a Alejandro Magno: “un funeral correcto con una moneda en la boca para pagar a Caronte tu paso al reino de los muertos” (en la laguna de Estigia).
Galeno pone objeciones a una misión encargada por Julia: “Yo soy médico, y lo mío es salvar vidas, curar según las enseñanzas de Hipócrates y bajo la protección de Asclepio. No asesinar”.
Respondió Severo: “Tengo la sensación de ser un nuevo Pirro, el rey de Epiro que consiguió tantas victorias contra Roma, victorias pírricas que no le valieron para ganar la guerra”.
Luego de concluir el libro, el autor se pregunta “¿por qué no hay una obra teatral y ninguna película o serie de televisión sobre Julia Domna?”. Y se contesta: “A mi entender por dos estigmas que el personaje ha arrastrado consigo durante siglos: primero, por ser mujer y, segundo por ser extranjera”.
Recupera una cita de la biografía de Isabel la Católica: “A las mujeres en la historia no se les perdona que ejerzan la violencia como la ejercen los hombres”.
Ahora sí, punto final a 2019.
Felicidades, salud y alegrías en el nuevo año. Nos encontramos en este espacio el lunes seis.