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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de abril de 2019.- La diferencia entre las autoridades y los delincuentes no tiene que ver con la dialéctica de buenos/malos, sino con el método de dominación o de ejercicio del poder como mecanismo para controlar a los otros.
Las masacres o asesinatos en masa perpetradas por delincuentes revelan la irracionalidad de la fuerza bruta. Héctor de Mauleón en El Universal y el despacho Lantia del especialista Eduardo Guerrero han registrado 728 masacres con 4 mil 469 muertos en los últimos dos años. Para la metodología, una masacre se da cuando hay cuatro o más muertos, aunque hay otras caracterizaciones que señalan que una masacre debiera ser de ocho personas o más.
Además del miedo que provoca la muerte masiva de personas en ataques estilo campo de guerra convencional, las masacres dejan ver una lógica irracional de la violencia criminal: es el reconocimiento a la ausencia de reglas o a la única regla de la violencia criminal. Este dato debe contrastarse con la presión que se está ejerciendo sobre la Guardia Nacional para subordinar sus operaciones a los derechos humanos.
Y aunque no se debe tratar de construir una segunda Brigada Blanca como la que existió en la Federal de Seguridad en la segunda mitad de los setenta para liquidar a los grupos guerrilleros, en realidad se deben establecer nuevas doctrinas de seguridad para la guerra no convencional contra bandas criminales organizadas para matar.
Los casos de masacres en México ilustran la irracionalidad del crimen organizado:
– El estallamiento de dos granadas en la ceremonia del Grito en Morelia, Michoacán, la noche del 15 de septiembre de 2008. La acción tuvo el objetivo de generar terror.
– En agosto del 2010 el Cártel de Los Zetas asesinó en masa a 79 personas en San Fernando, Tamaulipas, como producto de un secuestro que no pudo cobrar rescate.
– En mazo del 2011 un grupo amado entró al municipio de Allende, Coahuila, y asesinaron a alrededor de 42 personas y algunos diarios hablaron de 300 desaparecidos.
– En abril de 2011 hubo un asesinato en masa de casi 200 personas en San Fernando, Tamaulipas, aunque circularon versiones de que pudieron haber sido 500. El asunto se destapó varios después, cuando se encontraron algunos cuerpos.
— En julio de 2011 ocurrió una masacre en Victoria, Durango: se descubrió una fosa clandestina con 340 personas asesinadas en un solo evento.
– En agosto del 2011 hubo un atentado en Monterrey en el Casino Royale con un saldo de 52 personas muertas, entre ellas una mujer embarazada.
– En septiembre de 2011 ocurrió una masacre en Boca del Río, Veracruz: 35 cadáveres fueron tirados en un paso a desnivel.
El común denominador de estas matanzas se localizó en acciones violentas de Los Zetas contra informantes o secuestros sin rescate, y con el caso de Boca del Río, Veracruz, del 2011 su choque con el recién creado grupo Los Matazetas que después derivaría en el Cártel Jalisco Nueva Generación. Como primer apunte de la investigación en curso sobre la matanza en Minatitlán, de nueva cuenta podrían aparecer pistas de la guerra Zetas-CJNG, en disputa por territorios.
Y ahí se enredan las explicaciones de las autoridades. Ante casos evidencias de violencia irracional, la estrategia gubernamental está más preocupada por defender los derechos humanos y por controlar el uso gubernamental de la fuerza, cuando la prioridad debiera ser el acopio de información de inteligencia sobre las plazas dominadas por el crimen organizado y operativos donde quede claro que la capacidad de fuerza del Estado es superior a la de los delincuentes.
Los cadáveres tirados en Boca del Río, producto de la lucha Zetas-CJNG ocurrió en 2011 y fue asumida como una bienvenida macabra al nuevo gobernador de entonces, Javier Duarte de Ochoa, porque en ese momento había una reunión de procuradores de toda la república. A pesar de estos datos, el gobierno de Miguel Angel Yunes y la nueva administración de Cuitláhuac García carecieron de la variable criminal del crimen organizado en Veracruz y no se prepararon para la lucha entre esos dos cárteles criminales.
Y la falla del actual gobernador veracruzano evidenció una incapacidad estratégica para entender la lógica criminal, porque el miércoles, apenas seis días después de la masacre de Minatitlán, fue asesinada la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo, sin que haya habido un programa especial de protección de autoridades ante las acciones criminales.
Por la guerra entre dos cárteles en expansión territorial en varios estados, el caso de Los Zetas y el CJNG le corresponde al fuero federal, pero en estos momentos de una especie de vacío operativo por la construcción de la Guardia Nacional y reorganización del sistema nacional de inteligencia. Der todos modos, es de esperarse una estrategia especial en contra de estos cárteles que aparecen en el radar de la seguridad interior como los más violentos.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para entender la lógica de los otros, no para ver a los otros como uno quiere que sean.
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