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OAXACA, Oax. 2 de diciembre de 2013 (Quadratín).-Para diversas culturas, ciertos alimentos, como el maíz en el caso de México, cuentan con una intensa carga simbólica. Así lo comprende Guillermo Rito quien lleva varios años realizando obras artísticas con lo que él llama “el alimento sagrado”, el maíz, a fin de enaltecerlo.
Producto del desarrollo de una técnica propia que denomina impronta sobre tortilla, o tortilla intervenida, Guillermo Rito (San Blas Atempa, 1971) presenta a partir del próximo jueves cinco de diciembre su exposición “Soy del Maíz. La Tortilla”, en el Museo de la Secretaría de Hacienda en la Ciudad de México.
Con esta exposición, el artista plástico da cuenta de su empeño en hacer que el maíz criollo y la tortilla tengan el reconocimiento de “alimento sagrado” como lo ha sido históricamente, y que suele pasar inadvertido en nuestros días por tratarse de un alimento tan cotidiano.
Por otra parte, Guillermo Rito salda una cuenta pendiente con su tierra, San Blas Atempa, donde la mayoría de las mujeres se dedican a la elaboración de totopos, tortillas tostadas con muchos agujeritos, típicas del Istmo de Tehuantepec.
Es así como Guillermo Rito, rara avis de la plástica oaxaqueña, vuelve a mostrar sus dotes para transformar un elemento cotidiano, como el maíz y la tortilla, en piezas artísticas que enaltecen sus raíces al tiempo que impone nuevas concepciones del arte contemporáneo.
En colaboración con mujeres productoras de tortillas de Santo Tomás Mazaltepec, comunidad zapoteca de los valles centrales de Oaxaca que sólo utilizan maíces criollos, el creador formado en la Escuela de Bellas Artes de esta entidad y posteriormente en Nueva York, exhibe 30 piezas que denomina “Tortillas intervenidas”, sobre las cuales imprime imágenes y textos que tienen que ver con la cultura del maíz.
Dioses antiguos como Centéotl, efigies de héroes nacionales como Zapata y el culto a la Virgen de Guadalupe, permiten a Guillermo Rito mostrar imágenes que son como huellas de la cultura mexicana ligada al maíz, desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días.
El resultado, luego de un proceso de varios días y semanas de deshidratación de las tortillas, con todos los riesgos que implica intervenir un material orgánico, es una serie de piezas, comestibles en principio, ahora transformadas, a decir de Carlos Blas Galindo, en “alimento espiritual”.
“Alimento espiritual que es posible consumir para alcanzar una comunión con la divinidad”, sostiene el crítico de arte respecto a las tortillas intervenidas por Guillermo Rito, en una frase que condensa a un mismo tiempo al maíz como alimento corporal y también para el alma.
Algunas piezas de maíz se presentan para su exhibición en cubos de luz, dando a cada tortilla un aspecto similar al de la hostia del culto católico, otras quedan encapsuladas en resina y algunas más dentro de vitrinas.
“Soy el maíz. La tortilla”, de Guillermo Rito, se inaugura el próximo cinco de diciembre, a las 19:00 horas, en la galería del Museo de la Secretaría de Hacienda.