Raúl Ávila Ortiz | Oaxaqueñología
OAXACA, Oax., 21 de abril de 2019.- Los días de pausa física, mental y
espiritual invitan a la reflexión:
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- Oaxaca es parte sustancial de México porque ha nutrido con su infinita diversidad étnica y cultural, sus cultos maternos, femeninos y machistas, sus santos y vírgenes y su doble vena: religiosa y laica, a la forja y actualización de la identidad nacional.
- Los oaxaqueños hemos formado la vanguardia ideológica y política de las luchas sociales que promovieron la Independencia (Tinoco y Palacios, De Bustamante, Del Castillo, De León…), la Reforma (Juárez, Díaz…); y la Revolución (Flores Magón, Rivera Cabrera, García Vigil…).
- Los oaxaqueños hemos contribuido al posicionamiento de México en el mundo, ya con sus inagotables recursos naturales, ya con la obra intelectual, cultural y artística de reconocimiento internacional (De Burgoa, Gay, Cabrera, Castillo Velasco, Brioso y Candiani, Bolaños Cacho, Alcalá, Vasconcelos Calderón, Henestrosa, Mendieta y Nuñez, Castillo Larrañaga, Ortiz Urquidi, Salmorán de Tamayo, Tamayo y Salmorán, DIaz Romero, Yañiz, Dalton, Carrillo Alarcón, Doniz, Tamayo, Morales, Toledo, Hernandez, Vasconcelos Beltrán, Downs…).
- Oaxaca, no obstante sus desafíos soberanistas (1857 1871, 1915), ha optado siempre por la integridad y la unidad del país y por ello ha sido el primero en defender fronteras y oponerse a intentos invasores de potencias extranjeras (ya sea Juárez en Salina Cruz ante el amago del español Barradas o Díaz ante el poderoso ejército francés).
- El siglo 20 oaxaqueño no fue comparativamente mejor que el 19 o los precedentes siglos virreinales pues la entidad perdió fortaleza económica, política y social en el cambio de régimen del Porfiriato a la posrevolución, de modo que ha pagado con 100 años de subdesarrollo y desfase político-social los excesos del liderazgo que ejerció por más de medio siglo a través del juarismo y el porfirismo (de 1858 a 1911, salvo breve paréntesis de 1872 a 1876).
- El nuevo ciclo de cambios transformadores al que ha convocado el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llama a los oaxaqueños de hoy no solo a reclamar y negociar un mejor trato para la entidad sino a empeñar voluntad firme e inteligencia crítica a efecto de modificar las condiciones objetivas en favor de sus habitantes priorizando a millones de personas pobres.
- Los oaxaqueños de hoy debemos aumentar nuestra conciencia y solidaridad para hacer de nuestra tierra un espacio de convivencia más justo, solidario, productivo, digno y sustentable para las generaciones por venir. Conciencia de la interculturalidad respetuosa, creativa, liberadora y emancipadora. Conciencia de que la calidad de nuestro hábitat es y será la de México y la del planeta.
- Los oaxaqueños nos merecemos gobiernos cercanos, incluyentes, dialogantes y eficientes que propicien el bienestar mínimo para todos y la corresponsabilidad social activa en la reproducción y viabilidad de los valores comunitarios, liberales y progresistas que hidratan sus raíces populares en sus ocho regiones, 570 municipios y una decena de miles de comunidades. Retomar las buenas ideas y políticas de los Vázquez Colmenares, Martínez Alvarez, Ramírez López, Carrasco Altamirano, Murat Casab, Ruiz Ortiz y Cué Monteagudo. Escuchar a los Martínez Fernández del Campo, Castellanos Hernández, Sánchez López, Estefan Garfias o Robles Montoya. Sumar y no restarse oportunidades dividiendo sin fin.
- Los oaxaqueños requerimos acciones administrativas de cualquier magnitud pero coordinadas, tangibles y mensurables que nos convenzan de que avanzamos y estaremos aún mejor –no lo contrario– ya sea en infraestructura, seguridad, empleo o educación, y, sin duda, en legalidad y Constitución.
- Oaxaca y los oaxaqueños dentro y fuera del Estado y el país deberemos reforzar los valores que nos singularizan y aquellos que compartimos con los mexicanos y la Humanidad; recuperar nuestras mejores tradiciones y legados culturales para mantenerlos vitales y transferirlos al futuro: el trabajo lícito, la identidad, la cooperación, la democracia, el buen gobierno y el sentido de libertad, justicia y grandeza.