
Si volviera a nacier, elegiría ser la madre de mi madre
Oaxaca, Oax. 01 de julio de 2013 (Quadratín).- La crisis de las finanzas estatales y municipales, entre otras causas, se explica por la concentración de facultades impositivas en el orden central y el bajo potencial recaudatorio de los impuestos que administran. En los municipios, además de las asimetrías en sus niveles de desarrollo, ha existido desinterés fiscal y resistencia de las dependencias federales a pagarlo, valores catastrales lejos de los de mercado y una gran concentración de la propiedad urbana.
Además como el ingreso más importante de los gobiernos subnacionales y locales son las participaciones, que se encuentran por debajo de su nivel real de 2008 y las mismas en conjunto rebasan apenas el 22 por ciento de la recaudación participable, la crisis fiscal de las entidades federativas se extiende a sus municipios.
La dependencia de las mismas en el caso de estos últimos ,es menor que la de las entidades federativas, pero ello no obsta para afirmar que han desaprovechado el potencial recaudatorio del impuesto predial. Cifras ya las he comentado: apenas el 0.2 por ciento del PIB, tres veces menos que la cifra chilena y es casi la mitad si le restamos al DF, que en lo que va de 2013 ha incrementado sustantivamente su recaudación de este impuesto.
Varios razones han influido en lo anterior, empezando porque en algunos no lo cobran o lo hacen mal debido a un equivocado concepto de costo político, la pobreza de más de la mitad de los municipios; los usos y costumbres y por tanto el desinterés fiscal de muchos, igual que sucede con los estados en el caso de la tenencia.
Por otra parte a partir de 2008 se eliminan los incentivos al esfuerzo recaudatorio local, que se habían introducido con las reformas que hicimos los funcionarios fiscales y estatales en 1990. Hoy la variable real para distribuir las participaciones es el número de habitantes domiciliados en cada entidad federativa y en cada municipio.
Otro elemento que deteriora la recaudación del predial, es la actitud de muchas dependencias federales al no cumplir con sus obligaciones tributarias en las entidades federativas y municipios, e incluso en algunos casos personales. Si lo hacen algunas, como el SAT.
El argumento es que su legislación interior se los prohíbe, pero en otros casos el argumento es presupuestal, argumento totalmente invalido para no cumplir una obligación de esa naturaleza. Recuerdo cuando se hablaba del acuerdo para regularizar la recaudación del impuesto sobre productos del trabajo, algunos gobernadores argumentaban la costumbre de cumplir de manera simulada o de plano no lo hacían porque no lo tenían presupuestado, la respuesta federal con razón- era que no era válido tal argumento. Claro había estados que si cumplían y pagaban sus impuestos sin simular bajos ingresos.
En el convenio firmado en 2006, para dar cumplimiento a diversos acuerdos de la Convención Nacional Hacendaria, se establecía la reciprocidad para que el Gobierno Federal honrase también el compromiso respecto a los ingresos locales. Un mal argumento para que muchas dependencias federales no cumplieran, era el mismo, la falta de presupuesto.
Hay casos hoy en que el Poder Judicial además de no pagar el predial, piden sus integrantes que se extienda dicho privilegio a sus domicilios particulares, que dicen son ¡una extensión de sus oficinas!
Lo anterior por supuesto tiene que cambiar, ya sea bajo un nuevo Pacto Fiscal, una Nueva Convención Nacional de las Haciendas Públicas o simplemente en los acuerdos de colaboración administrativa del sistema nacional de coordinación fiscal.
Si todas las dependencias federales, de todos los poderes, que son sujetos de impuestos locales los pagaran, seguramente se mejoraría la relación recaudación predial / PIB por ejemplo, y si se reestablecieran incentivos al esfuerzo recaudatorio local, estaríamos ante un mejor escenario del predial, con todo lo positivo que ello significa.
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