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Oaxaca, Oax. 12 de junio de 2013 (Quadratín).- De acuerdo con la OIT, el trabajo doméstico en general se encuentra entre las actividades menos reguladas y legislada por lo que en consecuencia posee salarios y protección social insuficiente.
Con niñas y niños esta situación se agrava, ya que se convierten en trabajadores ocultos e invisibles que los vuelve más vulnerables a ser explotados y más difíciles de proteger, quedando al margen de las leyes que garantizan sus derechos.
El trabajo infantil domestico es la inserción de niñas y niños cuyas edades no son las legales para el trabajo y que se convierte en una actividad que impide el derecho a la educación, al juego y al esparcimiento, derechos que se encuentran enmarcados en la Convención sobre los Derechos del
Niño.
De acuerdo con el INEGI en una situación de doble jornada que limita su desarrollo integral, el cual incluye no sólo la adquisición de conocimientos y habilidades por medio de la escuela, sino el tiempo necesario para el descanso y el esparcimiento.
Niñas y niños que provienen de un seno familiar con pobreza, se ven en la necesidad de auxiliar a sus padres en la dura tarea de llevar recursos económicos a casa, orillándolos a truncar sus estudios y buscar oportunidades de trabajo fuera de sus comunidades, migrando a las grandes urbes. Sin embargo, las más afectadas son las niñas y las adolescentes (16.6% y 5.0%, respectivamente).
En la actualidad, los datos revelan que el 39.1% de los infantes trabajadores en México son privados del derecho a la educación, porcentaje que aumenta al tomar en cuenta a las y los adolescentes de entre, 14 y 17 años que trabajan. De acuerdo con la OIT prácticamente la mitad de ellos (51.1%) no asiste a la escuela.
En México, la Ley Federal del Trabajo establece que queda prohibido el trabajo de los niños menores de catorce años y en el caso de los adolescentes de 14 a 17 años se permite en circunstancias específicas: siempre y cuando exista un permiso por parte de los padres, cuando haya compatibilidad entre el estudio y el trabajo, además del cumplimiento de otras condiciones que salvaguarden el bienestar de niños y niñas.
Sin embargo los datos de INEGI, en 2011, muestran que estas condiciones no se cumplen. Las estadísticas reportan a tres millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que realizan alguna actividad económica, lo que equivale a una tasa de ocupación de 10.5 por cada 100 niños, de los cuales 68% son hombres y 32% son mujeres, lo que a su vez significa tasas de ocupación de 14.1 y 6.8 para uno y otro sexo, respectivamente. Por grupo de edad, tres de cada 10 son infantes de 5 a 13 años y el resto son adolescentes de 14 a 17 años.
Por su parte, Blanca Castañón Canals, Secretaria Ejecutiva del Consejo Estatal de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes en Oaxaca, enfatizó que para el cumplimiento del desarrollo de niñas, niños y adolecentes -es decir, su posibilidad de ir a la escuela, jugar y realizar actividades de esparcimiento-, es fundamental que se cumpla con los derechos de los padres a un trabajo digno. Castañón recalcó que la erradicación del trabajo infantil domestico no será posible si no hay incidencia multifactorial en las causas que la generan, la sostienen y hasta la aumenta, como es el caso de la indiferencia o apatía de todos los factores sociales.
Este año el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con énfasis en el trabajo doméstico, da pie organizar de manera conjunta que Gobierno y actores sociales -OIT, la sociedad civil y las demás partes interesadas- demanden a nivel mundial prevenir y erradicar el trabajo infantil y garantizar la asistencia escolar de todos los niños y las niñas como un derecho fundamental.