
Si volviera a nacier, elegiría ser la madre de mi madre
Oaxaca, Oax. 23 de abril de 2013 (Quadratín).- Una sociedad abre sus posibilidades de desarrollo cuando tiene la capacidad de construir acuerdos entre los individuos que la integran. El equilibrio entre consensos y disensos resulta fundamental para garantizar la armonía del grupo social y, por ende, su sano progreso
En ese sentido el desarrollo de Oaxaca se encuentra limitado por la ausencia de un modelo de convivencia en el que los intereses de los distintos grupos sociales se concilien de manera pacífica. Parecería que hay una ausencia de método, normado y observado por todos, cuando se trata de dirimir diferendos sociales.
Es común en Oaxaca que todo tipo de grupos, sindicatos y organizaciones se expresen o protesten en la ilegalidad. Abundo: La Constitución Política protege el derecho a la libre manifestación de las ideas. Esto significa desde luego que el ciudadano tiene la potestad de expresarse libremente sin censura. Pero también es cierto que la propia Constitución garantiza la libertad de tránsito, de comercio y el derecho a la educación; derechos estos que son vapuleados y coartados una y otra vez por colectivos sociales que deciden interrumpir el libre tránsito o suspender la prestación de servicios públicos y privados.
Más allá de la molestia o irritación que causan estas protestas en los individuos su impacto radica en que constituyen fracasos del Estado de Derecho. Vulneran la legalidad y mandan una señal incorrecta en términos de que es posible burlar la ley y salirse con la suya. En última instancia procrean las condiciones para que prevalezca el desorden y la impunidad. Ninguna sociedad podrá aspirar al progreso si no cuenta con un protocolo respetado por todos para resolver el conflicto de intereses que coexisten de forma natural entre individuos y grupos sociales.
Aun siendo cierto el argumento de líderes y activistas sociales en el sentido de que las protestas encuentran su causa en la desatención gubernamental resultaría endeble ética y moralmente dicho argumento cuando se considera que el ejercicio de ningún derecho puede conculcar el de otros. Si bien es un error que la autoridad no desarrolle mecanismos eficaces en la construcción de consensos también lo es que los individuos u organizaciones secuestren al ciudadano como medida de presión para imponer sus intereses, por legítimos que estos sean.
La ciudad de Oaxaca sufrió 357 bloqueos, marchas, plantones y tomas de oficinas en el 2012. Según datos de la policía vial del municipio de Oaxaca de Juárez en junio pasado se realizaron 119 marchas y bloqueos. Las cifras anteriores muestran que requerimos organizarnos para resolver no sólo las causas sino también los efectos de la movilización que vulnera el Estado de Derecho y altera el orden público.
Es necesario una autoridad que actúe con sensibilidad pero con firmeza cuando se trate de defender los derechos del ciudadano.
* Bernardo Vásquez es Maestro en Ciencias de la Economía
Foto: Archivo