
México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
Oaxaca, Oax. 04 de febrero de 2013 (Quadratín).- Existe un problema real en la insuficiencia de los ingresos de las entidades federativas y de los municipios, que entre otros aspectos han contribuido al incremento de la deuda pública de algunos de ellos. Se han incrementado las voces que hablan de imponer controles a la misma, incluyendo el establecimiento de límites a su crecimiento, con razón se pide mayor transparencia y se rindan cuentas adecuadamente sobre su destino. Pero es importante no dejar de considerar que el eje del fenómeno, crece en los últimos años, particularmente desde que se les abrieron las opciones para endeudarse.
En relación al PIBE es manejable, pero el problema es la suficiencia presupuestaria de que disponen para hacer frente a su servicio, y el primer obstáculo que enfrentan son sus reducidos ingresos, derivado del bajo potencial recaudatorio de sus facultades impositivas y del estancamiento del porcentaje participable que reciben. Además de espacios de opacidad en el gasto y en la recaudación de varias, que no todas, entidades federativas.
Al respecto vale la pena hacer algunas consideraciones, ya que el tema rebasa el fenómeno unilateral de la actitud de los dos órdenes de gobierno inferiores, quienes no controlan los candados financieros que desde el centro se pueden manejar.
Hace algunos años cuando en Brasil, Minas Gerais declara mora en su deuda y el gobierno federal de ese País, tuvo que entrar al quite, se calentó el tema y se llegó a la creación de una Ley de Responsabilidad Hacendaria. En esos días hubo un Seminario en Pernambuco, al que asistí representando a la Secretaría de Hacienda, acompañado de los Secretarios de Finanzas del Estado de México, Guanajuato y Quintana Roo. Ponderamos la importancia de la coordinación gubernamental en México para lograr un equilibrio en las haciendas públicas de los tres ordenes de Gobierno y ya se venía venir la crisis argentina que provocó la salida del Ministro de Hacienda, Caballo, crisis que también traía sus dosis de sobreendeudamiento subnacional.
En México hemos contado con algunas normas que han impedido que tengamos problemas como los de Argentina y Brasil en el tema del endeudamiento subnacional, independientemente de que casi algunas entidades federativas ya tienen problemas por la misma, así como unos cuantos municipios.
Destacan, en primer lugar el requisito de que toda deuda que rebase el corto plazo tiene que ser autorizada por los congresos locales; sólo se pueden endeudar para inversión productiva, aunque el concepto nunca se ha definido; el único que puede contratar deuda con el exterior es el gobierno Federal; la obligación de que por lo menos dos empresas calificadoras califiquen las finanzas de los gobiernos subnacionales y algunas municipales y además cada contrato de deuda.
Finalmente la existencia de una registro nacional y registros estatales de deuda pública, que a nivel federal dice la Ley que no es obligatorio y sólo sirve para fines estadísticos e informativos, pero si es obligatorio en las entidades federativas. En ese sentido existe un espacio de opacidad.
En la información de la deuda que se publica destacan además del monto, algunos indicadores, principalmente la relación respecto al PIBE, la proporción en relación a las participaciones. Sería útil que se publicara información sobre el servicio de la deuda pública y se sumasen los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), ni tampoco los Bonos Cupón Cero, que son obligaciones financieras, reconocidas como tales por los agentes especializados como deuda pública.
Muchas leyes locales de deuda pública incluyen límites, pero no se cumplen. Por ahí quedaron algunas propuestas del pasado, así como el Código de Conducta en Materia de Deuda Pública que fue una consecuencia de la Convención Nacional de las Haciendas Públicas de 2004, que por lo menos a mi si me han servido en mi clase de la Facultad de Economía de la UNAM. Seguro saldrá algo positivo en lo que se está trabajando.
Foto: Ambientación