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México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
+ El papel de la opinión pública
+ Entre la crítica y la imagen
México, DF. 27 de enero de 2013 (Quadratín).- No deja de ser paradójico que el presidente Enrique Peña Nieto sea uno de los presidentes de la república más mediáticos y al mismo tiempo se haya constituido en una de las figuras más seguidas y perseguidas en las redes sociales también mediáticas. La respuesta al enigma se podría encontrar en una segmentación de la opinión pública, sectores sociales son diferentes formas e intensidades de participación en el debate cotidiano.
En este escenario de segmentaciones debe localizarse el bono político de Peña Nieto en la actividad política cotidiana. Una cosa es que los sectores del sistema político tengan razones para encontrar formas de colaboración con el gobierno de la república y su partido y otra que grupos sociales organizados aunque no articulados hayan intensificado su crítica hacia el sistema. Por ejemplo, las principales críticas a la difusión de la declaración patrimonial de bienes del presidente y su equipo de colaboradores no haya encontrado eco en el congreso, los partidos y la mayoría de los medios, mientras en las redes hubo una trituración de esos documentos.
Los datos anteriores dejan cuando menos el mensaje de que la lucha políticas se va a centrar en las redes sociales, ineficientes, de corto plazo, sin capacidad de análisis y siempre anímicas y los actores políticos no pueden desdeñar esas manifestaciones. La opinión pública se ha trasladado de los medios a sectores sociales participativos en las redes sociales y en algunos blogs o páginas de análisis político. La propia oposición debiera de ser más sensible a los estados de ánimo de las redes porque ella misma ha sido pasada a cuchillo en esos espacios sin límites de contenido.
La oposición perdió margen de maniobra al sumarse al PRI en el Pacto por México porque pareció darse en una situación de colaboracionismo a cambio de algunas concesiones. El Pacto tiene una agenda bastante clara en la que el consenso le quitará posibilidades de profundidad a las reformas por el afán de garantizar votos positivos en el congreso. Y la misma oposición ha decidido soslayar debates de fondo sobre los puntos sensibles que tienen las principales reformas macroeconómicas anunciadas.
La opinión pública podrá jugar un papel de compensación en el debate político si encuentra las formas de relacionarse políticamente con los centros de decisión política. Si se agota sólo en la frase hiriente, al final todo lo que resiste apoya. Ahí está, por ejemplo, el movimiento estudiantil YoSoy132 que comenzó con el entusiasmo de la protesta y se agotó en la diversidad de posiciones antisistémicas, aún con el apoyo de importantes figuras públicas que no lograron consolidarlo. Al final del ciclo electoral, el 132 quedó sólo como una lista de pancartas con frases ingeniosas que no lograron conformar una posición política clara.
Los medios de comunicación escritor también andan en el espacio de las vacilaciones, no logran consolidar una línea crítica, como que vieron el regreso del PRI con un dejo de nostalgia luego de doce años de gobiernos panistas ajenos a la realidad y a los centros de poder. Por ejemplo, los medios escritor están dudando la definición de una línea de análisis del tema de la inseguridad, después de que en el sexenio pasado conformaron un grupo de choque con el gobierno de Calderón acreditándole la responsabilidad de todos los muertos; hoy los muertos aparecen sin responsabilidad para nadie.
En la televisión hay un regreso a la pasividad, muy en el tono de su papel a favor del regreso del PRI. Poco se puede esperar de los espacios periodísticos en la televisión, sin duda por su volatilidad y falta de penetración en el debate político. Los noticieros principales nocturnos son los mismos de siempre, en la radio ya no se nota la enjundia del pasado y la propia sociedad ha comenzado a abandonarlos ante la falta de apertura.
El regreso del PRI a la presidencia de la república ha tenido un bono político en la opinión pública porque la severidad y falta de seriedad de muchas opiniones se convirtieron en su propio antídoto. En todo caso, se advierte que la política de comunicación social del gobierno no alcanza aún a entender la dinámica de la información y de la opinión de la sociedad y como que pudiera estacionarse en el argumento de que las redes no constituyen formalmente una opinión pública. Por eso es que los estrategas de comunicación del gobierno federal no están preocupados por el tono irreverente de las redes sociales.
El desafío de la opinión pública radica en la urgencia de establecer un lenguaje coherente y espacios de salidas mucho más serios que la burla instantánea y en acicatear a los medios escritos para que no se olviden de su papel estabilizador de la crítica al poder. Los espacios de análisis tienen ante sí el arranque a tropezones de un gobierno que tiene que comenzar a asir los hilos del poder y tomar decisiones.
Algunos nombramientos presidenciales encontraron en las redes elementos de oposición, entre ellos, por la intervención de figuras intelectuales mayores, la designación de José Carreño Carlón como director del Fondo de Cultura Económica. Significativamente la opinión del poeta Gabriel Zaid en su blog en Letras Libres rompió la barrera de las opiniones en las redes y saltó a los medios escritos para fijar nuevos parámetros de discusión. Pero inclusive se notó una pasividad en los medios intelectuales que durante el panismo fueron muy severos y activos y más en el espacio político del incidente de Peña Nieto en la Feria del Libro de Guadalajara.
La opinión pública suele ser desordenada, sin canales de participación directa, pero siempre con posibilidades de fijar algunos puntos de la agenda. Hoy se advierte, en el regreso del PRI al poder, una especie de vacío político entre los medios escritos más susceptibles a ejercer la crítica y las redes sociales de opinantes circunstanciales. Los medios, inclusive, se han visto más reacios que nunca a recoger inquietudes de las redes sociales como lo hizo con enorme intensidad en la pasada campaña electoral.
El espacio político que viene requiere de contrapesos al poder en la opinión pública y las redes sociales; las elecciones estatales en trece entidades podrían quedarse al margen de los principales espacios en los medios y con ello beneficiar a un PRI que sabe cómo neutralizar la crítica sin necesidad de la censura. De ahí la importancia de motivar la reactivación de la opinión pública, antes que sea demasiado tarde.
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