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México, DF. 22 de diciembre de 2012 (Quadratín).- Es tiempo de mover a México; es tiempo de una nueva Independencia, de un gran movimiento pacífico y constructivo que desate toda la energía, para romper las cadenas que impiden un desarrollo humano pleno. Es tiempo de acabar con los flagelos de la ignorancia, el hambre y la desigualdad, afirmó la Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga.
Destacó las tareas establecidas como prioritarias por el Presidente Enrique Peña Nieto, entre ellas la gran Cruzada Nacional contra el Hambre, para que toda la energía del gobierno, en alianza con la sociedad, se vuelque hacia los que menos tienen, hacia los pobres de México que durante años han vivido en el olvido y que en este Gobierno tienen prioridad.
Al pronunciar el mensaje principal por el 197 aniversario luctuoso de José María Morelos y Pavón, ante el Presidente Enrique Peña Nieto, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, y los representantes de los poderes Legislativo y Judicial en el estado de México, la titular de la Sedesol reconoció que la tarea no es fácil, porque México está dolido en muchos sentidos.
Sin embargo, hay que soñar, como Morelos lo hizo, y asumir que no hay imposibles. Toca ahora tomar la estafeta igualitaria y libertaria y convertir en realidad el anhelo por el que lucharon aquellos patriotas: la felicidad de todo un pueblo.
En su discurso, la funcionaria federal recordó la vocación social de Morelos, así como su visión republicana y de estadista. Morelos siempre entendió que el sentido de la revolución popular era acabar con la injusticia, la esclavitud y la opresión de todo un pueblo; su grito no era una invocación a la lucha entre las clases sino un proyecto de construcción y concordia para todos los habitantes del país.
Robles Berlanga citó las palabras de Morelos a Don Andrés Quintana Roo, una noche antes de abrir las sesiones del Congreso de Chilpancingo en 1813:
Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo, la caridad, que todos somos iguales pues del mismo origen procedemos; que no haya privilegios, ni abolengos, que no es racional, ni humano, ni debido que haya esclavos, pues el color de la cara no cambia el del corazón ni el del pensamiento, que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado; que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario; que se declare que lo nuestro ya es nuestro y para nuestros hijos, que tengan una fe, una causa y una bandera bajo la cual todos juremos morir, antes que verla oprimida, como lo está ahora y que cuando sea libre, estemos listos para defenderla.
La responsable de la política social del país señaló que el anhelo igualitario de Morelos sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra Patria de hoy, lastimada por la pobreza, la desigualdad y la injusticia.
Mencionó que 197 años después de la muerte del Siervo de la Nación, su pensamiento sigue vigente. Si bien el anhelo de la soberanía popular es un hecho porque la fuente del poder radica en el voto ciudadano, ninguna soberanía puede ser plena si casi la mitad de los mexicanos vive en la pobreza, si millones viven en el olvido y muchos tienen hambre. Ninguna democracia puede sostenerse sobre el frágil cimiento de la pobreza.
Por eso, agregó, como dijo el Presidente Enrique Peña: necesitamos pasar de una democracia meramente electoral a una democracia de derechos plenos, porque la aspiración de un México de iguales sigue siendo una tarea que estamos obligados a emprender.
No se puede hablar de que se ha modulado la opulencia y la indigencia si 52 millones de mexicanos viven en la pobreza, y de ellos 11.7 millones están en una condición de pobreza extrema. No se puede hablar de que a los pueblos originarios se les hizo justicia si tres cuartas partes de los indígenas del país viven en 300 municipios de alta y muy alta marginación, y si en pleno siglo XXI el color de la piel sigue siendo pretexto para la humillación y la discriminación, continuó.
Tampoco se puede hablar de igualdad si más de la mitad de la población, que son las mujeres, es objeto de prácticas discriminatorias y muchas de ellas víctimas de una violencia que duele, lastima, que genera otras violencias y que es inaceptable; no se puede hablar de que el hijo del labrador tiene las mismas oportunidades que el del hacendado, si millones de jóvenes en el país no tienen acceso al empleo, a la educación y a la salud.
Es el momento de romper las cadenas que impiden un desarrollo humano pleno; de acabar con los flagelos de la ignorancia, el hambre y la desigualdad. De ahí la importancia de las tareas que el Presidente Enrique Peña Nieto ha establecido como prioritarias, para que la toda la energía del gobierno en alianza con la sociedad se vuelque hacia los que menos tienen.
Toca a este Gobierno, encabezado por Enrique Peña Nieto, tomar la estafeta igualitaria y libertaria de Morelos y con ese mismo arrojo convertir en realidad el anhelo por el que lucharon aquellos patriotas: la felicidad de todo un pueblo.