
Zedillo, jefe político de la intelectualidad de la derecha
Oaxaca, Oax. 26 de noviembre de 2012 (Quadratín).-
1. Los políticos pasaron por acá, pisaron esta arena. Tras de ellos sus choferes, periodistas, guardaespaldas, fotógrafos. Tras ellos nuestro Capitán de Puerto. Desde aquí, dijeron, desde aquí saldrán las piedras hacia el mar.
2. La piedra que forma el rompeolas es feliz, porque el mar le da la oportunidad de tener voz. Pobre piedra muda que estaba metida en la loma, en alguna hondonada, un cerro, una montaña, un peñón; pobre piedra sola sin voz hasta que la pusieron junto al mar, allí, cerquita del agua para que su figura de piedra cobrara vida y fuera algo más que piedra,rompeolas.
3. Desde niños aprendimos el oficio de cortar lunas, estrellas, luceros, en el fondo de las tinajas. Para iluminar nuestro cuerpo, para sacar el polvo de nuestra garganta, para ganarle terreno al cansancio. La noche con lunas, estrellas y luceros frente a nuestros ojos, nuestros labios. Noche mujer, noche hermana, noche madre. Después viene la repetición de los días en esta tierra seca. Pero con la tarde, con el frío, el pueblo entero se acerca a las tinajas, adelantan la noche, el sueño, el descanso.
4. Los soldados de la patria que salen por la tarde del sábado a buscar fortuna en los cines, los parques, las avenidas, francos. Quién les tirará un pan a estos niños sin cuartel, sin armas, sin el fusil al hombro, sin la bayoneta calada. Con sólo una inocente navaja 007 en el bolsillo. Con los pantalones de mezclilla recién lavados. Sin aquella eterna ropa verde olivo. Sin el quepí, sin el birrete. Infantes de casquete corto que recorren las calles del puerto en grupos de tres, cinco. Sin capitán. Sin coronel. Sin barras al hombro ni estrellas en la frente o en el pecho. Solos por las calles del puerto. En alguna cantina de barrio nuevo contarán sus andanzas en las montañas, las incursiones. Los escucharán atentamente hombres de mar que no saben nada de armas, de andanzas. En la tarde del domingo volverán al cuartel con en recuerdo de unos labios en sus labios. Dormirán con la diana en la cabeza. Así los días de la semana, con el recuerdo de la mujer y la cerveza en el cuerpo. Hasta la tarde del sábado en que estos hombres jóvenes de nuestros campos, rostros achinados de gente que no nació aquí, salgan a recorrer por la tarde las calles del puerto.
5. Durante la primera semana del mes los ancianos salen de sus casas y recorren las calles del puerto. Paso a paso andan la avenida de los pinos, atraviesan los límites del puerto industrial pesquero, el territorio de las regatonas de pescado, el espacio de los grumetes sin barco que están a la espera de los hombres con vicio o de mujeres viejas que sueltan mondas por amor. Paso a paso atraviesan los viejos el parque municipal del puerto donde se juntan los políticos, los comerciantes, donde llegan los embarcados en buquetanques petroleros a enamorar a las mujeres. Los ancianos pasan, callados, y andan hasta llegar al Sector Naval. Los ancianos llegan y se forman frente a la pagaduría para cobrar la pensión que ofrece el gobierno.