
Construirán un millón 100 mil viviendas nuevas: Claudia Sheinbaum
Oaxaca, Oax. 28 de septiembre de 2012 (Quadratín).-A 12 años de haber encabezado la alternancia política, el Partido Acción Nacional (PAN) atraviesa por su peor momento. El saldo va desde haber perdido la Presidencia de la República con un papel semitestimonial electoral (con todo y el beneficio de ser gobierno), ser derrotado en los principales bastiones del panismo (León, Jalisco, Querétaro, Tlaxcala y Mérida), hasta perder un número importante de posiciones en el Congreso de la Unión. Sin embargo las cuestiones de fondo y sus condiciones actuales, sólo se explican mediante una revisión de su papel como partido en el gobierno.
El asumir el costo político de las decisiones de una administración conlleva un desgaste natural, lo que no lo es, son las omisiones y errores cometidos en el ejercicio del poder. El primero, y tal vez el más grande de ellos fue el no entender que hacer con la alternancia política del 2000. Los panistas estaban llamados a hacer una transición política; emplazados a practicar un cambio en el sistema de gobierno; obligados también a modificar las bases estructurales del sistema político del régimen priista que ellos derrotaron y que luego reprodujeron con menor pericia. En suma, el reto del PAN en el gobierno demandaba un quiebre de régimen, encomienda que nunca sucedió. El responsable inicial fue Vicente Fox porque tuvo el privilegio de encabezar la etapa inaugural de la alternancia, pero su insuficiencia lo hizo dilapidar el capital político con el que arribó al ejecutivo federal. Años después, Felipe Calderón concluyó la mala obra: obnubilado por la inmadurez y el complejo de ilegitimidad, cometió gravísimos errores que nos colocan en este caos nacional que padecemos.
Los efectos del poder pronto se hicieron notar en Calderón, lo hicieron dar bandazos de coyuntura. Pasó de legislador crítico del régimen priista al contemporizador que reafirmó esos vicios; de crítico dirigente de su partido a custodio del status quo; de incomodo y aguerrido pre candidato presidencial a un arbitrario presidente que impuso su voluntad y marginó a los que no comulgaron con sus planes; de panista tradicional a joven seguidor de Peña Nieto. Desacreditado llegó, desorbitado permaneció y desprestigiado se va.
LAS 3 CAUSAS DE LA DEBACLE CALDERONISTA.
1) Fue incapaz de construir una buena relación de coordinación con los gobiernos estatales de su partido. A quién no coincidía lo perseguía, el más claro ejemplo es el proceso de expulsión que enfrentó el ex presidente nacional del PAN, Manuel Espino, mismo que condujo al PAN a la victoria en el proceso presidencial del 2006.
2) En su administración usó como escudo de impunidad a los cargos de dirigencia nacional a dónde fueron a parar los negligentes funcionarios de su sexenio. Basta recordar la recompensa por las delictivas gestiones de Cecilia Romero ex directora general del Instituto Nacional de Migración (INM) y Molinar Horcasitas exdirector general del IMSS. La primera dejó a su paso por el INM más de 11 mil centroamericanos muertos y severas acusaciones de organismos internacionales como Amnistía Internacional y de nuestros países vecinos (Guatemala, el Salvador y Honduras). Y el impopular Horcasitas que fue separado del cargo por su responsabilidad en la tragedia de la guardería sonorense ABC en la que perdieron la vida 48 niños.
3) Calderón cometió un doble exceso que lastimó a los principales cuadros de acción nacional. Primero los dejó fuera del reparto de responsabilidades en el gobierno, prefirió que su administración fuera ocupada por sus amigos que por los panistas tradicionales. Y después, introdujo a esa misma burbuja calderonista en la toma de las grandes decisiones de conducción y representación política de su partido. El activismo presidencial al interior del PAN fue desbordado, no sólo incorporó al neopanismo como una nueva élite política en las filas del partido, sino que pasaron de novatos funcionarios públicos a jerarcas-decisores y prominentes parlamentarios. La inusitada carrera de Ernesto Cordero, así como el invento de legisladora de Eufrosina Cruz ejemplifican el advenimiento de una clase de políticos improvisados hechos a sazón de la conveniencia.
En razón de lo anterior, resulta reprochable que aquella contundente crítica que el PAN esbozó desde la oposición de reprobar la fundación y la conformación del PRI desde el poder, haya quedado en el olvido al pretender Felipe Calderón encabezar su refundación desde la agónica presidencia que aún ocupa. Lo que el PAN requiere es rescatar su autonomía e independencia, orientarse a través de su robusta doctrina que les permita llenar los vacíos que se han generado en el inmediatismo electorero para tomar distancia de sus lastres.
DESPISTADO. A propósito del reciente nombramiento del diputado Juan Iván Mendoza Reyes como dirigente estatal del PAN (periodo 2012-2015), acto en el que expresó que la principal bandera de acción del panismo oaxaqueño será los logros del gobierno federal, parece pecar del mismo mal que su multicitado compadre Calderón. Si la pretensión es hacer las cosas bien, la primer tarea de este legislador local será el cobrar conciencia de dónde está parado, reconocer que su partido está marcado por la deshonestidad de su antecesor y el oportunismo de los panistas advenedizos que han entregado malas cuentas en este proceso de alternancia a Oaxaca. La guía es más clara de lo que parece: no repetir los mismos errores que cometieron en éstos últimos 6 años.
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Twitter: @juandiazcarr
Maestro en economía, licenciado en derecho y maestrante en periodismo.