
Elección judicial: Entre la degradación y la plenitud democrática
México, D.F. 27 de junio 2012 (Quadratín).- ACIERTAN: Habrá quien consideré que fueron parte del fraude. Habrá quienes aseguren que todo el tiempo tuvieron la razón. Otros dirán que fueron parte de la propaganda. Aumentarán las críticas y las presiones contra medios y casas encuestadoras. Existirán quienes, matemática y hasta científicamente, argumenten lo positivo de estos ejercicios.
FALLAN: Más de una perderán el prestigio. Otras simplemente argumentarán que fueron parte de la propaganda y mentira que quisieron infundir en la gente. Habrá quienes digan que sus encuestas eran las buenas. Otros se escudarán en que la diferencia estuvo en los indecisos. Habrá quienes lo reconozcan y quienes no.
Pero a pesar de los fanatismos, creo que las encuestas sólo son un ejercicio para tomarse en cuenta, pero sin hacerlas parte de una estrategia, ni mucho menos hacerlas una ley de Dios. Las encuestas, a pesar de ser matemáticas aplicadas, no son una ciencia exacta.
Evitemos los fanatismos porque, acierten o fallen, las mediciones continuarán formando parte de las elecciones. Lo mínimo que tenemos que esperar es que quien acierte, lo reconozca, y quien falle, lo acepte. Y no sólo hablo de las casas encuestadoras, también de los candidatos y partidos.
Pero en general, a 90 días de campaña, donde los discursos y promesas fueron los de siempre y con los mismos partidos, lo mejor que podemos hacer es salir a votar el próximo domingo más allá del color, del partido o del candidato.
Asumamos la elección como una oportunidad, de las pocas, que nuestros gobiernos nos permitan para poder decidir.
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