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Oaxaca, Oax. 8 de abril del 2012 (Quadratín).- En nuestro análisis sobre el liberalismo debemos de dejar la idea muy concreta de que el liberalismo es la herramienta teórica y filosófica de las aspiraciones políticas, morales y culturales de los hombres de negocios, llamados por la teoría marxista como burguesías y es la filosofía por excelencia del capitalismo. Que no nos engañen, pues lo teórico del liberalismo le atribuye ideales superiores a este objetivo y contexto muy concretos. Al otorgarle al liberalismo objetivos superiores a su propio alcance lo convierten en una ideología.
Las características fundamentales del pensamiento liberal y en donde convergen casi todos los liberalismos de diferentes hechuras teóricas son: sostienen que en la naturaleza existe una ausencia de una guía moral positiva, en este sentido, la moralidad será determinada por la propia historia del hombre; se establece la prioridad de la libertad sobre la autoridad lo que en resumidas cuentas es la prioridad del individuo sobre lo colectivo; pugna por la secularización de la política es decir, de una política sin dogmas religiosos; promociona constituciones y principios de derecho que establecen límites al gobierno, esto es, para los liberales debe de haber más sociedad y menos gobierno; asimismo, determinan los derechos de los ciudadanos frente a los gobiernos de cualquier tipo. Los liberales tienen la convicción de que el progreso técnico y moral de los hombres se da a partir de un constante debate de las ideas e intereses de la sociedad, por ello, determina la importancia de las reglas formales consensuadas y rechazo de sistemas dogmáticos absolutistas, luego entonces, la democracia representativa nace de la necesidad de estas reglas formales.
Es evidente que las ideas anteriores nacen a partir de su contraposición de las ideas que sustentan el feudalismo, por eso a diferencia de la visión católica medieval de que la pobreza es una virtud y del rico como egoísta pecador, se va a pasar a la idea liberal basada en el protestantismo de que el pobre es un vicioso empedernido y al rico como un benefactor social. De aquí se pasa la idea como política de Estado de que a los pobres había que reivindicarlos de sus vicios ancestrales y a los ricos solicitarles la caridad hacia los propios pobres y marginados.
Por tanto, el liberalismo se presenta como filosofía del progreso económico, social y técnico, asimismo, en lugar de proponer la potencialidad de la cooperación y de lo colectivo, proponen la potencialidad del individuo. Esta idea del progresismo se basa en una visión optimista del hombre como un ser capaz de producir un progreso infinito, sin embargo, el establecimiento del Estado benefactor es un mentís de ésa idea.
Debemos de aceptar que las ideas liberales son muy atractivas, pues según ellos, permiten al hombre alcanzar su meta principal: ser feliz en la medida en que pueda desarrollar sus capacidades individuales sin trabas que lo subdesarrollen. Por ello se llegará a firmar que el gobierno es, quizá, necesario, pero en absoluto natural. Sólo la libertad es la condición natural del hombre, y por tanto, la única fuente posible de legitimidad de la autoridad política es el convencimiento de los ciudadanos de la utilidad para la sociedad de esa autoridad pública (Joane Antón, El Liberalismo; en Miguel Caminal: manual de Ciencia Política, Editorial Tecnos, España 2010.)
Para el mismo Antón, como despliegue doctrinal, político e ideológico de los tres grandes ejes en los que se articula el mensaje liberal de todas las épocas, se tiene: en primer lugar, el naturalismo hedonista que establece que la felicidad consiste en poseer, acumular y disfrutar bienes materiales y, por tanto, el hombre está dotado de un instinto de apropiación natural, siendo el interés individual el motor de la sociedad. En segundo lugar, el racionalismo. La razón como medio de eliminar el oscurantismo y conseguir una actuación útil y eficaz respecto a los fines propuestos. En tercer lugar, como componente preponderante, el individualismo libertario. El individuo como principio y fin del mensaje liberal.
Ante las ideas anteriores es lógica la aparición del voto universal que nace en oposición al voto por estamento y el voto censitario. La idea de un hombre un voto se origina precisamente de todo este bagaje teórico. No se puede evitar caer en el encanto de las ideas liberales, sin embargo, estas ideas esconden su verdadera naturaleza como por ejemplo la idea de libertad; ésta nace porque el hombre y en especial el jornalero deben de estar libres para alquilar su fuerza de trabajo a una nueva dinámica de producción que es el capitalismo. La libertad individual desenmascarada de su verdadera naturaleza, es la libertad de explotación del hombre por el hombre. La compraventa de la fuerza de trabajo es el motor para el desarrollo del capitalismo que como se sabe es la maquinaria y producción los pobres, asimismo, en lo político a la libertad se le invoca, las más de las veces, en defensa del orden imperante por individuos o clases que disfrutan del poder y la riqueza. La libertad para los gobiernos en el capitalismo significa el régimen de una clase y la perpetuidad del privilegio, por esa razón, la libertad se convierte en una verdadera ideología. Para Ronald Syme: (La Revolución Romana, Editorial Crítica, Barcelona España 2011). Nadie aspiró nunca al poder para sí y a la esclavitud de los demás sin invocar la libertad y otros hermosos nombres.