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Diputado Francisco J. García López
H. Congreso del Estado
Coordinador de la Fracción Parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional
Poder Legislativo Libre y Soberano de Oaxaca
San Raymundo Jalpan, Centro, Oax. 21 de marzo del 2012.-
Compañeras y compañeros diputados; señoras y señores; hoy es una fecha muy especial en el calendario cívico de los oaxaqueños y de los mexicanos.
Hoy celebramos el 206 aniversario del natalicio del estadista continental, el benemérito de las américas nacido en esta tierra, don
Benito Juárez García.
No podemos dejar de celebrar en este recinto parlamentario un acontecimiento tan importante para todos los mexicanos: no hay biografía personal que se entrevere y que se fusione más con la historia nacional como la del patricio de Guelatao.
¡con Juárez culminó una etapa de inestabilidad política y división fratricida que nos costó la mitad del territorio nacional y con él se fundaron las bases del México moderno!
Las fundó Juárez con instituciones y leyes inspiradas en un liberalismo democrático, un liberalismo social, un liberalismo comprometido con las libertades públicas y con los derechos sociales.
Instituciones y leyes emanadas de un parlamentarismo republicano del que hoy somos herederos, poderes y ciudadanos.
Por eso hoy celebramos que hace poco más de dos siglos viera por primera vez la luz el oaxaqueño universal que más tarde, con su biografía excepcional, iluminaría el camino de México, su tránsito de una sociedad semifeudal, de costumbres y tradiciones, a una sociedad abierta, regida por un estado de derecho.
El oaxaqueño universal que hizo posible el cambio de un estado nacional desdibujado, de autoridad acotada y legitimidad ausente, a un estado nacional fortalecido, ya sin una soberanía disputada por gobiernos intervencionistas extranjeros y poderes de facto domésticos.
Juárez encabezó a la generación de la reforma, la generación más fecunda en la historia de México, la de Melchor Ocampo, lerdo de tejada, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, francisco zarco, Ignacio Manuel Altamirano y otras figuras emblemáticas más, una generación de avanzada que derrotó a la reacción oscurantista del siglo diecinueve y sentó las bases de un México plural, respetuoso de las diferencias.
La separación del estado y la iglesia, la recuperación de atribuciones esenciales del poder gubernamental como la educación de los mexicanos, la administración de la justicia, el registro civil, la recaudación fiscal y en general la secularización de la vida pública, se la debemos a Juárez y a la generación de la reforma.
La libertad de credo, de expresión y de prensa son también fruto del pensamiento y de las iniciativas de ley y de reforma constitucional de aquella generación iluminada.
Con la obra del presidente Juárez se avanzó en la unidad nacional, se consolidó la soberanía territorial y México ganó un espacio propio, de
Soberanía, autodeterminación y dignidad, en la comunidad de naciones.
Juárez fue, en efecto, el consumador de la segunda independencia de México, el restaurador de la república, el presidente itinerante que con las armas de la dignidad y los argumentos de la razón venció al imperio espurio de Maximiliano y a sus aliados internos.
No hay por eso mexicano más grande y estadista más visionario que don Benito Juárez. A nadie le debe más México que al presidente emergido de las entrañas de la sierra que hoy lleva su nombre.
Ese ejemplo de dignidad, entereza, lucidez y patriotismo debe ser un
Faro y un referente cardinal para los mexicanos del siglo xxi, para nosotros que hoy enfrentamos los desafíos de un mundo cada vez más interdependiente y globalizado.
Su defensa férrea de la soberanía nacional debe ser un referente cardinal en estos tiempos de inseguridad e incertidumbre, cuando el poder soberano del estado nacional se ve amenazado por poderes de facto, por grupos del crimen organizado que le disputan el control
Sobre amplias franjas del territorio nacional.
Ante un estado nacional por momentos rebasado es más que oportuno recuperar el pensamiento y la tenacidad de Juárez para defender la supremacía del poder público y la necesaria vigencia del imperio del derecho.
Estado de derecho que también debemos recuperar en su vertiente de respeto al derecho ajeno, cuando vemos que en Oaxaca, y más en nuestra ciudad capital, la protesta social con frecuencia socava y anula el derecho de terceros.
Ante los vacíos de la política, el legítimo derecho a manifestarse ha tenido como costo el desquiciamiento de la vida cotidiana de las personas y un daño severo al turismo y a la economía del estado.
Compañeras y compañeros diputados:
Ante este Oaxaca que reclama; el ejecutivo estatal tiene la obligación
De atender y solucionar las demandas sociales que son la causa de estas protestas y manifestaciones, que cada vez, más y más, rayan en ingobernabilidad.
No es correcto que el argumento de la tolerancia y el respeto a la libre manifestación sea el pretexto del gobierno actual para no asumir su responsabilidad de gobernar para todos y con la ley en la mano, como nos enseñara Benito Juárez.
Somos, si es cierto, una sociedad viva, pero no nos confundamos: la defensa de las libertades públicas y los derechos políticos no es dejar hacer, dejar pasar.
Que quede claro: exigir que el gobierno aliancista asuma su responsabilidad de gobernar con la ley en la mano, no es exigir represión.
Es, por el contrario, escuchar a la ciudadanía oaxaqueña, atender sus demandas, solucionar sus problemas, y con la mira puesta en los intereses superiores de nuestro estado, construir juntos un Oaxaca de armonía y prosperidad social.
Por ello, desde esta tribuna, los diputados priistas reiteramos nuestro
Llamado al ejecutivo estatal para que deje ya las justificaciones autocomplacientes y trabaje para atender y resolver los justos reclamos de la sociedad oaxaqueña.
No hay mejor homenaje a Juárez que emular su ejemplo, su defensa incansable de los intereses superiores de la nación, su defensa de las libertades públicas y los derechos políticos, su defensa del credo liberal y el compromiso social.
Su defensa del estado laico, al que promovió frente a la reacción y el oscurantismo, el conservadurismo de quienes pretendían que en México siguiera prevaleciendo una religión oficial y una confusión de poderes terrenales y clericales.
¡defender el pensamiento de Juárez es gobernar verdaderamente para todos, es defender el estado laico, es defender a Oaxaca, y a México!
Muchas gracias