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De la misma manada
México, D.F., 29 de enero de 2012 (Quadratín).-En estos últimos años, el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Distrito Federal (InfoDF) se ha convertido en la joya de la corona. Ha adquirido reconocimiento social y respeto por su trabajo como órgano garante. Esto es una verdad sabida en la comunidad de transparencia en el país. El secreto no ha sido el método de elección de sus comisionados. En muchos estados se sigue el mismo sistema. Ha sido el trabajo en equipo con unidad en la diversidad de sus integrantes y la autoridad moral que han podido conseguir sus comisionados. Esto último es quizá la parte más difícil. Lo es por la inexplicable naturaleza humana que hace que el ciudadano apartidista recién llega al puesto y se convierte, en muy poco tiempo, en un político. Lo hace con todas las debilidades de quien se ocupa de esas tareas, pero, en muchas ocasiones, sin las virtudes de aquél. Eso genera, con no poca frecuencia, una caricatura de humor involuntario. Erosiona además la autoridad jurídica y social de esos órganos garantes que fueron creados para cumplir y hacer cumplir con el derecho a saber. No se ha alcanzado ese propósito. En ocasiones el órgano garante busca, afanoso, como observar acotadamente la ley. En otras, de plano, sirve sólo para validar la secrecía de los sujetos obligados a informar. Hemos dado vida a una creciente burocracia con grandes dosis de ineficacia y pronta a ser integrada por cuotas partidistas. Es por todo lo anterior, que la renovación del InfoDF resulta importante más allá de la Ciudad de México. La semana pasada cerró la convocatoria emitida por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para dar cabida a los interesados. El diseño legal para la renovación de quienes forman parte del InfoDF no ha sido lo más afortunado. De sus cinco comisionados, se podrá renovar uno por un periodo de tres años para que acompañe la transición entre los nuevos y los actuales comisionados. Una decisión posible, pero improbable, es que se reforme la ley de la materia y en un artículo transitorio se ratifique por un periodo más a sus actuales integrantes por la simple y sencilla razón de que han hecho muy bien su trabajo. ¿Para qué cambiar lo que sí funciona? En el estado de Morelos, Eleael Acevedo, el entonces presidente del IMIPE, el órgano de transparencia, no fue ratificado por el Congreso acusado de ser independiente y no actuar de forma sensible a las necesidades del Congreso, propenso en demasía a la apertura informativa y de pensar con criterio propio sin compartir previamente sus decisiones con los sujetos obligados. Esto le llamo yo el mundo al revés. Precisamente porque efectivamente Eleael Acevedo era culpable de esos pecados debió mantenerse como vigilante de la transparencia. Hoy sus talentos personales son aprovechados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La ALDF no debería seguir el ejemplo del Congreso del Estado de Morelos. En una segunda opción deberían adoptarse medidas para evitar que los méritos personales y la independencia de criterio sean avasallados por la sumisión y por la obsecuencia, como es ya natural en buena parte de los órganos del país. La ALDF tiene atribuciones para que una comisión de expertos diversa, interuniversitaria e integrada por miembros nivel III del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt evalúe con criterios transparentes y no políticos los méritos de los 38 candidatos a ocupar 4 vacantes en el InfoDF, haciendo suyo el dictamen correspondiente. De los 38 candidatos, la lista chica o universo potencial se reduce, en realidad, a muy pocos que tienen méritos públicos en la materia. Sin descalificar a nadie (porque puede haber personas con un gran currículum que mi ignorancia no los ve, habida cuenta de que nada de lo humano me es ajeno), estoy convencido de que quienes tienen las prendas personales deseables para este encargo está integrado por las siguientes personas: un comisionad@ del InfoDF porque así lo marca la ley, todos ellos capaces, aunque subjetivamente me parece que el Mtro. Agustín Millán en este tramo haría un excelente trabajo. Asimismo, en orden alfabético creo que deberían tomarse en cuenta a Mariana Cendejas, doctora en derecho y con experiencia práctica y obra en el tema, Juan Francisco Escobedo, reconocido por todos como el gran impulsor de la transparencia en México y a quienes muchos le debemos, yo incluido, sus enseñanzas, su calidad humana y su compromiso con el tema y quien debería ser no sólo comisionado, sino presidente del InfoDF, (atribución también de la ALDF) Francisco Hoyos, alumno destacado de la Maestría en la Ibero donde lo conocí y eficaz impulsor y facilitador para que la transparencia fuera posible en el DF en un época en donde las resistencias en la capital eran muy amplias y Lina Ornelas, también reconocida por propios y extraños como la principal experta y precursora mexicana de la protección de datos personales, eficaz funcionaria del IFAI y autora del libro de lectura obligada en ese rubro. Es difícil que se designen a los mejores, pero no es imposible conmover a la ALDF.
Veremos.
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