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Obras inconclusas, ineficiencia y omisiones en Oaxaca de Juárez: Chagoya
Oaxaca, Oax., 13 de enero de 2012 (Quadratín).- La figura de la primera dama, la cual lo lleva la esposa del presidente de la República, es una figura de ornato, por lo cual no debería existir, porque además todas las mujeres son importantes, destacó la socióloga y autora del libro ¿Son mejores las mujeres?, Sara Sefchovich.
En su visita a Oaxaca, presentando su libro en la Biblioteca Francisco de Burgoa, la autora explicó que la llamada primera dama, es a menudo una de las mujeres más destacadas en el panorama político mexicano, sin embargo, ella sólo puede trabajar por sus intereses propios, pues no hay lineamientos para trabajar por objetivos que beneficien a un determinado sector.
La primera dama, al no ser elegida democráticamente, no es una obligación trabajar a favor de las mujeres, porque como todas las demás, tiene derecho a luchar sólo por lo que le interesa, es sabido además que ni rinde cuentas, ni le pedimos que trabaje, ni le damos un salario, o al menos no se sabe.
Sara Sefchovich precisó que esta figura es meramente de ornato, por ello no debería existir, pues su figura y funciones no están en la ley y nadie ha considerado que deba estar, pero tampoco se ha hecho algo para que no exista.
La socióloga determinó que si se quiere que exista, se tiene que legislar y decir qué es lo que puede hacer y lo que no, para delimitar claramente sus funciones. No obstante añadió que el tener mujeres en la política no es sinónimo de que las mujeres estén avanzando, pues actualmente no hay ninguna que esté luchando por otras, dijo.
Respecto a la precandidatura de la Josefina Vásquez Mota, indicó que la construcción de un país democrático no debería ser un tema de mujeres y hombres, sino de ciudadanos trabajando por la equidad de género.
Una agenda feminista, un proyecto de gobierno, tiene una idea muy concreta de que debe luchar para favorecer la equidad y la igualdad de oportunidades para la mitad de la población. Eso tiene que ver con las políticas públicas, con las leyes y con las instituciones, no con un rol de género o una figura.
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