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Oaxaca, invitado de honor en la FIL de Palacio de Minería
Oaxaca, Oax., 10 de octubre de 2011 (Quadratín).- Se trata del primer convento construido en Oaxaca por los Dominicos en 1529, que fue restaurado íntegramente por la Fundación Harp Helú para alojar el Centro Académico y Cultural San Pablo, que se dedicará principalmente al estudio de las culturas indígenas.
Durante los trabajos de recuperación, que comenzaron en el 2009 e implicaron la remoción de miles de toneladas de escombros, se encontró el convento casi enteramente conservado bajo nuevas construcciones así como los cimientos y sus muros, los cuales son los más antiguos de la ciudad.
El proyecto prevé la rehabilitación de un callejón del siglo XIX que iba desde la calle Hidalgo hasta Independencia. Los responsables de la obra la califican como uno de los proyectos de restauración más complejos que se hayan hecho en Oaxaca.
María Isabel Grañén Porrúa, directora de la Fundación, invitó a los oaxaqueños a que hagan suyo el nuevo espacio que abrirá al público a finales de noviembre, y que ya tiene cuatro congresos programados para el año próximo.
Informó que la totalidad de los trabajos insumieron cerca de 180 millones de pesos, incluyendo la compra de ocho predios, entre los que se encuentra el Museo Textil. Es un regalo para México, manifestó.
Los trabajos estuvieron a cargo de un grupo interdisciplinario de especialistas, integrado por representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), arquitectos, arqueólogos, antropólogos, historiadores y empresas de restauración.
El ex convento, que permaneció más de 400 años oculto a los ojos de los oaxaqueños, se había perdido por completo de la memoria social por su historia de mutilaciones y porque las fachadas, tanto del convento como de su iglesia, quedaron ubicadas hacia el interior de la manzana.
Sebastián Van Doesburg, coordinador del proyecto histórico, explicó que el convento de Santo Domingo de Soriano, mejor conocido como San Pablo, se fue rebelando a medida que se restauraba. En éste conviven segmentos de construcciones que van desde el siglo XVI al XXI, constituyendo un mosaico o radiografía de la historia de Oaxaca. El predio, que originalmente tenía tres manzanas y fue siendo modificado a lo largo de los años, se recuperó en un 80 por ciento, aunque existen más áreas por recuperar, como la nave de la iglesia y dos callejones más, que no se pudieron integrar ya que sus dueños no accedieron a vender sus inmuebles a la Fundación.
Durante las obras, se retiraron seis mil toneladas de escombros, principalmente de loza de concreto y muros de mampostería provenientes de construcciones del siglo XX realizadas encima del viejo convento. La remodelación incluye la apertura de un callejón peatonal que estuvo cerrado durante 149 años, desde la calle Independencia hacia Hidalgo, que permitirá acceder al atrio de la iglesia y ex convento.
En 1601, el edificio quedó semi destruido por un sismo y fue reconstruido unos años después. Con las Leyes de Reforma de 1860, el convento se nacionalizó y pasó a depender de la Secretaría de Instrucción Pública, que luego lo vendió a diferentes dueños para financiarse. En 1862 se abrió en medio del convento la calle Fiallo, con lo que gran parte de su estructura fue demolida. Durante el siglo XX, el edificio alojó un conjunto de casas, negocios, un hotel, talleres mecánicos y un estacionamiento.
Para la intervención se desarrollaron, a partir de 2005, dos investigaciones minuciosas, una histórica, la otra arqueológica, que insumieron tres años de trabajo. Estas investigaciones, restauración y adaptación del inmueble estuvieron supervisadas y avaladas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), especialistas y autoridades del Centro Histórico.
Mauricio Rocha, arquitecto responsable de la intervención contemporánea, destacó que la obra se llevó a cabo sin agregados escenográficos o que pretendan imitar o reconstruir lo antiguo. La intervención contemporánea queda clara y a la vista, y notablemente separada de los segmentos restaurados. Las reparaciones de las antiguas estructuras se realizaron con adobe, el material utilizado en la época.
Durante los trabajos, un equipo interdisciplinario estudio y registró toda pieza arqueológica que se encontró. Salieron a la luz decenas de tumbas enterradas, una de las cuales contenía la primera moneda acuñada en Oaxaca, en 1536. En las profundidades del edificio, se encontró una tumba cubierta de piezas de cerámica de lujo de la Etapa 1 de Monte Albán, que va desde el año 100 al 500 A.C. Asimismo, se encontraron los cimientos más antiguos de la ciudad, sobre los que se levantaban muros de adobe pertenecientes a un pequeño palacio del año 600 A.C.
También se estableció el muro más antiguo de la ciudad, anterior a 1570. La restauración del ex convento de San Pablo permitió conocer la historia de los dominicos desde 1529 a 1608, mientras que la del templo de Santo Domingo de Guzmán hizo lo propio desde 1608 a la fecha.
La vieja fachada sobre la calle Fiallo, que databa de 1900, tuvo que ser retirada debido a graves problemas de inestabilidad y porque para abrir el claustro era necesario derribarla. Durante más de un año se analizaron las opciones arquitectónicas y se decidió respetar la estética de los grandes muros de los conventos de Oaxaca, destacando a la vez que lo que se observa sobre la calle Fiallo no es la entrada del convento, sino que la verdadera fachada se encuentra entrando por el callejón. El arquitecto responsable indicó que el gran reto fue adecuar el edificio a sus nuevas necesidades, y hacer que el lugar sea un espacio vivo y no de mera contemplación. Por eso se decidió sumar nuevas y modernas estructuras sin dañar la parte histórica recuperada.
El ex convento alojará el Centro Académico y Cultural San Pablo, que se avocará al estudio, enseñanza y difusión de las culturas originarias mesoamericanas, además de las oficinas de La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO).
Michael Swanton, lingüista y coordinador del Centro Académico, explicó que en ese convento trabajaron los frailes que estudiaron las lenguas locales como el Zapoteco y que el edificio se encontraba en la parroquia San Pablo, conformada mayormente por población indígena, por lo que, con el establecimiento del nuevo Centro, se rescatará además la función original del predio, que consistía en un espacio para las expresiones de las culturas indígenas.
El nuevo centro albergará una biblioteca de acceso público que contará con más de diez mil volúmenes de textos de temas relacionados con el mundo indígena. El edificio incluye sistemas de aprovechamiento del agua de lluvia y de la energía solar, a través de un sistema que captará el agua pluvial de los techos para almacenarlos en una cisterna, y la instalación de 32 paneles de foto celdas colocados en el techo del edificio.
Foto:Max Núñez