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1.- 70 años en 30 días: liquidar cárteles aliados al Estado
Oaxaca, Oax. 29 de mayo de 2011 (Quadratín).- Los analistas políticos de tendencia progresista ven con preocupación y tratan de formular diversas hipótesis, sobre la situación política, económica y social de Oaxaca, lo hacen porque la coalición electoral de partidos políticos divergentes, fue hecha para cambiar un régimen un régimen político calificado de autoritario, hacia uno de corte democrático, para lograr tal fin, necesariamente se tiene que estar en un tiempo de transición, que por definición es un tiempo de pactos, rupturas, acuerdos, establecimiento de nuevas normas, nuevas reglas, nuevos valores.
Así, observan que esta etapa de transición, al nuevo gobierno, se le está complicando los asuntos públicos.
Lo que es bien cierto, y esta es mi hipótesis, que no existe etapa de transición alguna y que hemos arribado a un régimen patrimonialista de gobierno que es mucho más autoritario y despótico que el régimen bonapartista anterior. Trataremos de explicar esta afirmación.
Si hubiese un proceso de transición, siguiendo a Schumpeter (Capitalismo, Socialismo y Democracia), tendríamos un liderazgo apropiado, cuestión que en Oaxaca no observamos por lado alguno; la existencia de una burocracia bien capacitada, que goce de prestigio y tradición, dotada de un fuerte sentido del deber y de un no menos fuerte espíritu de cuerpo, cuestión que está lejos de alcanzarse en estos momentos en nuestro Estado, así la nueva burocracia aliancista está demostrando incapacidad, no goza de ningún prestigio, no tiene un fuerte sentido del deber pues está dejando sólo al gobernador al frente de los problemas y lo que menos tiene es un espíritu de cuerpo, pues cada quien jala por su lado de acuerdo a sus intereses particulares; debe haber asimismo, siguiendo a Schumpeter, un buen grado de tolerancia para las diferencias de opinión; todos los intereses que importan deben ser prácticamente unánimes no sólo en su adhesión al Estado si no también a los principios estructurales de la sociedad existente.
Estamos de acuerdo pues, que toda democracia triunfante deberá de contar con una profesionalización y un componente ético en la nueva administración, sin embargo, para el caso de Oaxaca, en lugar de arribar a esta nueva administración pública hemos arribado a un régimen patrimonialista, el cual tiene las siguientes características, que son diferentes a la burocracia del régimen democrático.
En primer lugar, en el régimen patrimonialista se carece de una separación entre la esfera oficial y la esfera privada, así esta falta de separación entre los recursos públicos y la propiedad privada significa que en el patrimonialismo la oficina es vista como un beneficio, como un asunto puramente personal del gobernante y el poder político puede explotarse mediante cuotas y contribuciones.
Siguiendo a Max Weber en su libro Economía y Sociedad, la proliferación concomitante de favores, promesas y privilegios personales, son elementos comunes del patrimonialismo, sin olvidar el establecimiento del clientelismo y hasta episodios muy descarados de corrupción.
Asimismo, nos sigue diciendo Weber, dado que en una administración patrimonial las autoridades políticas emplean los nombramientos de los cargos de menor rango como forma de patronazgo, estos hechos en Oaxaca son de orden público, los oficiales a cargo de los servicios públicos por lo general no cuentan con la especialización laboral ni capacitación técnica, que caracteriza a la administración burocrática, en vista de que la mayor parte de los recursos del Estado se destinan a intercambios particularistas entre los actores poderosos de la sociedad, la administración patrimonial es antagónica a la provisión justa de los servicios públicos, de aquí que, durante seis largos meses los ciudadanos oaxaqueños han estado esperando inútilmente la acción administrativa del gobierno de la alternancia.
El pueblo que es más sabio que los teóricos le ha llamado a este sistema de cuotas y cuates. Un primer reto del gobernador Gabino Cué, mediante un golpe de timón, es acabar con este régimen patrimonialista a partir de un proceso de profesionalización de la administración pública para que los servidores públicos estén ya al servicio de la democratización, si esto no se hiciera así, habrá patrimonialismo para rato y los oaxaqueños pagaremos las consecuencias.
En el contexto de esta explicación teórica se puede entender sobre las relaciones que pudiesen existir entre el nuevo régimen y el movimiento de los maestro oaxaqueños, así se puede apreciar que la gran parte de la crítica hacia los profesores se enfoca a la necesidad de que los maestros cambiaran sus estrategias y tácticas en su lucha por mejorar el sistema educativo de Oaxaca y la satisfacción de las demandas económicas, propias de los maestros.
Se exige pues, a los profesores que cambien pues ante ellos supuestamente habría un gobierno democrático o por lo menos de transición, sin embargo, queda claro que el que no ha cambiado fue el gobierno, si no que por el contrario aumentó su carácter autoritario. Los patrimonialistas han dejado solo al gobernador en las negociaciones, nadie quiere perder las prebendas adquiridas, por ello, la sección 22 del sindicato de maestros, también quiere formar parte de este régimen patrimonialista y tener bien definido sus ámbitos de poder en el Estado oaxaqueño.
Será obligación del gobernador otorgarles estos espacios al sindicato so pena de entrar a un proceso conflictivo que dañará al régimen y al conjunto de la sociedad oaxaqueña. Los patrimonialistas sienten tanto su propiedad que no estaban dispuestos a compartirlo con los maestros, de aquí que la oferta en las negociaciones que le llamaron históricas fue mucho menos que la otorgada en el régimen anterior en el año 2010, información ésta proporcionada por los propios maestros.
En términos concretos, los reclamos de las organizaciones sociales, sindicatos y partidos se dan dentro de este régimen patrimonialista, pues todos ellos quieren el reparto del botín; que es escaso, de aquí la lucha encarnizada en este nuevo régimen, en el cual los muertos son la expresión más dolorosa del mismo.