Un siglo por la paz
Oaxaca, Oax. 25 de febrero 2011 (Quadratín).-Eran las 20:52 horas del 12 de febrero de 2011. En esos momentos sonó la última nota de los bailes de la categoría semi- profesional; los bailarines, tomados de la mano, las levantaron y lentamente las bajaron, era la despedida.
A esas horas terminaban las competencias culturales que durante ocho días se habían estado efectuando, en dos foros, en la población de Tecomatlán Puebla. Todos sabíamos que sólo hasta dentro de dos años podremos volver a estar en un evento similar.
Una efervescencia de sentimientos, llenaba el corazón de los más de mil asistentes a las decimo sexta Espartaqueada Nacional Cultural de Antorcha Campesina: tristeza, orgullo, satisfacción, felicidad, esperanzas, y una gran embriaguez de tanta belleza creada por el hombre. ¿Qué más, o cuánto más, debíamos o debemos esperar que la vida nos dé? No sabíamos, ni sabemos. Quisiéramos estar presente en la Décimo Séptima espartaqueada cultural nacional para volver a sentir lo mismo. No sabemos si lo podremos volver a hacer.
Pero, por lo pronto, quienes presenciamos las competencias de música, poesía, oratoria, danza y baile, así como el teatro que vimos (con la obra Fuente Ovejuna de Lope de Vega) el día de la inauguración, nos sentimos llenos de una gran fuerza y una gran determinación para seguir adelante en el proyecto cultural diseñado por Antorcha y que poco a poco vamos llevando a cabo.
La energía de los niños y jóvenes; la destreza, habilidad, capacidad y gracia de todos los participantes; el espíritu de sacrificio para ensayar y posteriormente ejecutar todo lo aprendido, nos resultaba impresionante. La variedad de trajes, la belleza de los mismos, la infinitud de notas y acordes de la música utilizada son indicadores de la inmensa riqueza cultural de México y del mundo.
La gran diversidad fisonómica, de participantes provenientes de Yucatán, Veracruz, Sinaloa, Puebla, Oaxaca, Tamaulipas, etc., también nos mostró la sorprendente diversidad de caracteres físicos de los mexicanos. En fin, un verdadero derroche de capacidades físicas e intelectuales, una inmensa riqueza teórica de todo lo que se presentó, una infinita variedad de color, alegría, belleza y entusiasmo. Todo eso y más fueron las competencias culturales de Antorcha en los días ya mencionados anteriormente en Tecomatlán.
Experiencias de éste tipo, no se viven a todos horas ni en cualquier lugar de México, sólo los antorchistas que tenemos una fe profunda en el pueblo mexicano y que nos hemos fundido con él para tratar de sacarlo adelante, de su mentalidad apocada y cobarde, estamos intentando y haciéndolo y tenemos éxito, mucho éxito.
Todos nuestros artistas se sintieron motivados a participar en el combate cultural.
Quienes ganaron están felices y satisfechos y quienes no tuvieron ningún premio, están ansiosos por ensayar y prepararse para que dentro de dos años puedan volver a competir para ganar. Todos teníamos y tenemos ese anhelo. En ese sentido cumplimos con un planteamiento esbozado por el Ing. Aquiles Córdoba Morán, secretario General de nuestro movimiento los mexicanos necesitamos una mentalidad ganadora que sea capaz de enfrentar cualquier reto y vencerlo.