Llora, el país amado…
CIUDAD DE MÉXICO, 31 de julio de 2019.- Las ramificaciones de la balacera en la Plaza Artz, luego del error garrafal de interpretación del incidente por la Procuraduría de Justicia de Ciudad de México, revelaron graves fallas en las políticas de inteligencia, seguridad nacional y seguridad interior del Estado.
La resquebrajadura se debe al Centro Nacional de Inteligencia en proceso de construcción y con limitados objetivos de análisis, pero sería como secuela de la carencia de pensamiento estratégico en los funcionarios del área política del régimen: la Federal de Seguridad, la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia.
La balacera en Artz reveló operaciones de mafias extranjeras del crimen organizado que en algún momento estuvieron en el radar, pero a las que nadie les dio seguimiento. La capacidad de involucramiento en la sociedad mexicana permitió que mafiosos se reunieran en un lugar público de clase alta y que una sicaria improvisada irrumpiera la violencia con el efecto inevitable de atraer líneas de investigación hacia el grupo agresor y los grupos agredidos.
A nivel público fue el primer caso de balaceras criminales sin preocupaciones por los efectos policiacos y sociales. Algunos datos señalan que hubo otros posibles escenarios para el atentado, pero se envío un mensaje en un atentado público en una de las principales plazas de alto nivel adquisitivo en Ciudad de México.
La reacción de la Procuraduría capitalina enfatizando un incidente pasional fue la corroboración de que a nivel de seguridad pública no tenían ninguna idea de lo que había ocurrido, a pesar de tres detalles en lo inmediato: la forma en que se realizó el asesinato muy al estilo de El Padrino en el restaurante con Michael Corleone, el uso de una peluca de la cual se deshizo en lo inmediato por la sicaria y la forma en que soltó la pistola para poder huir.
Y el dato más preocupante a nivel de analistas de seguridad fue la posibilidad de que alguna de las ramas del Cártel Jalisco Nueva Generación se haya visto involucrada en un incidente que llevaría el sello de la lucha por plazas. El CJNG ha entrado con fuerza en Ciudad de México y ninguna de las autoridades locales de seguridad tiene capacidad para recopilación y análisis de inteligencia.
El caso de Plaza Artz encontró un Centro Nacional de Inteligencia sin funciones definidas: a veces se dice que es para información criminal, en otras ocasiones se afirma que tiene tareas de inteligencia y seguridad nacional y a veces se supone que está dedicado sólo a seguridad pública. En cualquiera de estos casos, el mensaje de Artz comenzó a preocupar: México no tiene un servicio eficiente de inteligencia.
En su programa nacional de seguridad pública, el nuevo gobierno anunció algo que hasta ahora no se ha avanzado ni un milímetro: la conformación de un Sistema Nacional de Inteligencia, que, se supone, sería la suma de las oficinas de recopilación de información de inteligencia de los servicios estatales de seguridad. Pero ningún gobierno estatal tiene un sistema de inteligencia y las oficinas federales del CISEN tenía poca vinculación con los expedientes locales.
El nuevo gobierno cortó de tajo con las funciones del CISEN y el gobierno y sus oficinas de seguridad se quedaron sin información estatal y municipal, a pesar de que el 95% de los delitos son de fuero común y atención local. La Guardia Nacional tiene oficinas de investigaciones, pero hasta donde se tienen datos tampoco se ha preocupado por áreas de inteligencia nacional y, ahora se sabe, internacional.
El problema se localiza en la falta de personal capacitado para definir las doctrinas de seguridad nacional y de seguridad interior. El CISEN fue instrumento de poder y espionaje particular de los funcionarios en turno. El único que le dio cierto sentido profesional al organismo fue Eduardo Medina Mora, director del 2000 al 2005, pero los posteriores directores lo convirtieron en una oficina al servicio del secretario de Gobernación en turno. Los archivos abiertos han mostrado la carencia de un servicio de inteligencia del Estado.
El problema radica en la falta de continuidad profesional. En 2009 fue creada la Escuela Nacional de Inteligencia para la Seguridad Nacional para capacitar a sus cuadros, pero su funcionamiento ha carecido de funcionalidad y sus cursos son meramente técnicos, sus agentes sólo recopilan información y por austeridad el nuevo CNI ha cerrado sus oficinas en el extranjero.
Lo que no se ha entendido –y fue el mensaje de Artz– es que la inteligencia y su hermano bastardo el espionaje son instrumentos de gobierno del Estado.
Avances. La ley garrote de Tabasco y la operación reelección en Baja California configuran el modelo DF que implemento el PRD en el periodo 1997-2006 para controlar bases sociales que le han garantizado votos de victoria en elecciones locales, independientemente de que hundieron a la capital de la república en la ineficiencia, la corrupción y la precarización de la ciudad.
Política para dummies: La política es el arte de prever lo que viene y tener posibilidades de influir.
@carlosramirezh