Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax. 6 de enero de 2020.- El año que inicia porta retos en diversos ámbitos. Veamos algunos.
En el ámbito global, es obvia la inestabilidad persistente entre naciones poderosas como Estados Unidos, China y Rusia, y en regiones estratégicas, señaladamente: el Medio Oriente (Irán), así como la bisagra norteamericana y latinoamericana, es decir, México y otros países del subcontinente.
La lucha por la hegemonía hacia 2030 entre el Este y el Oeste (China y EU), el cambio climático y la tensión entre neoliberalismo agónico y nuevo capitalismo moral –con todas sus implicaciones en derechos humanos, igualdad y justicia– influyen en la agenda.
En América, la elección en Bolivia en mayo será relevante en el equilibrio subregional y continental entre socialistas y liberales
En Estados Unidos ocurrirá otro tanto en noviembre en la competencia entre demócratas y republicanos, luego de que tenga lugar el juicio político –al parecer sin éxito– en contra del presidente Trump, quien muy posiblemente será reelecto.
En México, nos adentramos en un año importante en el que sus principales instituciones y actores afrontan desafíos enormes.
El presidente de la República, en un sistema de gobierno presidencial semi capturado y que perdió capacidad de conducción, continuará tratando de posicionar a la institución frente a sectores formales e informales poderosos, y para ello usará de todos los instrumentos a su alcance.
Le siguen esperando, cada vez con más urgencia, ciudadanos esperanzados en que la inseguridad y la violencia criminal se reduzca y que la economía repunte, produzca y distribuya sus beneficios, sobre todo a los más vulnerables, sin vulnerar a las clases medias.
Deberá coordinar mejor a su gabinete, priorizar y controlar variables clave en cada sector de las políticas públicas y tratar de que sus resultados e impactos sean más efectivos y sostenibles para la mayoría.
El poder legislativo contempla una agenda ambiciosa y poco tiempo para concretarlas antes de que inicie el proceso electoral más grande de la historia reciente del país, en septiembre próximo.
Además de su propia reforma orgánica para incentivar su funcionalidad, tres de ellas, las reformas electoral, judicial y fiscal le representan retos significativos. En cada una se juegan altas dosis de poder entre actores e instituciones que miran no sólo hacia las elecciones 2021 sino al 2024 y más allá.
El Poder Judicial de la Federación también abordará temas sensibles, además de su explícita política administrativa de austeridad y anticorrupción, progénero y cercanía con la gente.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación registra en su agenda la ley Bonilla, salarios máximos y otros tópicos
El Tribunal Electoral juzgará los conflictos que emerjan de las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo, así como de los procesos internos de varios partidos que renovarán dirigencias, otros que tratan de obtener registro, o bien de los que intenten denominarse con o sin partido hacia las elecciones constitucionales de 2021.
Los partidos y aspirantes a alcanzar registro no la tendran fácil.
Destacan la renovación de las dirigencias de Morena y del PRD, que comparten la fragmentación interna y, con otros partidos o aspirantes, el increíble pero cierto desafío de la certeza en su membresía.
El caso de Morena es en particular delicado por tratarse del mecanismo de apoyo del presidente López Obrador y su pretendido proyecto transexenal, que deberá sortear antes del iceberg del 2021.
El PAN y el PRI, mientras tanto, tendrán que lidiar con el peso de sus propios legados y buscar opciones para recuperar influencia entre los votantes. Sus gobernadores y fieles pueden ser determinantes si muestran residencia y unidad.
Los órganos autónomos encaran sus propias cuitas.
El INAI y el INE la renovación parcial de sus integrantes antes de abril y el primero de ellos el cambio en su presidencia en mayo.
En las entidades federativas, 15 de las cuales renovarán gobernador, 29 congresos locales y alrededor de 2 mil municipios en 2021, la lucha por el presupuesto, su aplicación y por mantenerse o acceder al poder agudizará la competencia y los conflictos en varias direcciones.
Los ciudadanos y la población tenemos que actuar y pensar en consecuencia. Prepararnos para incidir en nuestros ámbitos de acción inmediatos, ejercer derechos y cumplir deberes con prudencia y voluntad decisivas.
En Oaxaca, reajustar políticas de gobierno para no descansar solo en el pivote turístico y las remesas parece aconsejable.
No está claro que los grandes proyectos de infraestructura avanzan. Fortalecer el Estado de Derecho democrático local y la legitimidad de instituciones sería útil.
El mundo en transformación no se detendrá. La mayoría joven y crítica tampoco. Para todos, el tiempo de las urnas se aproxima.