Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de julio de 2021.- La frase que da título a este texto es del Dr. Octavio Caro, me la dijo hace unos días al preguntarme si ya me había vacunado, y mi respuesta fue sí. Lo hice pasado mi tiempo, en un municipio diferente a donde vivo, pero la experiencia fue por demás agradable.
Refiere un comunicado que una escuela primaria de nombre “Niños héroes” en la localidad de La Labor, municipio de Santa María del Oro, poca afluencia pero no poco interés, digamos que era dentro de lo que tenían planeado; la encargada me atendió, me entendió y me dijo, venga mañana, hoy no puedo aplicarla porque si llegan todos los programados dejaremos a alguien sin vacuna, pero mañana ya es seguro que si no llegó alguno, lo vacunamos.
Y así sucedió, con mi registro, tomé mi turno, me senté a escuchar la amable explicación de la doctora quien nos dijo cuál vacuna nos aplicarían, que el brazo podíamos elegirlo nosotros, que terminada la vacuna esperaríamos veinte minutos para evitar reacciones, que no bebiéramos alcohol al menos tres días, que no estuviéramos expuestos tanto al sol.
Contrario a lo que vemos en redes sociales, al menos en la poco más de una hora que estuve en ese punto nadie sacó su celular para tomarse la foto, la gente tenía si no entusiasmo por la vacuna sí un anhelo de que esto terminara, compartimos el silencio y a la vez sabíamos que compartíamos una parte de la historia.
Compartimos el cansancio de los meses que hemos pasado y de los que faltan con esta enfermedad, compartimos los miedos y la alegría, compartimos un momento en comunidad, guardando la sana distancia, sabiendo que al de al lado, el vecino, la vecina, ahora también está vacunado o vacunada.
Nos felicitamos sin palabras, lo que sí dijimos casi todos fue un “gracias” al personal que nos atendió, incluyendo a los elementos de la Guardia Nacional que custodian el orden, pero también son fieles testigos de la esperanza sin tintes políticos, ese sentimiento de tranquilidad que se respira por unos minutos.
Claro que previo viene la incertidumbre, ¿dolerá?, ¿tendrá efectos secundarios?, ¿qué marca es más efectiva? En un contexto donde sobran expertos en todo, alguien recuerda que cuando nos vacunaron de niños contra tantas posibles enfermedades, nadie se hacía esas preguntas. Digamos pues que son interrogantes posmodernas, que tienen que construir una respuesta a partir de la posverdad, pues sin tanta evidencia, siendo un fenómeno en desarrollo, algunos están más preocupados por descalificar.
La vacuna es como si trajeras el cubrebocas, dijo el galeno y le creo. Por eso hay que seguir cuidándonos, la tercera ola parece no tener contención, y ya se habla de la cuarta ola para el invierno. A la par que las autoridades de todos los niveles entre que cambian el semáforo por otros mecanismos de atención, anuncian medidas restrictivas que a pocos convencen ya, y es que pese a todo las cifras siguen en un crecimiento desproporcionado.
Tal vez sea necesario repetir que la vacuna no basta, que el comportamiento de la sociedad sin duda ayuda a mitigar este y otros males.
@rvargaspasaye
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